Los días transcurrían normales, seguía llorando y lamentándome por ella pero era algo que ya se me hacía normal.
Trataba de hablar con ella, pero seguía bloqueada, ya no sabía que hacer, no tenía su número así que no la podía contactar.
Nic seguía tratando de convencerla pero ella no se dejaba, pensaba que yo era mala persona o algo así. Dolía, dolía mucho, dolía tanto que ya no sabía que hacer.
Cierto día pude contactarla, le pedí disculpas y volvimos a hablarnos, ella me recibió bien así que transcurrió todo bien.
Seguía súper enamorada de ella, la amaba tanto, es la única chica de la que me enamoré, y seguirá siendo mi amor hasta el fin de mis días.
Jamás pensé hacer tanto por alguien, y menos por una chica, por ella hacía de todo, hasta lo imposible, sólo por un beso o un momento a su lado, lloraba tanto, cada día, cada noche, me sentía vacía, Sola, sin esperanzas sin ella.
Sin mi lucecita preciosa, sin mi pedazo de chocolate, sin mi amor bonito, sin mi niña chiquita, sin ni rubia, sin mi todo.
Ella se había convertido en mi vida entera, era mi todo, era en quien primero pensaba al despertar, era a quien primero escribía en las mañanas, era con quién último hablaba cada día, era con quien soñaba y con quien planeaba un futuro. Ella era mi vida entera, la que tenía y la que me faltaba.
Mirarla era un honor, era como ver la primera estrella de la noche, era como ver la luna llena, era como ver la lluvia caer en tu ventana, era tan hermosa... que lamenté perderla una vez y no quería perderla otra vez.