siete [final]

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내일이란 게 없듯이

다음이란 건 없듯이

[ Like there's no tomorrow, like there's no next time ]



Tomé el papel que me ofrecía mi mejor amigo y limpié, por décima vez consecutiva, el sudor en mis manos.

Mis ojos viajaban hacia todos lados, ansiosa, nerviosa, expectante. Había estado esperando este momento durante tres años y ahora que llegaba, sólo quería correr lejos. Me asustaba el mero hecho de haber cumplido una de mis metas.

Mis ojos fueron a parar directo a los de mi hermano y él me sonrió, ocultándolos entre sus mofletes, queriendo hacerme sentir mejor. Comenzó a realizar señas con sus manos, dándome a entender que debía respirar con tranquilidad; sabía de sobra que las personas a mi alrededor notarían mis nervios y mi reputación sólo bajaría.

Da-Bin, no seas pendeja.

— ¿Qué diablos te pasa? —mi mejor amigo me tomó por sorpresa sosteniendo con fuerza mi mano y, con disimulo, hablándome.

— Nada, Yoongi, vete a tu lugar.

Alisé las arrugas invisibles de mi vestido rojo y tomé la copa de champagne que tenía el mesero en su bandeja, comenzando a recorrer con la vista mis logros.

Los cuadros que estaban colgando en la pared izquierda del lugar eran míos, mis mejores obras, todas aquellas por las cuales me esforcé durante años. Detrás de mi, en la pared central de la galería de arte, estaba mi obra más reciente; un cuadro tríptico abstracto que buscaba reflejar el dolor y la desesperación, sentimientos que pasé hace ya un buen tiempo y de los cuales me pude librar. En la pared derecha estaba una exposición fotográfica que desconocía; su autor aún no había hecho acto de presencia, sólo colgó todo y se esfumó de la faz de la tierra antes de aparecerme.

Le di un gran y fuerte sorbo a la copa con alcohol y me dirigí al lado de mi hermano, abandonando la posición que debía mantener para poder realizar la introducción a mi obra. Él sobó mi espalda con calidez a medida que reforzaba su agarre en Yoongi.

Sí, ellos estaban saliendo hace dos años y medio. Una vez que aceptaron que estaban enamorados del otro, hablaron abiertamente con sus respectivos padre sobre sus preferencias sexuales y les informaron que estarían juntos, que les importaba una mierda si lo aceptaban o no, ellos se amaban y estaban más que orgullosos de ello. Claro que mis padres salieron a moco limpio; ya se imaginaban que mi hermano era Yoongisexual, la emoción de verlo con alguien a quien ellos adoraban era superior a cualquier prejuicio. Los padres de Yoongi, por otro lado, aceptaron toda la situación, aunque se mostraron notablemente disgustados con su hijo, y aunque no iban a intervenir ni por asomo, tampoco se sentían orgullosos, cosa que prometí hablar con ellos ahora que mantenía mejor relación.

Por mi parte, ¿qué decir? Me encontraba en la cima de una de mis metas y admirando la galería de arte que se había vestido de colores brillantes especialmente para mi, di inicio a mi presentación.

—Bienvenidos, damas y caballeros, a la muestra de arte —los aplausos y las sonrisas no se hicieron esperar, y caminando hacia mi lugar con un porte que ni yo creía poseer, sonreí enormemente—. Es un orgullo para mi pararme frente a ustedes.

Seguido de eso, comencé con una extensa explicación sobre mis obras y cómo podían interpretarlas a su placer, pero que, personalmente, buscaba expresar el proceso que tuve que enfrentar desde la ida del que creía alguien importante hasta la felicidad de haber encontrado mi camino. Y no pude haber estado más feliz en ese momento.

Comencé a recibir criticas constructivas y diversos consejos que los fui anotando mentalmente.

Iba por mi cuarta copa de champagne, cuando decidí tomarle importancia a la exposición fotográfica que se hallaba, literalmente, a mi lado. El artista era curioso. Se limitaba a los paisajes más tétricos y los más alegres, no había punto medio; el color de sus fotografías estaba en escala cromática, siendo organizado todo por el color del arcoiris. Nadie se había tomado el tiempo de admirar su arte; según me había contado Jimin, las fotografías llevaban un año dando vueltas por todas las exposiciones y esta era la última parada antes de retirarse y comenzar con el óleo, algo que le apasionaba. Nadie había visto su rostro, se movilizaba desde las sombras y su único conocedor era su amigo, quien respondía preguntas y se encargaba de exponer las obras de su amigo, con el nombre de J. K., con una enorme sonrisa.

— ¿Ya prestaste atención a la del medio? —el encargado de la exposición me sonrió y juré reconocer esa expresión en algún lado. Luego de negar con la cabeza, extendió su sonrisa y mostró sus dientes, mostrando una hermosa sonrisa cuadrada que, carajo, quería saber dónde la había visto— Kim Taehyung; créeme el gusto es mío, Park Da-Bin.

Habré quedado como idiota al no responder absolutamente nada de lo que me decía, pero me sentía incapaz de borrar la sonrisa de mi cabeza. Podía jurar que conocía al hombre.

Luego de entrar en confianza y platicar sobre el significado de todas y cada una de mis obras, presté explícita atención a la fotografía del medio que me había señalado con anterioridad. Y juro que empalidecí al verme reflejada en ella.

Es que, literalmente, era yo. Yo con un vestido floreado, aquel que me había regalado mi madre la navidad pasada, y un ramo de flores detrás de mi espalda, flores que había recolectado para poner en el cuarto de Jimin cuando había enfermado. Era yo, yo en mi estado más puro: sonriendo y llena de felicidad. Sin maquillaje, descalza en el parque frente a mi casa, feliz porque el día no estaba soleado ni caluroso y porque había creado el ramo perfecto de flores para mi hermano. Era yo.

Volví a prestar atención a las obras y a la información que poseía sobre el fotógrafo y todo comenzó a cobrar sentido: por qué pensé una vez que lo había visto en el parque, por qué su amigo me parecía conocido, por qué intuía que el nombre J. K. me sonaba familiar, por qué había visto esas obras en otro lugar... por qué mi hermano insistía en hacer mi exposición con aquel artista.

Y lo vi. Ahora sí presté atención a las esquinas, esquinas donde él se había parado a verme con una sonrisa, esquinas donde él se había refugiado para que no lo vea. Estaba ahí, tan impecable como siempre, vistiendo un traje con los primeros botones de su camisa desabrochada y su cabello más largo. Sus rasgos se habían afilado más y lucía más adulto ahora, con las manos dentro del bolsillo de su pantalón dirigiéndose hacia mi.

No tuve mejor idea que abrir la boca incluso antes de que nuestro ojos conectaran.

— Dijiste que no fotografiabas personas.

Soltó una carcajada y me miró. Y sentí, mierda, que mi mundo se caía en mil pedazos otra vez a medida que los ojos de ambos comenzaban a aguarse. Sentí mil cosas, lo juro, pero por sobre todas las cosas sentí y me di cuenta de que ese amor que había jurado tapar, nunca había sido olvidado. Y menos de la sensación de sentir nuestros ojos y corazones conectar otra vez.

— Dije que me parecían horribles. Pero tú me pareces hermosa.

Y volviendo a lo de antes, sonrió.

Nuevamente, estaba jodida.


* * *

AAAAAAAAAAAA, Y LLEGAMOS AL FINAL. Sólo puedo decir que KLADJAFHAKJL espero que le den mucho amor y que les haya gustado. No era un proyecto que quisiera prolongar y algo con lo que me sintiera cómoda, para ser sincera. En realidad era un experimento para ver si se me dan las novelas largas y dEJO DE UNA VEZ POR TODAS LOS ONE-SHOTS y parece que sí.

ASÍ QUE los espero en Fools, la novela que estoy planeando con anticipación y que sí, sí, va a ser bastante larga.

Además de esto, probablemente haga otra historia, Drunk, que se basa en la relación de Jimin y Yoongi. Aún no sé si va a estar explícitamente relacionada a House of cards y al Jimin y Yoongi de este universo, es algo que tengo que moldear aún.

Nuevamente, gracias, y nos vemos en la próxima parada. ♥

house of cards ➳  jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora