8

1K 138 49
                                    


HYUNGWON

Estuve dando vueltas en aquella extraña cama gran parte de la noche. No podía dormir debido a la pregunta que me había formulado cuando charlaba con Jooheon: ¿quién me persigue a mi? Mi vida era normal, la típica de un niño ricachón que tiene todo lo que quiere menos el amor familiar. Me refugié en los estudios y debido a lo encerrado que estaba, mi timidez aumentaba.

Miré el reloj que tenía al lado mío, en la pequeña mesilla de noche marcaba las 7:30 A.M. Decidí incorporarme para observar mejor la habitación. La puerta era de madera, de un tono algo negro. Automáticamente pensé en Hoseok. Sus ojos eran igual de negros que el color de esa puerta. Desvíe la mirada hacia la ventana. Esta tenía unas cortinas que comenzaban a dejar pasar algunos rayos solares a la habitación. Enfrente de donde yo me encontraba, había otra puerta que daba a un baño mediano. Un ancho armario estaba a la izquierda de esta.

Me levanto de la cama y un escalofrío desde la punta de mis dedos me recorre el cuerpo completo. Camino directamente a la puerta del baño. Enciendo la luz para luego asegurarme de que hay una toalla mediana y champú. Me deshago del pijama, dejándolo bien colocado en la tapa del inodoro y me adentro en la tina para comenzar a ducharme. Termino de bañarme a los minutos y salgo del baño con la toalla alrededor de mi cintura.

Camino hacia el armario para abrir este y encontrarme con unos pantalones negros ajustados y una camiseta del mismo color que este. Unas zapatillas de una marca reconocida, se encontraban detrás de la ropa, de color blancas. Vuelvo al baño con el atuendo en mi brazo izquierdo y me observo en el espejo que se encontraba encima del lavabo.

Pude notar que la herida de la frente estaba menos hinchada. Sin embargo, la herida del labio que me hizo Hoseok la noche anterior estaba de un color morado asqueroso. Pasé mi dedo índice por la herida brindándome un cosquilleo inmediato. Hoseok besaba de una manera tan exquisita que seguía provocándome sensaciones de tan solo pensarlo. Lo que sucedió era la primera parte de mi castigo y tenía unas ganas locas de saber la continuación.

Me vestí rápidamente y coloqué mi pijama encima de las sabanas de la gran cama ya bien estirada por mi. Salí del cuarto para comenzar a caminar hacia las escaleras. Antes de empezar a bajar me giro para observar la puerta de Hoseok. Esta se encontraba cerrada. Quería tocarle y abrir, abalanzarme a sus musculosos brazos a los que me sentía atraído por algo inexplicable pero decidí continuar mi camino ya que escuché su voz abajo.

- ¿Por qué eres tan ruidoso, joder?

- ¿¡DÓNDE ESTÁ MI KIMBAP!?

- Que imbécil, dáselo ya Shownu.

- Aigoo... Aquí tienes, Jooheon.

- ¡NO ME QUITES MI KIMBAP, SHOWNU HYUNG ES MALO!- decía Jooheon con la boca completamente llena de arroz y algas verdes. Había llegado a la planta baja en donde podía observar la escena familiar. Una risa se escapa de mis labios carnosos llamando la atención de todos los presentes en la sala menos de Hoseok. Este seguía tomando su desayuno que consistía en una taza de lo que aparentemente era café.

- ¡Hyungwon!, ven a desayunar...- el pelirrojo iba a seguir hablando cuando Hoseok lo interrumpe con una voz más mañanera y ronca de lo normal que me hizo girar a verle.

- No. Es hora de irnos.

Dice mientras se pone de pie para dirigir su mirada hacia mi. Pasa esta por todo mi cuerpo mientras que yo noto como mis piernas comienzan a fallar debido a tan penetrante mirada. Hoseok se pone lentamente las gafas de color negro que le daban un aire a un hombre demasiado sensual. Hace un movimiento con su cabeza indicándome que le siguiera. Me despedí de los hyungs con una reverencia y corrí hacia el ascensor para entrar a tiempo.

Distrito Gangnam-gu || HyungwonhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora