El mismo bar de todos los días, de todas las noches y miro a las personas a mi alrededor mientras enciendo un cigarrillo barato. El humo flota en la esquina de la mesa, donde yo me encuentro. No es común encontrar un bar donde fumar pero este en especifico, lo encontré en mis caminatas nocturnas por la calle de Ortega y Gasset. Entre sin pensarlo, buscando a una mujer con la que acostarme. La soledad es cruel verdugo aunque parezca inofensiva.
Afuera la lluvia se ha vuelto intensa, personas buscan un refugio donde puedan olvidar a un amor, un problema o simplemente un copa donde sumergirse y este bar ofrece lo que ellos necesitan. Los altavoces dan a paso una canción:
"Si al hacerlo me desgarras
No quiero soñar mil veces las mismas cosas
Ni contemplarlas sabiamente
Quiero que me ..."
-Trates suavemente- Dijo la chica a mi lado.
El verde de sus ojos me absorbió, como si de pronto me encontrara en algún jardín gigante. La piel blanca, una cabellera que desprendía rubíes y una sonrisa tan picaresca que vuelve loco a cualquiera era la vista que mis ojos apreciaban.
-¿Quieres un trago?- dijo ella.
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