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   Estaba nervioso, me avisaron que los invitados habían empezado a llegar a la iglesia y yo seguía en el lugar donde luego de la ceremonia, se realizaría la fiesta. Cuando salí, quedé deslumbrado con la belleza del lugar.

    JinHwan había hecho un extraordinario trabajo, mi piel se erizó con tan solo oír su voz.
— Necesito más iluminación para la pista de baile ¿qué pasó? ¿Por qué no está como lo pedí? —. Ordenaba.

    Seguí aquella voz y me topé con una cortina cristalina, literalmente, tenía cristales cayendo en cascada, la hice a un lado y lo vi. Más hermoso de lo que recordaba.
— Hola —. Saludé y él dejó de darme la espalda.

    Sentí como si se hubiera girado en cámara lenta, y el tiempo se detuvo alrededor de nosotros, observándonos a metros de distancia.
   Se acercó a mí acelerando mi pulso y tomó mi corbata.
— Está mal —. Susurró y la deshizo para luego volverla a anudar.

   Se sentía como un Déjà vu, me fijé en cada detalle de su rostro y entonces nos miré por el enorme espejo frente a mí. Así que de esa cara hablaban, cuando terminó me miró de pies a cabeza.
— Deberías estar en la iglesia, le agregué muchas cosas de tu gusto, tu madre me lo dijo, después de todo, también es tu día especial. Estoy seguro de que te encantará.

   Había algo extraño en su tono de voz y en sus palabras.
— ¿Pasa algo?
— ¿Ella no te lo dijo? —. Me miró y hubo una explosión en mi interior, agradable. Había deseado tanto volver a ver esa mirada.
— Mmm... Creo que no sé de lo que estás hablando.

   Suspiró pesadamente.
— Ella me dijo ayer... Que siempre lo supo... Sobre ese día en el estacionamiento, un conocido suyo nos vio.
— ¿Q-qué?
— Salió a fumar y pues... este será mi último trabajo. Voy a tomarme unas vacaciones, extraño mi hogar. Además, mi vuelo sale hoy, no pongas esa cara, dejaré todo esto impecable.
— ¿No estarás en la ceremonia?
—...
— Tienes que estar.
— Tal vez pase a echarle una mirada, mi trabajo está hecho.

    Intenté tragar el nudo que se me formaba en la garganta, ¿eso era todo? ¿Era esa nuestra despedida?
— ¿¡Así está bien!? —. Preguntó el de las luces, entonces los cristales se reflejaron en toda la pista y sobre nosotros, haciéndonos brillar tenuemente.
— ¡Última prueba de sonido! —. Gritó un sujeto y sonó un vals.

   No dudé en colocar mis manos en su cintura.
— ¿Qué crees que estás haciendo? —. Preguntó casi sin aire, con ambas manos en mi pecho, mi corazón latía como loco mientras lo tenía así.
— Probando mis pasos de baile.

   Y antes de esperar que dijera nada más, tomé su mano y me aferré mejor a su cintura.

   Fue un momento breve, en el que  nos mirábamos y girábamos en la pista de baile. Cuando la música se apagó nos soltamos y continuamos viéndonos de esa manera.

   Puse una mano en su mejilla, él posó su mano sobre la mía y la sostuvo así, cerrando los ojos por un momento. Tragó saliva y entonces habló.
— Ya debes irte.

    Entonces apartó mi mano de su rostro y luego me soltó, se sentía como si él me estuviera liberando, dejando libre.
— Has hecho un trabajo maravilloso.
— Gracias.
— ¿Nos vemos?—. Se encogió de hombos.
— Tal vez.
 
    Esa no era la respuesta que quería oír, pero me fui.

    La novia me hizo esperar treinta minutos, lo típico en las bodas, la música retumbó y ella con un vestido precioso caminaba lentamente hacia mí. Los invitados se pararon, ella relucía, no, el lugar relucía. Y al fondo, justo en la puerta estaba él, observándome con una sonrisa indescriptible.

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