Escena #4

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Un pitido muy fuerte seguido de la dulce voz de mamá fue lo primero que escuché después de casi cinco años de vivir en absoluto silencio.
–Harem ¿Escuchas algo? ¿Oyes a mamá?
Los vellos de mis brazos se levantaron al escuchar el familiar tono de voz, una fuerte opresión apareció en mi pecho y mis ojos se inundaron de lágrimas. Mi voz sonó temblorosa y emocionada.

–Mamá, puedo oírte.

Tu SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora