Un grito doloroso que se transformó en un aullido lastimero, resonó en la silenciosa noche de Beacon Hills. El eco continuo hasta volverse en solo un pequeño murmullo que pocos escuchaban, dejando de vuelta el inquietante silencio de los bosques alrededor de la ciudad. A muchos les erizo la piel, a otro los despertó de sus sueños y quizás algunos sintieron una opresión en el pecho, creyendo que se trataba de un animal sufriendo. De un solitario lobo aullándole a la luna pero...no hay lobos en california.
El sudor perlaba su piel a la luz de la luna, su respiración totalmente agitada, su garganta seca y dolida por el esfuerzo de aquella liberación de sufrimiento, que le había acompañó en el sueño hasta que se volvió en una pesadilla que atormentaba su alma y trajo consigo recuerdos dolorosos, quedándose como una presión punzante en su pecho y sus ojos casi aguados.
Derek nuevamente había soñado con el incendio, las llamas que arrasaban con la mansión volvían una y otra vez, siendo su continua tortura, el recuerdo todavía parecía quemar en su piel. El olor a cenizas y más el de la piel quemada era una mezcla horrible que le daban náuseas. Los gritos repitiéndose en su mente, grabados en su cabeza, el sufrimiento en sus voces como cuchillas que le desgarraban internamente, volviendo a romper lo poco que quedaba de su ser.
Pero los recuerdos trajeron nuevos. La desesperación ante la desaparición de sus betas. El frío cuerpo de Erica entre sus brazos. Sus manos temblando ante la revivida sensación de la sangre de Boyd escurriéndose entre sus dedos. La traición de ella, el haberse mostrado débil ante Jennifer y no haber sido más que una herramienta para los sucios propósitos de la bruja. El regreso de Kate, aquella que volvió abrir sus heridas abiertas.
Un jadeo que se convirtió en suspiro escapó de sus labios, sus hombros cayeron ya cansados de esas tortuosas noches, ojeras bajo su mirada en la que sus ojos ya no tenían mas lagrimas que derramar. Los gritos y su aullido se repetían en su oído, o quizás los confundía con el zumbido de su audición afectada ante su ruidoso sufrimiento.
Dejó caer nuevamente su cuerpo en la cama, su cabeza sobre la almohada aunque sabía de antemano que no podría conciliar el sueño, sus ojos solo se cerraban ante el cansancio que le pesaba desde los últimos días. Creyó que podría superarlo, que cicatrizarían las heridas en su alma pero se atormentaba a sí mismo, sus demonios nunca le dejarían solo por lo visto.
Aturdido por la pesadilla, su audición no pudo escuchar las ruedas que derrapaban, las voces que se fueron juntando en murmullos, el sonido del elevador subiendo y de pisadas apuradas en la escaleras, de las esencias que se iban apiñado, cada una bañada de preocupación de temor. No los sintió hasta que la puerta del loft se abrió de golpe y sus sentidos fueron golpeados ante tantas sensaciones.
¡DEREK!
Fue como un susurro en la distancia, hasta que parpadeo varias veces y en la que su mirada se fue enfocando, encontrándose con el rostro preocupado de Stiles, sus ojos mirando la persona a su lado, viendo la mirada asustada de Scott. Balbuceo confuso, sin saber que hacia ahí, hasta que su mente volvió a recordar lo que paso hacía unos ¿segundos?... y sintió las frías lágrimas cayendo en sus mejillas.
Toda la manada había escuchado su aullido y no necesitaron que Scott diera orden alguna, sintieron el dolor tanto como suyo pero ahí estaban, de pie, frente a la cama del moreno. Porque a pesar de que fueran una familia, una peculiar familia, no sabía qué hacer en ese momento, ya que su ejemplo de lucha y de nunca rendirse, era quien necesitaba ayuda.
Pero el único que actuó en ese momento fue Stiles, quien se acercó lentamente al lobo que tenía la mirada perdida. Apoyo con suavidad una de sus manos en el hombro caído, Derek alzó la vista, las lágrimas todavía escapando de sus ojos, sin poder controlarlas. Y cayeron muchas más cuando los brazos del castaño lo rodearon con fuerza.
Su mente quedándose totalmente en blanco, su cuerpo inmóvil entre los delgados brazos que lo rodeaban con suavidad pero con una calidez familiar. Luego fue Malia, está rodeo sus cuerpos con más fuerza, dejando caer su cabeza en el hombro libre su primo. Fue ahí cuando dejó soltar parte del dolor en un suspiro.
Kira lo abrazo por la espalda, cantando en un suave susurro una vieja Lullaby. Era la primera vez que la escuchaba cantar, sus ojos cerrándose con fuerza ante las frías lagrimas que comenzaban a caer por su espalda pero que aun así, no perturbaban la voz de la asiática. Liam y Lydia fueron juntos, sus brazos haciendo los posible para rodearlo a todos, rodeado cada vez con más calidad al Hale. Scott fue el último.
-Estamos aquí- Murmuró el Alfa.
-Ya no estás solo- Agrego Stiles.
-Somos tu familia- Finalizó Malia.
No hubo respuestas. Solo un sollozo como unos fuertes brazos que trataban acercarlos a todos. Un corazón que latía con rapidez, adolorido, pero la esencia amarga se pintaba del agradecimiento y ya todo dejaba de estar frío. Había perdido muchas cosas, demasiadas. Todo cargándolo él solo pero esta vez, el mundo le daba una oportunidad de continuar, de seguir adelante, de poder curar sus heridas. No se volvería equivocar, no se dejaría caer de nuevo, porque no estaba solo, tenía a su peculiar manada.
Tenía su nueva y peculiar familia.
~o~
Laura me había tageado para el reto de los 15, como vera, cada día tendrá una temática diferente y un largo de historia especifico, siendo desde Drabbles, Viñeta y OneShot. Como a mi me la suda la cantidad de la palabras, lo haré a mi gusto pero eso si, respetando en cuanto en cantidad con respecto un Drabble o OS.
Me ha llevado bastante tiempo, ademas con todo lo que ha pasado acá. Ademas a falta de tiempo. Que eso es una segunda cuestión a recalcar, técnicamente el reto es escribirlo en el día y subirlo. También me dio igual y prefería subir que hecho a mi gusto y no a las apuradas. Por eso mismo tampoco voy a tagear a nadie, porque se el tiempo que lleva.
