Capitulo 12

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-Depierta... que el sol brilla...

La voz cantarina de Cecilia despierta a Erin, está la mira aun acostada en su cama, toma su manta y tapa su rostro.

-Por Dios... ¿Que haces aquí tan temprano.

-¡Vamos! Tengo una hora esperando a que te levantes.

Erin de manera perezosa quita la manta de su cabeza y mira a una radiante Cecilia como si hubiese perdido la cabeza.

-¿Que hora es?

Pregunta aún con voz ronca.

-Las seis de la mañana.

-¡¿Que?!

Erin vuelve a tapar su cabeza al mismo tiempo que empuña los ojos. No era la primera vez que Cecilia aparecía en su habitación y la despertaba de la misma forma irritante un sábado en la mañana, pero esta vez no tenía ganas de seguirle el juego, no cuando se había pasado la semana entera desvelada con los pensando de lo que se había vuelto su vida de un tiempo para acá. Ya no era la misma chica que solía brillar por todas partes, ahora tenía que aguantar haber sido excluida de su círculo de amigos donde su ex novio y la nueva capitana de las porristas no paraban de besarse para ponerla en ridiculo, se sentaba sola en una mesa apartada en la cafetería, tenía que ocultarse de la presencia de Jessica Rogger para no sentirse culpable de que ella continúe siendo tan amable a pesar de lo ruda que ella pueda llegar a ser y por último su vida se había limitado a estudiar.

¿En quien se había convertido?

-Por favor Cecilia... déjame dormir.

-No, quiero que levantes tu firme trasero de esa cama y que vengas afuera conmigo.

-Cecy, he tenido una semana horrible...

-Lo sé... y mi deber es mejorarla.

Erin se sienta en la cama sabiendo que no se desharía tan fácilmente de la mujer y se cruza de brazos.

¿Como alguien podía estar tan feliz a estas horas de la mañana un fin de semana?

-Aveces me pregunto si tienes una vida.

Cecilia se ríe con todos los dientes, levantas su mano y lanza una ropa deportiva a Erin dándole a entender que ese debía de ser su vestuario de hoy.

-Te espero abajo.

Dice, energética como siempre, mientras Erin se imagina mil maneras de hacerla desaparecer.

Media hora más tarde Erin se encontraba en el jardín de su casa vestida para ejercitar. La joven no imaginaba la razón por la que la vivaz Cecilia la había ido a visitar tan temprano hasta que vio en una de sus manos dos baritas de madera ondeándose.

-Tiene que ser una broma.

Dice cerrando los ojos para mantener a raya su temperamento y dar vuelta atrás. Ya había hablado con su madre y con Jessica acerca de esto, ella no haría magia. No aprendería a usar sus poderes porque no los iba a utilizar nunca.

-Por favor... no te vayas.

Erin no hace caso y continúa caminando en dirección a la puerta que daba a la cocina sin importarle que Cecilia aún se encontrara llamándola desde su posición.

-Erin, por favor, dame una oportunidad.

La castaña se detiene da la vuelta y mira a su vieja amiga. Con la coleta alta que traía sobre su cabeza se veía aún más joven de lo que era con sus treinta años de edad, ella había sido como una hermana para Erin, había estado en sus navidades, pascuas y cumpleaños. Había estado ahí cuando aprendió a montar bicicleta y en su primero corazón roto sosteniéndola como un miembro más de su familia. La afinidad y confianza que sentía con Cecilia era increíble e indudablemente haría cualquier cosa por ella, pero esto no.

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⏰ Última actualización: May 10, 2018 ⏰

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