Se habían detenido en el medio de la nada, en un hotel a las afueras de aquella ciudad. Ambas estaban cansadas y necesitaban dormir.
— Iré a pedir la habitación. Espérame aquí y vendré a buscarte en unos minutos.
— Sí, te espero. —Dijo Alice. Sabía que era lo mejor, si la veían probablemente ambas terminarían en la cárcel.
Hannah se mantuvo seria, debía verse lo menos sospechosa posible. Cuando entró al lugar, pudo ver a una señora mayor... iba a ser fácil pasar desapercibidas después de todo.
— Buenas noches, querida. ¿Qué se te ofrece?
— Necesito una habitación para dos. —Dijo sin más, mirando al gato que inundaba la habitación con sus maullidos. — ¿Es suyo?
— Me hace compañía, mis hijos se fueron hace mucho y estoy sola con ella. —Explicó la mayor sonriendo. — Fueron para hacer su vida en la ciudad, y yo no los he visto desde hace cinco años... no quiero estorbar.
Eso hizo que se sintiera triste. ¿Así se sentía su mamá? No pudo evitar sentir que la extrañaba, muchas veces la había necesitado... pero debía seguir adelante.
— Su habitación es la quince. El dinero se les cobrará en la mañana sin problemas. ¡Muchas gracias por venir!
Hannah asintió y salió de allí, buscando con la mirada a Alice.
No estaba.
Suspiró y negó con la cabeza evitando maldecir a toda costa, pero entonces la de repente fue tomada por la cintura desde atrás. Por acto de reflejo, tomó el brazo de su "agresor" y con fuerza hizo que cayera al suelo.
— ¡Hannah, estúpida soy yo!
— ¿¡Por qué mierda te apareces así, Alice!? —Gritó furiosa. — ¡Pude haberte pateado el trasero!
— No lo hiciste, pero sí hiciste que se golpeara con el suelo. —Se quejó Alice. — Me duelen las nalgas, y todo es tu culpa.
— Qué idiota eres... —Suspiró y tomó su mano, ayudándole a levantarse. — Nos dieron la habitación quince. Vamos.
— Claro. ¿Le dijiste que era para dos, no?
— Sí.
Cuando llegaron a la habitación y abrieron la puerta, se encontraron con una sola cama... para dos personas. Ambas suspiraron.
— Bueno, no iré a decirle nada. Fue mi error, no especifiqué que eran camas separadas. —Hannah se dejó caer sobre el suave colchón, y luego miró a Alice burlonamente. — ¿Quieres recostarte o te me vas a quedar viendo?
Alice estaba sorprendida. Nunca había olfateado estando cerca de ella... pero ahora estaba en shock. Hannah arqueó una ceja y luego rodó los ojos, dándole la espalda.
— Como quieras.
¿¡Era su mate!? ¡Estaba impactada! ¿¡Cómo quería que en ese momento se acostara con ella!? ¡Perdería el control en segundos!
— N-No importa. Creo que... de todas formas no dormiré hoy.
Hannah estaba más confundida que nunca. Se levantó de la cama y fue hacia ella, tomándole por la muñeca. Con brusquedad la lanzó a la cama y se puso sobre ella, causando que el sonrojo en el rostro de la de cabellos cafés fuera mayor.
— No me vas a hacer pagar un estúpido hotel para no dormir. Así que empieza a roncar o yo misma haré que te dé sueño.
— Ugh, ¿¡por qué eres tan malditamente agresiva!? —Se quejó. — ¡Eres un fósforo, y te enciendes en llamas de la nada!
— Responderé eso... si tú me dices porqué te sonrojas tan fácilmente conmigo. —Sonrió retadora. — Cuando te acostabas con nuestros compañeros no te veía hacer esa cara.
Inmediatamente Alice dejó de quejarse, para quedarse muda frente a Hannah. ¿Cómo era que se había enterado de esas cosas? Era información privada. Tragó saliva intentando no enojarse, pero el coraje que en ese momento inundaba su corazón hizo que comenzara a soltar varias lágrimas.
— ¡Suéltame!
— Oh, ¿di en el clavo? —Hannah sonrió. — Todos lo sabían, Alice. ¿Es que acaso no escuchabas sus charlas? Todos te llamaban zorra. Pero a ti te encantaba, ¿no? Entregarte a cada uno de esos imbéciles...
— Basta.
— Tus gemidos se oían a miles de kilómetros...
— ¡Para con esta mierda, Hannah! ¡Para ya! —Dijo entre sollozos. — ¡Cierra la puta boca! ¡No sabes hacer otra cosa más que molestarme con tu estúpida voz de prostituta! ¡Eres un puto asco de persona, y me aterras! —Hannah le miró sorprendida, viendo sus lágrimas caer por su rostro. — ¡Me aterras!
— ¿Por qué te doy miedo? —Preguntó la de cabellos morados confundida.
— ¡Porque tendré que viajar contigo por días, y me hiciste sufrir más que cualquiera en tan sólo dos! —Su voz se quebraba cada vez más. — ¡Sé que soy insoportable, y que eres de poca paciencia, pero me lastimas! ¡Cada vez que recibo un insulto tuyo, o cada vez que te acercas así a mí, me duele! ¿¡Qué mierda quieres!? ¡Y ahora porqué me miras de esta forma!
Hannah había estado soportando la risa, pero no pudo evitarlo y comenzó a reírse. Eso sólo hizo que Alice rompiera en llanto, pero entonces tuvo que dejar de reírse para limpiar el rostro de la contraria.
— Sé lo que te pasa, no soy tonta. Deja de llorar, ¿quieres? No seas tan mariquita. —Alice dejó de llorar. —Así está bien. ¿Cuándo ibas a decirme que soy tu mate? Tonta. No quería hacerte llorar, lo siento.
— ... —Alice bufó y la empujó, parándose de la cama. — Me largo.
— Alice... deja tus berrinches.
— Tú empezaste. Me largo, me iré a acostar con unos buenos tipos y así volveré a mi estúpida heterosexualidad que la Diosa Luna quiere quitarme. Ten linda noche sola, puta pesadilla.
Salió de la habitación dando un portazo. Hannah volvió a reír y luego dio un suspiro.
— Creo que tendré que ir a buscarla.
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La Pesadilla de Alice
WerewolfA Alice no le gusta la idea de tener un mate. No ve necesario que alguien a quien no quiere ver la acompañe en el trayecto de su vida. Huyó de su aldea con esa simple excusa. El de no querer seguir con esas tradiciones. Todos estuvieron de acuerdo c...