Capitulo 44: Efecto Colateral

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Capitulo 44.

~Someday,Somewhere,Someone~

Abbey Road, Bond Street, Carnaby Street, Harley Street, Oxford Street... La lista de calles que recorrimos esa noche fue extensa, aunque eso no provocaba que nos diéramos por vencidas. No estaríamos tranquilas y satisfechas hasta que los encontráramos. 

Gab por supuesto, pensaba en las peores circunstancias y sollozaba ante sus pensamientos que parecían no tener fin. Sería una enorme mentira si dijera que por mi mente no pasaban pensamientos de ese tipo (accidentes automovilísticos, alguna bala equivocada, derrumbes...) pero algo dentro de mí me decía que no era algo de vida o muerte, estaban bien, pero no en algún lugar visible. Pero si fuera así... ¿Por qué lo habrían hecho? ¿Sería un tipo de juego o broma? ¿Los habrán obligado? Descarte de inmediato la segunda pregunta. Los chicos eran los primeros en pensar algún tipo de broma, pero estaba segura de que esto sería demasiado, no tenía ningún sentido común creer que ellos habrían hecho esto "bromeando".

Condujimos por la espesa neblina por varias horas, en varias direcciones, por varias rutas y por desgracia seguía siendo el mismo resultado, nada.  Gabriella, por quinta vez en la noche, detuvo el auto en medio camino, salió al lado de la carretera y vomito. Siempre que estaba nerviosa, o más bien demasiado nerviosa, vomitaba. El doctor decía que el vomitar, era un efecto colateral del estrés intenso.

Y es que en esta vida todo es un efecto colateral. La muerte es un efecto colateral de la vida, la vida a su vez es un efecto colateral de, para los que creemos en Dios, de Dios, y para los que tienen fe en alguna teoría del universo, en alguna teoría. Lo cierto es que todo se relaciona entre sí. Cerré los ojos con fuerza al darme cuenta de lo que hace tiempo sabía sin ser consiente, la cual resumí mentalmente de esta forma:

Niall estaba siendo afectado por algo o alguien, podría jurar que era por algo referente a Cristina y si mis sospechas eran ciertas quería decir que, él o la ayudante de Cristina hacia lo que hacía por el odio de Cristina, lo cual era un efecto colateral que solo llegaba a un punto, a un centro, a un todo. Una palabra, yo.

Me sentí una porquería al darme cuenta de “todo”, pero aun así no sabía de qué culparme, ya que, conscientemente, NUNCA le había causado algún daño irreparable a la difunta, y si era por lo que al parecer sufría en casa, creo que teniendo la edad que tenía, sería lo suficientemente madura para saber que no tenía nada que ver. Traté de no echarme la culpa porque sabía que esto no ayudaría en nada, solo empeoraría las cosas.

 Nos detuvimos frente un McDonald's que trabajaba las 24 horas. Me recliné y estiré mi cuello tratando de relajar todos los músculos tensos. Cuando sonó el teléfono de Gabriella.

-ES LIAM- gritó mientras deslizaba su dedo por la pantalla de su celular para contestar la llamada. Su mano temblaba, era obvio, ambas hasta sudábamos de desesperación- Amor-dijo con varios sentimientos encontrados en su voz. Amor, reclamó, desesperación, miedo…- ¿Dónde están? , ¿Están bien?- escuche la voz de Liam respondiéndole al otro lado del teléfono. No entendí prácticamente nada debido a los jadeos incesantes de ambas- De acuerdo envíame la dirección y vamos para allá

El motor del auto rugió cuando arrancó el auto. El frio estaba insoportable, pero no era de extrañar, ¿qué se podía esperar del clima de Londres después de las 12 a.m.? Decidí no preguntar nada al respecto ya que estaba concentrada, me paso su móvil para que esperara el mensaje. El teléfono vibro. Era la locación exacta. Para ser sincera, nunca había escuchado esta dirección, se la dije a Gab y ella tampoco sabía dónde era así que la escribimos en el GPS para que nos lo indicara. La dirección nos llevaba al norte de donde estábamos, muy al norte de donde estábamos. Si no fuera por el escaso transito que se encontraba a esa hora o por el hecho de que Gabriella manejaba a 120 kilómetros por la carretera desierta, hubiéramos durado hasta 40 minutos en llegar al destino. A unos 20 minutos de manejar en un camino donde las señales de tránsito eran casi nulas, observamos el microbús de Liam parqueada a un lado de la carretera.

Salí expulsada del auto mientras Gabriella terminaba de parquear el auto, como no vi a nadie me desesperé y comencé a golpear las ventanas con las palmas de mis manos mientras gritaba sus nombres y mis ojos empezaban a sacar todas las lágrimas que se habían acumulado hace ya varias horas atrás.

Se abrió la puerta del microbús y los chicos salieron de un salto de ella, todos nos decían al unísono que estaban bien y que no les había pasado nada. Tomé a todos del rostro y besé sus frentes  entre regaños y lágrimas de parte de Gabriella y mi persona. Louis nos preguntó si habíamos traído chaquetas o algo por el estilo (el frío era insoportable si llevabas ropa de playa), le dije que en la cajuela estaban varias mantas.

-Lamento haberte asustado mi princesa-me pedía disculpas Niall mientras los otros chicos buscaban con que calentarse

-¿Qué ocurrió? Me preocupe tanto-el instinto me llevo a abrazarlo contra mí lo más fuerte posible

-Nos desviamos sin darnos cuenta y nos quedamos sin gasolina-me explicó con amor-al parecer el tanque de gasolina tenía una abertura cielo

-¿Abertura?-pregunté. Me señalo la abertura en forma vertical que se encontraba en el tanque de gasolina-No nos afectó en el viaje ¿o sí?

-En realidad creemos que alguien la hizo ¿entiendes? Seguramente uno de esos pandilleros que están enojados con el universo decidió hacernos esto. No es nada escogido, estos tipos de crímenes se escogen al azar amor, nada de qué preocuparse-me beso en los labios, luego en la frente y me abrazó de manera protectora-todo está bien mi princesa-susurró en mi oído sin soltarme

Lo peor de todo es que sus palabras, en vez de tranquilizarme reavivaron mis sospechas y las hicieron 99.8% reales, y todo se resumía en 2 palabras: Efecto Colateral.

Someday~Somewhere~SomeoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora