Escena #15

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Abrí el estuche y saqué el chelo. Hacía ya unos tres meses que había comenzado a aprender y me iba mejor de lo que esperaba.

Coloqué el instrumento entre mis piernas listo para ser tocado por mi.

–Bien, estoy listo. Cuando quieras lee el papel que te di en voz alta.

Vi a Clara asentir levemente y aclarar su voz antes de comenzar a leer.

Eres aquella que dio sentido a mi vida, la persona que despertó al monstruo del arte que habitaba en mi interior. Gracias por ser mi mi más hermosa profesora de música.

PD: Por fin ha llegado el día de encontrarme cara a cara con mi chica. Una promesa es una promesa.

Al escuchar estas últimas palabras comencé a tocar, con torpeza, la canción que hacía unos meses Clara había compuesto para mi.

Cuando toqué la última nota lancé sin ningún tipo de cuidado el chelo al suelo y salí disparado al jardín de mi casa.

Llegué justo en el momento en que Clara salía tapándose el rostro con las manos. Me paré frente a ella.
–Destapa tu rostro.
Negó con la cabeza. Agarré con fuerza sus muñecas y tiré hacia abajo. Ante mi apareció una chica de cara redonda, con un cutis completamente dañado y unas gafas enormes.
Sonreí con ternura.
–Ves, no fue tan malo.

–¿ Qué piensas?– sonó asustada.

–Eres linda–su rostro se iluminó– pero podrías estar mejor.

Su expresión se tornó triste.
Metí la mano en uno de mis bolsillos y saqué una pulsera que llevaba colgadas una figurita de un piano y una de un chelo. Tomé su mano y coloqué en ella la pulsera.
Agarré con mis dedos su mentón y le obligué a mirarme.

–Ves, ahora si, ahora estás perfecta.

Tu SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora