CAPITULO 8 "Manos a la obra"

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Un albino, un español y un francés se encontraban detrás de unos arbustos afuera de la casa de la húngara, ¿cuál era la razón?, muy sencillo: El plan para deshacer el hechizo de la joven estaba por iniciar.

Aun no sabían muy bien lo que harían pero tratarían de hacerlo posible por conseguir todos los materiales.

El español sale del "escondite" y toca la puerta con delicadeza, espera un poco. Su suerte no era tan mala ya que la susodicha fue quien abrió la puerta.

- ¿Antonio?- estaba confundida, el español tenia mucho sin visitarle.

- Hola, Eliza - sonrió.

- Entra- se hizo a un lado para que entrara el de cabellos castaños - ¿que haces por aquí?

- Me entraron ganas de verte y pues aquí estoy -

Y así comenzaron a platicar mientras fuera de la casa los otros dos estaban espiando para ver si el rumano se encontraba cerca, aunque esa sospecha fue descartada cuando ya viendo cada una de las habitaciones desde afuera estaban vacías.

- Francis, necesito que entres por esta ventana y busques un cabello de Elizabeta - abrió la ventana ayudando a entrar al francés sin hacer mucho ruido, o si no los iban a descubrir.

El rubio una vez adentro del cuarto de la húngara, se acercó a unos cepillos que habían ahí y en una bolsa 'como cualquier detective' guardó unos cabellos. Salió de ahí y se dirigieron de nuevo a la entrada, ahora tendrían que esperar a que el rumano llegara para poder quitarle un cabello.
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La castaña reía por lo que el español le contaba, después la mujer se levantó diciendo que iría por galletas y el español la acompañó hasta la cocina. En un movimiento para alcanzar una caja de galletas aprovechó y le quitó la flor a la joven sin que ésta se diera cuenta.

Regresaron ya con las galletas y se volvieron a sentar, platicando de nuevo hasta que el más alto le dijo que se tenía que retirar porque si no Romano se iba a enojar, la ojiverde asintió acompañándolo a la puerta, una vez que la puerta fue abierta se encontraron con una escena algo extraña.

Ésta era la situación:

"Un vampiro en el piso peleando con un muerto"

Más claro no se podía resumir. El francés y el español rápidamente fueron a separar a Gilbert del contrario y la húngara ayudo al rumano.

- ¿Se puede saber que hacen aquí?- preguntó Vlad.

- Solo pasábamos por aquí, pero creo que es hora de irnos- y los tres se retiraron rápidamente.
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Después de correr tanto, llegaron a la casa del alemán, entrando y dejando cada cosa sobre la mesa del comedor.

Feliciano que se encontraba ahí en la casa por el menor de los alemanes fue rápidamente a ver que es lo que hacían el trío de amigos.

- ¿Para que es todo esto?- preguntó con curiosidad.

- Es para una pócima- exclamó alegre el de ojos carmesí.

- ¿Es sobre lo que me contaste Lud?- volteó a ver al rubio fornido, y éste asintió - Oh, ojalá que todo eso salga bien~

Gilbert movió su cabeza en afirmación y después se quedó pensando un poco.

- Algo falta....

- Veamos- habló el español - mencionaré todas las cosas que deberíamos de tener- tomó la hoja donde estaba todo anotado- primero, un cabello de Elizabeta-

-Listo

- Un cabello tuyo - apuntó la cabellera albina y éste quito un cabello.

- Listo

- Un cabello de Vlad....

- Mon cher ami, nosotros no tomamos ni un cabello de él- dijo el francés.

- ¿Quién dijo que no?- sonrió un victorioso ojirojo levantando un cabello rubio.

- ¿Como se lo has quitado?

- Recuerden que nos estábamos peleando, aproveché ese momento kesesese~

- Si que eres genial, Gil

-Obviamente

-Sigamos, un recipiente para esparcir la pócima- mencionó el francés.

- ¡Eso lo conseguí yo! - gritó un español muy animado, metió una mano a su bolsa del pantalón y con cuidado sacó la flor que la húngara siempre suele tener.

- ¡Excelente!...Ahora solo faltan dos lágrimas de Gilbert-

- Me resisto a llorar en frente de ustedes- cruzó los brazos.

Mein Kleine LiebeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora