La salsa de mis tacos

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Pasando a su lado como un rayo vio un castaño a un pelirrojo, no sabía hacia donde se dirigía o que le hacía correr, pero en ese momento su vida parecía mejor que la suya, se sentía patético, desolado, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que pensó que su amor al fin sería correspondido, pensó que por fin lo había logrado, que la única persona que abrumaba sus pensamientos estaría con él, como una bofetada una brisa le envolvió y vio al rubio corriendo frente a él, quería llamarlo, tan solo escuchar su voz, pero eso era algo que no debía hacer, Tweek tenía sus propios problemas, estaba luchando por la persona que amaba... pero ¿y él? No era justo... tanto tiempo, el esfuerzo, no, pensar eso era egoísta, quería lo mejor para el rubio... pero le daba rabia, ¿Por qué? ¿por qué tiene que ser él el que sufra? ¿Por qué no puede simplemente olvidarse de Craig? No dudaría en darle todo de sí, en darle su tiempo, su espacio, hasta le daría sus tacos si se lo pidiera... pero no tenía sentido, sujetando su mochila entró a la escuela, caminó sin rumbo por los pasillos, la primera clase era con el señor Mackey, seguro le perdonaría una falta, además, no tenía ganas de verlo, prometió apoyarlo, podía escucharlo en cualquier momento, pero era doloroso, sin pensarlo demasiado llegó hasta la parte trasera de la escuela, decidió instalarse bajo la escalera donde se reúnen los góticos, al menos ellos no le molestarían.

No se hallaba sentado ni parado, mucho menos acostado, sentía rabia, tristeza, una combinación que ni las lágrimas podían remediar, tiempo atrás Token le había preguntado por sus sentimientos, en aquel entonces Clyde salía con Bebe, se negaba a aceptar sus sentimientos por Tweek y pensaba que el simple hecho de estar con una chica debía bastar para borrarlos, no fue así, poco a poco se había enamorado de cada uno de los detalles y defectos del rubio, eran sus incesantes tics los que lo hacían adorable, la fuerza de sus puños al luchar lo que lo hacía rudo, era su piel pálida lo que lo volvía frágil y sus cicatrices lo que mostraba su fuerza, cada cosa... cada palabra y gusto compartido, Tweek no era la persona más dulce, pero sabía escuchar, era el mejor amigo, la única persona que lo apoyaba aun cuando todos lo creían idiota, pero... no lo amaba, eran amigos, amigos y no más, pensaba que al dejarlo entrar en su mundo le había dado una señal, pero no actuó a tiempo, quizá si le hubiera dado más tiempo, si no le hubiera pedido salir, si hubiera aceptado solo estar con él y apoyarlo sin esperar nada a cambio... pero era imposible, desde que Tweek había terminado con Craig pasaba los días con él, la familia de Clyde lo adoraba, tenía muchos planes, tantas cosas que anhelaba hacer con él, juegos... peleas... comidas... lugares por visitar juntos, cosas que nunca serían realidad, aun sin hablar no podía parar de pensar en él, odiaba verlo sufrir, pero no era la persona capaz de acabar con ese sufrimiento, escuchando pasos optó por esconder la cabeza entre las piernas, seguro sería el grupo de góticos, quizá al verlo se irían

Eh mira, un chico- soltó el menor con una voz chillona

Shh cállate Flirke, creo que está durmiendo- le contestó en voz baja Henrietta, la única mujer del grupo

¿Le pintamos la cara? - ofreció Mike sacando un plumón negro de su bolsillo

Mike, eso es infantil, estúpido y conformista- respondió Pete- ¡yo primero!

Niños- les insulto Flirke

Y habló el maduro- atacó Mike

Más de lo que te imaginas- contraatacó el menor

Bueno...- interrumpió Henrietta sacando un cigarrillo, colocándolo en su boca y prendiéndolo- en vista de que nadie va a hacerlo- dijo antes de tomar el marcador de la mano de Mike- me toca primero

Tramposa- soltó Flirke

Solo estas molesto porque tu querías hacerlo- le recriminó Pete obteniendo una mirada molesta por parte del menor

Sin explicaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora