Capitulo 3 ( La cena )

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Narra Zedd: Vaya día de mierda que estaba teniendo, mis amigos estaban en el instituto y me tocaba andar como alma en pena por la ciudad, lo peor es que nada se ve igual que hace 8 años, no sé que estoy pagando para que se me mueva de aquí para allá cuál pieza de ajedrez.

Luego de pensarlo un rato decido salir en mi auto a dar una vuelta, voy al centro, a unas cuantas tiendas, compro una pelota de básquet para entretenerme y otras cosas que necesitaré al ir a clases, luego de tomarme algo en una cafetería decido volver a casa, debo admitir que todo es aburrido, calles aburridas, personas comunes, mi madre trabajando al igual que mi padre se la pasaba, hace mucho que no se lo que es una familia, apenas conozco a mi hermano de 5 años. Más adelante hay un semáforo pero al ver que ya toca cambiar no aminoré la marcha, a penas logro frenar cuando una chica se me atraviesa, si no el daño hubiera sido peor.

Joder!!!, Me apresuré a ayudarla levantando sus lentes y ayudando a colocarselos

- Carajo- dijo mientras el dolor teñía sus palabras, miré sus manos algo raspadas y me preocupé por alguna otra lesión que tuviera.
- Estas bien?- pregunté preocupado, alzó su mirada confusa hacia mi dejándome petrificado.
-Si, no es nada- dijo mientras se levantaba.
- Tu- logré articular, no era una pregunta aunque mi tono era confuso, más bien era una afirmación, aquella nariz pequeña llena de pecas, esos ojos chocolate y esos labios, era sin duda ella, pero era mil veces más hermosa de lo que recordaba.

Seguía perdido en su rostro cuado noté que observaba su reloj.

- Es tardísimo, no voy a llegar-  dijo antes de salir corriendo, no logré decirle nada, no puede pedirle que esperara, quería preguntar su nombre aunque ya sabía la respuesta, pero me resigné a no poder hablar con ella por ahora, volví a casa más desanimado de lo que había salido antes.

                             💫💫💫

Me había pasado la tarde entera pensando en lo ocurrido, caminando de mi habitación a la sala, incluso estaba pensando que si seguía así haría un hoyo en el piso, llegadas las 5 de la tarde decidí volver a encerrarme en mi cueva, tal vez tocar la guitarra un rato o escribir alguna canción, quizás plasmar lo frustrante que encontraba la situación actual. Me acerqué a la ventana a darle un alivio a mis pulmones respirando algo de aire natural o pronto terminaría asfixiando me, la ventana continúa se encontraba abierta, cuantas veces jugué en esa habitación con Alex, no podría contarlas aunque quisiera, pero tenía entendido que se habían mudado un año después de que me fuera a Inglaterra, decidí no darle cabida a mis pensamientos pero tan simple como lo había decidido me había dado cuenta de que no iba a ser posible pues ví algo que me había dejado perplejo.

Salía del baño vestida únicamente con su ropa interior mientras secaba su cabello con una toalla, no pude evitar repasar su piel que parecía seda, aquellas caderas anchas y cintura pequeña, senos redondos apenas cubiertos por su sostén negro, sin duda estaba teniendo alucinaciones o en verdad era ella, mi Alex, no podía razonar bien ya que la sangre había abandonado mi cabeza y no se dirigía a un lugar decente que digamos, sin embargo no pude apartar la vista, por morbo o por el estado de perplejidad en el que me encontraba no pude apartar la vista hasta que cubrió su cuerpo con ropas anchas que ocultaban su figura.

Luego de que se estabilizaran mis sentidos miles de preguntas se aglomeraban en mi cabeza, ¿Qué no se había mudado?, ¿Por qué no había sabido nada de ella?, Y la más importante de todas, ¿Por qué ha salido corriendo?, Seguro no me ha reconocido, es la única explicación razonable o tal vez lo había hecho a propósito, eso explicaría tantas cosas .

Mi cabeza estaba vuelta nudos, llena preguntas sin respuestas, tenía tanto por lo que preguntar, preguntas a las que no sabía si tendría alguna respuesta jamás.

                     🔅🔅🔅
Anocheció bastante rápido para que llegase el momento de la cena, debo confesar que no me emocionaba para nada conocer a mis nuevos vecinos hasta que noté que ciertamente no eran nuevos vecinos, esta cena significa que la voy a ver cara a cara otra vez, no se por que mi madre no me había dicho que era mi mejor amiga de la infancia, eso cambia todo. Suena el timbre sacandome de mi ensoñación, rápidamente mi padre o más bien padrastro Tomas y yo abrimos la puerta para ver ahí a Elena la madre de Aledssa y ella, no tenía palabras para describirla, estoy enamorado de ella desde el jardín de niños y ese beso fue lo ultimo que hice cuando la vi por ultima vez. A pesar de no tener contacto con ella por mucho tiempo mis sentimientos seguían ahí, esa sensación de alegría plena que sentía al verla se esfumó al recibir la mirada más helada que alguien me hubiera podido dar, mi sonrisa se borró al instante, si quedaba algún sentimiento de ella hacia mi sin duda alguna no era aprecio.

Narra Aledssa: Sin duda me iba a volver loca, luego de tratar de razonar con mi madre toda la tarde su respuesta seguía siendo la misma, así que resignada a lo que me esperaba comencé a buscar que ponerme, luego de darle vueltas al asunto me decidí por vestirme justo como me sentía y eso era muy claro, sentía que iba a un funeral, elegí un jean negro con una camiseta negra, luego de mirarme al espejo decidí ponerme una chaqueta de negra y botines a juego.

Llegamos a la casa del engreído y abrieron la puerta casi al instante de tocar.

- Hola- dijo Tomas el padrastro de Zedd con una sonrisa mientas yo deseaba que la tierra se abriera, me tragara y me vomitar en Júpiter.
Mi madre le dio un beso a Tomas en la mejilla y otro a Zedd. Salude a Tomas con un beso en la mejilla mientras que me hacía la tonta acomodando me los lentes para no verle la cara el otro individuo.

- Aledssa saluda a Zedd- me dijo mi madre al oído, a regañadientes y esforzándome una vida respondí al fin.
- Hola- dije a secas, evitando mirarle.
- Pasen - dijo Tomas rompiendo el incómodo silencio.

Pasamos a la sala donde se encontraba Sara la madre de en bobo y su pequeño hermano Diego. Saludamos cortésmente y nos sentamos en el sofá.

- Mira esto Alex - dijo Diego mostrándome su nuevo libro. Cuando mencioné que había perdido contacto con la familia era cierto pero no pude evitar responder cuando está dulzura me habló por primera vez.
- Es genial- dije regalando le una pequeña sonrisa mientas alborotaba su cabello, me sonrió y pidió que lo cargara.

Por lo menos la cena no sería una tortura. Luego de las pláticas pasamos al comedor donde quedé en medio de los dos hermanos, charlaba con Diego y lo ayudaba con sus tenedores evitando mirar al susodicho a mi derecha.

                        🔅🔅🔅
Al terminar la cena mi madre y los padres de Zedd se sentaron a tomar vino así que salí a tomar aire y el bobo me siguió.

- Hola - dijo Zedd, su voz resonó en mis oídos así que di la vuelta después de sopesar mis opciones.
- ¿Qué quieres?- traté de ser lo más cortante posible para que entendiera y se largara, sin embargo al parecer no entendió o decidió pasar de mi tono cortante.
- Hablar contigo. - dijo como si fuera lo más normal del mundo, ¿ Qué perdió la memoria o simplemente es menso?
- De qué o qué? - dije con fastidio.
- De lo de esta mañana.- no tenía ni la menor idea de lo que me decía, ¿Yo cuando ví a este?, Intenté recordarlo mas no podía.
- ¿Qué? - dije a fin de cuentas.
- Lamento lo del accidente- dijo evitando mi mirada.
-Vaya, solo me faltaba que el idiota que me atropelló fueras tu- me estaba enojando más o tal vez solo buscaba una razón más para echarle la bronca.
- Tu te metiste en el camino Aledssa.- respondió casi al instante mirándome.
- Lo que me faltaba, me atropellas y me echas la culpa.- casi le grité.
- Sabes que ni siquiera se por que vine a tratar de hablar contigo si se nota que no te agrado- dijo evitando mi mirada.
- Creo que es razonable el por qué te odio tanto- resoplé.
- Pues ilumina me- respiro hondo antes de contestar.
- Creo que si no sabes la respuesta no tiene sentido que mantengamos una conversación, a veces somos luz en la vida de las personas y otras veces apagamos la luz de esas personas, sin duda tu empañas la luz en la mía, tal vez deberías haberte quedado en Inglaterra- fue lo último que dije antes de ir a mi casa, mi madre sin duda me colgaría por irme sin despedirme pero ya no quería estar ahí.

Por alguna extraña razón sentía una opresión en mi pecho que no dejé de sentir hasta quedarme dormida.

Te Enamoraré Aunque Me Cueste [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora