Bajé las escaleras pisando fuerte cada uno de los escalones. Estaba totalmente decidida a afrontar mi situación de la manera que había determinado como la mejor vía posible. Sabía que mi actitud era inmadura y cobarde, pero estaba decidida a seguir adelante y ser consecuente con la decisión que había tomado.
Me paré frente a la meseta de la cocina donde mis padres tomaban el café de la mañana.
–Mamá, papá, quiero tener tutoría en casa.
Mis padres se miraron sorprendidos. Pasaron varios minutos antes de que alguno se decidiera a hablar. Mamá fue la valiente que se atrevió a dar el primer paso.–Cariño ¿ Qué ocurrió para que nos pidas ser educada en casa? ¿Te siguen molestando en clase por tu sobrepeso?
–No es eso, mamá –.mentí– Es que quiero tener tiempo libre para practicar mis habilidades con el piano.
– No necesitas salirte del colegio para seguir tocando– papá por fin comenzaba a ser partícipe de la conversación– eres casi una erudita.
–Lo que pasa es que necesito ser aún mejor porque...– aclare mi garganta– he decidido se concertista.Mamá comenzó a saltar mientras daba palmaditas torpes, corrió hacia papá rodeando la meseta y saltó a sus brazos presa de una enorme felicidad. Papá la rodeo con sus brazos mientras sonreía.
– Carmen, cariño, Dios ha escuchado nuestras plegarias, la niña por fin va a ser pianista.
No tenía la más mínima intención de dedicar mi vida a la música, pero fue la excusa más creíble que había ingeniado. Un día le diría a mis padres mis razones para romper las ilusiones que acababa de obsequiarles.
Mamá, papá... Espero que un día puedan perdonarme.
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Tu Silencio
RomanceLa bella melodía viajó por el aire hasta los oídos de Harem para despertar la curiosidad en él. ¿Quién estaría arrancando tan profundas notas a un piano? ¿Quién estaría regalándole, una vez más, la dicha de escuchar música? Portada realizada por @H...