Cuando uno es niño y sueña con ser ninja se imagina cosas vencer grandes enemigos, viajar por el mundo, ser codiciado para las chicas, ser un héroe para todos entre otras cosas impresionantes ¡Pero nunca le dicen a uno que será niñera! Eso no viene...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Créditos del hermoso fanart a quien corresponda ... Naruto y Sakura se han conocido ¡Anticipo una grandiosa amistad!...
🌸🌸🌸
Había pasado algo de tiempo desde la última vez que vi a los hermanos Uchiha. El hokage me había asignado algunas misiones ANBU sencillas y siempre que rendía el informe me pedía quedarme un momento más, nunca me decía nada, solo me observaba y suspiraba.
En una ocasión me dio una palmada en el hombro.
En esa ocasión me sentí extraño.
Caminaba por las calles de Konoha, aún no amanecía y el mundo le daba los buenos días con una lluvia de esas que lastiman un poco la piel con sus gotas. No habían rayos ni truenos, solo la constante lluvia.
Ya no me preocupaba mojarme, de hecho había aprendido a disfrutar la lluvia. Por alguna razón me hacía sentir vivo.
Caminé un poco bajo la lluvia y me senté en unas escalinatas de la plaza para observar el lento amanecer.
Algunos rayos se asomaban sobre la cumbre de los hokages y se combinaban con las gotas creando una pintoresca mancha entre la oscuridad y las estrellas parpadeantes a punto de desaparecer. Y Me gustaba.
—Si sigues mojándote enfermarás.
Un paraguas me cubrió de la lluvia.
—Vas a pescar un resfriado.
Un par de botas rojas se pararon frente a mí. Levanté la vista solo para comprobar lo que mis oídos habían identificado.
—No deberías estar aquí a estas horas.
—Tu tampoco. — me reprendió como quien regaña a un niño. Irónico.
Una risa escapó de mí sin ni siquiera notarlo. Le sonreí.
—Hace mucho que no te veo, Sakura chan.
...
—¿Por qué has salido de casa? — le pregunté.
—Hoy es el día, onii san.
Voltee a verla, la cargaba en uno de mis brazos mientras que con el otro llevaba el paraguas.
—¿Y solo por eso has salido?
—Prensé que lo olvidarías, así que salí a buscarte. — me contestó apenada.
—Está lloviendo, puedes enfermarte.
—Claro que no. —negó convencida — tengo mis botas, mi impermeable y mi paraguas.
Solo suspiré. Realmente la extrañaba.
Salté hasta la ventana de su cuarto y me escabullí por ella con cuidado.
