La prueba de semidioses

Cápítulo 6

Llegué a otra cabaña que supuse que era la oficina de Quirón. No me habló durante todo el camino, debía de estar muy decepcionado de mí por renunciar a ser una semidiosa, pero si no lo hacia, en serio esas pruebas resultarían muy injustas. Además le clavé el tridente a Erik supuestamente 'con intención'. Pfff , si claro, como si yo supiera agarrar un arma.

Quirón entró y me hizo una señal para que me sentara enfrente de él.

- Me has decepcionado mucho estos días, sabes? Abandonaste y renunciaste a los semidioses solo por un chico y ahora osas a clavarle un tridente a uno de mis mejores luchadores?!

- Señor, con todo respeto...

- Vamos, no empieces con ''su majestad, con todo respeto...'' Ve al grano, quieres? No tengo tiempo para estar hablando con personas tan bajas como tú.

¿Tan bajas como yo? Eso dolió. Por suerte, mi orgullo habló por mí.

- Yo no renuncié a ser semidiosa por Harry. ¿Sabe usted lo injusto que sería, si él hiciera las pruebas sólo? Los demás lo matarían al instante!

- Pues, era su problema entonces. No es asunto tuyo qué es justo y qué no.

- Pero...

- Sin peros! Sabes cómo se castiga a los mortales que le clavan armas a otros por celos? - Quirón hablaba con tanta furia, mis ojos escocían.

- Y-yo...

- SILENCIO! ¿Sabes cómo? Se les condena a muerte.

Mi corazón dio un vuelco. No me podía salir ninguna palabra, estaba en shock.

- Ahora que puedes, no dices nada eh?

Abrí la boca, pero la cerré nuevamente. Tan grave era clavarle un arma a alguien? Bueno, sí. Pero el punto es que fue un accidente, yo no pretendía lastimar a nadie y menos al grandulón de Erik. ¿Y ahora qué? La verdad no me queda otra alternativa, si es que salgo viva de acá, Erik y su grupo están esperándome en el gimnasio para acabar con migo. De uno u otro lado salía muerta.

Un gran estruendo me sacó de mis pensamientos.

- Jade, escuchaste todo lo que te acabo de decir?

- Eh... S-si. -No escuché nada, pero si hacía enojar más a Quirón su cabeza podía explotar.

- ¿Qué dije? - cruzó los brazos y puso una cara de satisfacción.

Piensa Jade. ¿Qué te pudo haber dicho? Fue uno de esos momentos en que mi mente se quedó en blanco, no se me ocurría nada. Dije lo primero que se me vino a la mente.

- Que.... Titanic t-te hace llorar? - A veces creo que mi boca no está conectada con mi cerebro, digo las cosas más tontas del mundo. Oí unas carcajas que venían del gimnasio, los demás deben de estar divirtiendose entrenando con sus armas.

- Ah si? Y qué más?

- Que... el chocolate es d-delicioso. Si, eso fue lo que usted dijo.

- Oh, así que eso dije....

- Sí. - Qué rayos? Por qué le sigo la corriente a este ridículo juego si estoy segura que él no dijo nada de lo que yo le estoy afirmando.

- Olvídalo. Yo creo que ya te avergonzaste lo suficiente.

- ¿A qué se refiere?

- Te estabamos grabando, Jade.  Esto se está transmitiendo justo ahora en el gimnasio. Queríamos que esto fuera un ejemplo de disciplina para los demás, ya sabes, para que ya no se vuelva a repetir. Pero creo que en vez de eso les estás dando una clase de show.

Me puse roja como un tomate. Esto era lo único que faltaba.

- Vete, Jade. No serás condenada, pero ten en cuenta,  si vuelves a cometer una infracción asi,  no te avisaré, simplemente serás ejecutada. Ten cuidado.

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Salí corriendo, corrí y corrí lo más rapido que pude. Tuve que empujar a un par de idiotas que solo se interferían en mi camino para burlarse y reírse. Si hay algo que me afecta más que comer kiwi, son las críticas y burlas. Por eso prefiero ser invisible.

Pero no iba a llorar, no mientras estuviera aquí.

Me senté abajo de un árbol y enterré mi cara entré mis manos. No pensaba en nada.

No se cuando tiempo pasó hasta que sentí una mano en mi hombro. Levanté la vista y me encontré con tres caras femeninas totalmente desconocidas. Las tres estaban sonriendo, oh no, más burlas no por favor.

- Si vienen a burlarse, no gasten su tiempo y váyanse.

Sus sonrisas se borraron inmediatamente.

- Oh, no, querida... No venimos a burlarnos. - dijo una. - Yo soy Perrie. Perrie Edwards.

- Debo decir que estoy de acuerdo con tigo, Jade, el chocolate es delicioso. Yo soy Jesy Nelson. - dijo la de pelo largo y lindo.

- Y Titanic es mi película favorita, lloré un montón. Yo soy Leigh-Anne Pinnock. - dijo la morena.

- Jade, vinimos porque pensamos que quizás necesitarías amigas que te apoyen. - dijo Perrie.

Les di una sonrisa débil. Nunca pensé que llegaría a hacer amigas.

- Gracias, enserio.  Y ustedes son semidiosas?

- No, de hecho, somos mortales. Cachamos a Quirón llevándose a un semidiós y pues... aquí estamos. - dijo Jesy.

- Oh, no las ví en el entrenamiento. Creo que me concentré mucho en mi problema con Erik, que no me dí cuenta de quiénes más estaban ahí.

- Tranquila, esta bien, hey vienes con nosotras a almorzar? - dijo Leigh-Anne.

- Si, solo pasaré por mis cosas, las alcanzo luego, okay?

- Okay. Nos vemos! - dijeron las tres a coro.

Camine un rato y ví a Harry entrenando, estaba haciendo resistencia en atletismo. Me vio y se dirigió corriendo hacia mí.

- Hola - dijo.

- Hola

- Mira, no tengo mucho tiempo antes de que mi profesor me vea aquí. Ve a la cabaña 5 en la noche si? Ya tengo la venganza planeada.

- Claro, ahí te veo.

- Seguro. Hey y ya hiciste amigas?

- Si y tu? - se supone que no tenía tiempo eh?

- Si, conocí a 4 chicos, caen bien. Luego te los presentaré y tu preséntame a tus amigas...

- STYLES, REPÓRTESE A LA PISTA AHORA!

- Cómo verás, el entrenador no puede pasar ni un minuto sin mí, hasta luego!

- Adios! - reí ante su comentario y camine hacia mis cosas. Por suerte el día iba mejorando.

 Y la venganza estaba en marcha.

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Capítulo nuevo :)

Este fue un poco más largo que los demás y en el próximo se viene una épica venganza.

Votos, críticas, comentarios, preguntas.... Todas son bienvenidas.

Espero que les haya gustado el capítulo, gracias por leer mi historia!

Ceci