Escena #10

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–¡Deja de llorar ya!– fruncí el ceño con molestia.

–No me grites por favor.

Suspire para intentar calmarme a mi mismo.

–Lo siento, Clara, es sólo que no soporto verte así ¿Cómo puedes menospreciarte tanto?

–No lo hago, es la realidad.

–¿Por qué es la realidad?

–Porque todos lo dicen.

–A me importa bien poco lo que digan los demás, para mi eres preciosa– paré de hablar para intentar calmar mis nervios –la más bonita de todas.

–¿Cómo sabes si nunca me has visto?

–No necesito verte para saberlo, yo he visto lo que hay en tu interior y es perfecto– tragué fuerte– abre la cortina, por favor.

–No me pidas algo así, no quiero que me rechaces tu también.

–No voy a hacerlo, solo abre la cortina.

–No quiero.

–Por favor.

Clara rompió a llorar una vez más y mi pecho se sintió pesado, quizás era demasiado temprano para presionarla a aceptarme. Hacía tan solo unas semanas que nos hablábamos y yo solo sabía repetirle una y otra y otra vez lo importante que era para mi tanto ella como su música.
Intenté ser comprensivo y no intentar precipitar más nuestra relación.

–No llores más, mi pequeña Mozart, para mi es suficiente lo que me das ahora: tu amistad y tu música.

Era cierto no necesitaba más que eso para vivir, no necesitaba verla, solo saber que estaría ahí,sentada detrás de su piano, para mi.

Tu SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora