Beautiful mess (1)

94 13 22
                                    

/what a beautiful/ what a beautiful mess I'm mean/spending all my time with you/

/What a sweet addiction/

Max se reía. Había encontrado esa canción en una lista de iTunes de su padre y le había gustado y desde entonces no dejaba de repetirla.

/I put my shoes on the wrong feet/

-¿Nervioso? -preguntó su padre desde la puerta de su habitación.

-No. ¿Por qué? -descartando opciones frente al espejo.

-Porque tu cumpleaños ya pasó y antes no habías hecho una fiesta. ¿De quién se trata?

Max no pudo evitar delatarse con una sonrisa.

-¡Max está enamorado! -se escuchó detrás de su padre -¿Quién es la chica? ¿La conozco?

Su hermano perdió la sonrisa y se puso nervioso.

-Lo dudo. Debo ver que todo lo importante esté guardado...

-/-

-¿Hace cuanto que no vas a una fiesta? -preguntó viendo el manojo de nervios que estaba hecho Berto.

-Años -confesó -, que no sé cómo será, ¿todavía habrá globos? -riendo mientras descartaba pronto una cazadora de cuero.

-¿Tienes perfume? -Berto le señaló un cajón del mueble debajo del espejo. -¿Valentino? -cogiendo el frasco rosado de perfume del armario de su primo.

-Sí - tomándolo y admirándolo -, me encanta su aroma -poniendo un disparo en su muñeca para que Alfonso lo oliera -, me recuerda el olor de la viruta de los colores guardada en el estuche.

No le convenció. Tenía notas de madera y era dulce, una combinación extraña para él. Cogió otro, uno de los varios perfumes de Auryn Xtreme que su primo había comprado en una locura de no querer que se acabara nunca.

-Bueno, vamos -revisando su atuendo frente al espejo. Cuando salieron de su habitación su padre lo miró se sorprendió de lo mayor que realmente era su hijo.

-"Recuerda lo que dijo Coco Chanel" -se apresuró a decir su padre imitando a su esposa -: mírate al espejo y quítate un accesorio" -acercándose a él para quitarle el gorro de lana y alborotarle el cabello y desabotonar su camisa vaquera solo dos botones. -Ya estás -estaba orgulloso de su hijo. Y aliviado de verlo salir de casa para hacer grupo con otros chicos.

-Bueno. Nosotros nos vamos -admitió Alfonso despidiéndose de sus tíos.

Carmen besó a su hijo y se acercó a su esposo para despedirse y esperar oír que cerraba la puerta para preguntarle: ¿sabes que ahora hay más probabilidades de que vuelva con un novio?

Pierre miró asustado a su esposa. Quiso que su hijo volviera pero ya era tarde, habían cogido ya el taxi que les llevaría a la fiesta. Llegaron a Embajadores, una casa pequeña, de dos plantas.

Llegaron en taxi a la casa de Max en Embajadores. Una casa de dos plantas. Emilio les recibió en la entrada.

-¡Berto! -acercándose para recibirlo -, ¡Alfonso! Que bueno que habéis venido. Pasad.

-¿No es muy pronto?

-No. Estáis justos, venid.

-Es mejor de lo que creí -aseguró Berto mirando el ambiente que reinaba -. Mira, ahí está Marta.

-Nos vemos después -dijo sin más su primo y se acercó a su novia.

Berto lo vio alejarse emocionado. Tomó un vaso y lo llenó de un líquido transparente, ¿sus padres lo sabían? No se veían merodeando. Dio un sorbo y miró la casa, acogedora. Dio otro sorbo mirando a quienes había, todos parecían divertirse; conversaban y se movían al ritmo de la música. Volvió a mojarse los labios con ese líquido que podía soportar. Y entonces apareció, atrapando las miradas de algunas chicas y la de Berto, entrando en el salón buscándolo, y lo encontró así de despistado como siempre así que usó eso a su favor.

WonderingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora