Capítulo 8

525 51 10
                                    


El fuego que consumia al hielo se fue desvaneciendo, dejando un vacío, Sckarn, sentía como su frío interno incrementaba, ya no le envolvia ese calor que lo consumía. No veia nada, solo oscuridad, no escuchaban nada, solo existia la penumbra del silencio que los atrapaba y perturbaba cada vez mas.

Esperanza, era eso que sentia un desauciado al conocer aquella luz que lo mantenia un poco mas con vida, aun sabiendo que de todos modos iba a morir, eso era lo que Sckarn reparó en ese aroma dulce que le trastornaba, ese que mas de una vez deleitó sus noches, su olor, el olor de su amor eterno, Daena.

Batalló contra la oscuridad que lo oprimia, debia verla, sentirla, amarla y serciorarse de que estuviera bien. Luego se encargaria de averiguar y castigar quien es el responsable de todo éste desastre. Abrió los ojos con la esperanaza de que lo primero que viera fueran esos ojos verdes con destellos azules, pero lo que encontro fue a un hombre de cabello rojo y prominente barba, Dragan.

-¿Estas bien? - preguntó.

-¿Donde está?

-¿Daena? No lo sé, te iba a preguntar lo mismo - respondio desde el otro lado de la habitacion Bernard cuya expression reflejaba una mascara de enfado que escondía el tormento de preocupación que estaba en su interior.

-Tengo que ir a buscarla - lo ignoro levantandose de la cama de Daena, la mano de Dragan lo detuvo obligandolo a volver a la pequeña cama que una vez compartieron.

-Me vas a decir ¿Por qué te encontre casi muerto a las afueras del pueblo? - Inquirió Dragan.

Suspiró con desgano y respondió

-Alguien rompió el Alestra. Por eso debo ir a buscar a Daena, puede estar en peligro.

-¿Puede hacerse?

-Si, con ciertos... Ingedientes y magia poderosa.

-Ve - respondió Bernard – Y ni se te ocurra volver sin ella - Se levantó y se dirigió a la puerta, la casa era pequeña por lo que era rapido desplazarse dentro de ella, una mano lo detuvo en el umbral, era Neal.

-Por favor, encuentra a mi hermana. Y acaba con el que les hizo esto.

Sckarn solo se limitó al asentir en respuesta, dejando atras la casa donde aun podia escuchar a Alana sollozar por lo bajo en una esquina de la pequeña cocina, Viktoria que a su lado estaba, trataba de consolarla.

Horas antes Dorian observaba a Daena a sus pies, estaba hermosa aun estando inconsciente, con una ligera sombra verdosa bajo sus ojos, la boca entreabierta y el cabello regado a su al rededor, haciendo parecer una cama de fuego.

-Es una lastima que todo esto sucediera, eres muy hermosa - dos de sus hombres se dieron paso tras los arboles esperando las ordenes de Dorian. Les hizo un ademan con la mano para que la levantaran del suelo, parecia estar sin vida y eso era lo que sentia ella en su fuero interno.

La llama viva que la abrazaba fue apagandose sin siquiera dejar al menos un brillo o brisa fresca que diera algo de vida.

Al levantarla, Dorian notó el collar con la pequeña luna forjada que rodeaba a la pesada gema, lo tomó y le dió vuelta para observarlo mejor, leyó la inscripcion que tenia, pero no pudo saber que decía ya que estaba en una lengua desconocida, arrancó rompiendo la delicada cadena y lo arrojó a la nieve para luego asi, llevarse a Daena.

Sckarn siguió el olor de su amada hasta llegar a las afueras del pueblo cerca del río que era hasta donde llegaba el rastro, lo que encontró hizo que se le doblaran las rodillas, el collar que le habia obsequiado a Daena se encontraba esparcido y roto en la nieve.

Serie Marcados Parte I: ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora