3.

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Miguel Ángel: LÁNZALOO, LO PODEMOS INTENTAR, MILES DE BOTELLAS POR EL MAR.

Yo: ¡Hijo puta! ¡Cállate que estoy durmiendo!

Miguel Ángel: ¡Estabaas! ¡MAÑANA CONCIERTO DE ABRAHAM!

Yo: Y tengo que ir ¿cierto?

Miguel Ángel: ¡SII!

Yo: Joder... Cállate que me duele la cabeza.

Miguel Ángel: ¡Te jodes! ¡Mamá ha hecho el desayuno, vamos vaga!

Yo: Mira enano no me hables así eh... Vamos anda..

Bajamos y desayunamos. Me fui al baño y me bañé, me apetecía relajarme. Cuando me tumbé en la bañera, empecé a pensar en mi vida, y lo único que pude hacer es llorar. Toda la gente que me odiaba... Hacían lo imposible para verme llorar. Pero, si algo me enseñó mi abuelo, en paz descanse, es que nunca me derrumbe delante de las personas que odio. Tenía que ser fuerte. Todo por mi abuelo, pero a veces la oscuridad me vence. Grité, y grité, hasta que mi madre abrió la puerta. Me sacó de la bañera, me puso una toalla y me abrazó. Ella sabía por lo que estaba pasando.

Mamá: ¿Qué te ha pasado en el labio..?

Yo: La odio mamá, pero ese día me quedé muy agusto.

Mamá: Cariño no te puedes bajar a tu nivel... Si sigues así nos tendremos que mudar...

Yo: ¡No mamá no por favor..! Miguel Ángel tiene aquí a todos sus amigos, y yo tengo a..-Fui interrumpida.

Mamá: Sí cariño, lo sé. A Nazaret y Rubén, pero solo les tienes a ellos cariño. Tu abuelo pasó lo mismo que tú, y en cuantito se mudó empezó una vida, fue más y más fuerte. Cariño, plantéatelo. Tu hermano te quiere, y es capaz de hacer cualquier cosa por ti.

Miguel Ángel: Teta, si tengo que dejar a mis amigos lo hago de verdad...

Yo: Ven aquí...

Me abracé a él, y comencé a llorar. Le pedí a mi madre una semana para pensarlo. Mi familia vivía en Cádiz, asi que viviriamos allí, en San Fernando. Mi hermano quería ir, ahí vivía Abraham Mateo. Me vestí, me puse unos shorts rosas, blusa de tirantes blanca que transparentaba, y mis vans blancas. Cogí una gorra blanca plana, me hice la raya y rímel. Cogí a mi Urón, le puse una correa y me lo bajé a la calle. Sí, tengo un urón y lo bajo a la calle. Lo más normal del mundo. Me fui a un parque, y lo solté. Parecía un perro, te hacía en caso en todo. Jugué con él, hasta que un chico se paró a mi lado.

Yo: ¿Hola?

¿?: Hola, siento no presentarme... Soy Cristian.

Yo: Hola Cristian, soy (TN).

Cristian: Encantado. 

Yo: Igualmente. ¿Querías algo?

Cris: ¿Cómo se llama tu urón?

Yo: Edu.

Estuvimos toda la tarde riéndonos y jugando con Edu. Nos intercambiamos los números de teléfonos y nos despedimos. Subí a mi casa, dejé a Edu en su jaula, la cual era enorme, cené, me puse mi pijama y me dormí, pensando en lo de mudarme..

Admítelo. (Abraham Mateo y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora