— Buenos días, perra. Levántate. Son las ocho de la mañana.
— Cinco minutos más, mamá...
Hannah suspiró. Desde las siete había estado intentando despertarla, fallando muchas veces en el proceso. Alice dormida era como una roca... parecía que hasta ni respiraba, y no hacía movimiento alguno, sobre todo cuando la estaban despertando.
— ¡Alice, despierta idiota! ¡Debemos seguir! —Dijo algo desesperada, moviendo su hombro algo brusca.
— No mami, mejor duerme conmigo...
Alice tomó a Hannah por el brazo, abrazandola y subiendo una pierna encima de ella. La última mencionada dio un suspiro y frunció el ceño. Intentó apartarla con paciencia, pero el hecho de que el día anterior Alice hubiese estado insoportable no ayudaba en nada.
— Alice...
La mencionada abrió los ojos y le miró confundida.
— Tú no eres mi madre.
— ¡Es obvio que no, estúpida! ¡Quítate, odio los malditos abrazos!
...
Pasaron unos minutos cuando pudieron partir en el auto de Alice, y a Hannah le tocaba ser la conductora. Sus miradas no se habían cruzado en todo el camino y eso traía un poco de incomodidad para ambas.
— Perdón, no quería abrazarte. Estaba muy dormida, esas no eran mis intenciones. —Alice le miró, pero Hannah mantuvo su vista en el camino. — Lo siento.
— ¡Cállate, tengo que mantener la vista en el camino!
— ... —Alice gruñó. — Escucha, a mí no me puedes tratar como se te plaz-
Hannah paró el auto de repente, haciendo que Alice comenzara a temblar inevitablemente. Sin duda, la de cabellos morados no tenía una paciencia digna de envidiar. Con brusquedad le tomó por la cintura pegándola a ella, hasta el punto en que las respiraciones de ambas se cruzaron. Estaba evitando mirarla, sabía que la vergüenza había tomado lugar en sus mejillas, pues sentía que se quemaba por dentro.
— ¿Te vas a callar, o te callo a la fuerza?
— M-Me callaré. —Afirmó nerviosa la pobre Alice, que apenas entendía porqué Hannah había tenido una reacción tan rara.
— Más te vale.
Volvió al asiento del conductor y dio un pequeño gruñido antes de volver a manejar, sólo que esta vez iba más rápido. Se notaba que ya había acabado su paciencia, por lo que Alice se mantuvo callada.
— Alice, lo siento. Tampoco me gusta tener ese tipo de reacciones... pero me das dolores de cabeza. Sólo mantenme calladita, así te ves más bonita.
— Para el auto.
Cuando Alice notó que no le hacía caso, abrió la puerta y se lanzó por allí. Hannah se pegó tal susto que paró el auto por segunda vez y se bajó. Su expresión preocupada cambio a una molesta cuando la vio arrodillada y riendo en el suelo.
— ¡Maldita loca, idiota de mierda! ¿¡Y si te hubieses muerto!? —Exclamó furiosa.
— Ay Hannah... somos licántropos, tontita. —Sonrió retadora. — ¿Acaso te preocupaste por mí, eh?
— ¡Me da igual tu vida! ¡Muérete si quieres!
Alice le quedó mirando a los ojos algo sorprendida, por supuesto que ahora estaba enojada. Suspiró y rodó los ojos, intentando aparentar que no le importaba. Hannah, al darse cuenta de lo dicho, se mordió el labio inferior y volteó la mirada.
— Sólo vámonos. —Pidió la de cabellos morados intentando sonar fría. Ser tan brusca a veces podía traer consecuencias. — ¿Alice?
— No me encerraré contigo en un auto de nuevo. Suerte en el camino.
— ¿Cómo que-
No pudo continuar, pues Alice se subió al auto y aceleró al punto que el sonido de las ruedas se oyera, como si estuvieran gastándose por la fuerza. Estaba enojada, pero alterada y algo triste. ¡No entendía nada! ¿Por qué estaba así? A ella nunca le había importado los pensamientos de los demás. Era sólo ella y nadie más.
— ¡Porque no mejor te mueres tú! —Gritó enojada, y acelerando más. La rapidez pronto traería consecuencias y lo sabía. — "¡Quédate callada!" "¡Obedece!" —Exclamó furiosa, imitando la voz de Hannah. — ¡Maldita odiosa y aguafiestas! ¡Ni necesito ir a México, me quedaré aquí!
Habían pasado horas desde que estuvo así. Gritando, sin nadie que la escuche, maldiciendo y tocando la bocina con golpes fuertes. Eso fue hasta que el karma decidió actuar, y su auto paró. Ya era de noche, no había rastro de alguna persona en las calles y cuando se bajó del auto cerró la puerta con fuerza.
— ¿Ya te calmaste?
— ¿Cómo llegaste hasta aquí? —Alice suspiró.
— Verás, Alice. —Hannah suspiró. — Debo vigilarte, a ver si no terminas suicidándote. ¿Acaso no lo recuerdas? Fue nuestro trato, el día que nos conocimos.
— Conocí a más de cien personas el mismo año que tú. No te creas la gran cosa.
— ... —Suspira. — Tengo gasolina, sube al auto. Nos vamos.
![](https://img.wattpad.com/cover/137161823-288-k229367.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Pesadilla de Alice
WerewolfA Alice no le gusta la idea de tener un mate. No ve necesario que alguien a quien no quiere ver la acompañe en el trayecto de su vida. Huyó de su aldea con esa simple excusa. El de no querer seguir con esas tradiciones. Todos estuvieron de acuerdo c...