Tras la discusión con su adorable Rubí, Albert salió de El Imperio de las joyas, el burdel más famoso de Londres, para ir a buscar a William Hans uno de los prestamistas más crueles del mundo. La familia Hans era un grupo de bandidos que no hacían más que aprobecharse de la situación y Albert sabía que la venta del burdel sería muy difícil, pero ya no tenía nada que perder. Debido a que ninguna familia respetable compraría un burdel. Maldijo el nombre de William hasta llegar a su caballo, subió en su corcél y echó a andar con la esperanza de que todo saliera bien. Tras andar kilómetros sobre su animal divisó al fin una casa en los límites de la ciudad. Con un jardin lleno de rosas blancas y rojas que formaban un pequeño laberinto.
Hasta su jardín es retorcido como su mente, pensó Albert y siguió avanzando hacia la entrada. De pronto vio al pequeño Joe jugando con un perro que parecia ser de caza.
Albert escuchó la voz del niño que se reía y decía ¡Basta Negro, basta! Apropiado nombre para ese animal ni siquiera ladra ese bicho, lástima que el cachorro dentro de unos meses ya no jugará como ahora sino que será como los sabuesos crueles de Hans entrenados para torturar a hombres... en todo esto pensaba Albert mientras se acercaba a la casa.
-Hola señor Albert- dijo el niño Joe con una alegría reflejada en su rostro
-Hola Joe ¿como te encuentras?
-Bien señor, mire él es Negro, es mío me lo regaló el señor Hans por poder llevar el mensaje y traerle buenas noticias- dijo Joe
-Me parece bien Joe- dijo Albert- dime, ¿está William?
-Sí señor ya se lo busco- dijo Joe y salió corriendo a buscar a su padre, ese niño era bastardo de William y por eso trabajaba al lado de él y disfrutaba de algunos beneficios.
Albert se había bajado del animal y lo asomó al pequeño estanque que había en la casa para que recupere fuerzas. Mientras regresaba a donde lo había encontrado Joe escuchaba como el niño llamaba amo a su padre. Era un niño muy bueno y alegre lo único que lamentaba Albert era que su padre era un infeliz.
-¡Albert!-exclamó William a modo de saludo- la verdad no te esperaba tan pronto.
-Vengo a pedirte un poco más de tiempo o a ofrecerte un trato- dijo Albert
-Sabes que tiempo no puedo darte Albert- sonrió William
-Entonces te propongo un trato-dijo Albert- te voy a vender el burdel completo con todo y mujeres.
- El Imperio de las joyas completamente mío, con joyas y todo... la verdad no es mala oferta además siendo el dueño voy a poder usar alguna Perla o alguna Amatista incluso un viejo Cristal...- dijo William mientras acariciaba su barba
-Que dices ¿Harás el trato o no?-dijo Albert.
-Esta tarde iré al Imperio con el dinero para ver cuanto mereces por ese lugar. Aunque no se tal vez te daré más de lo que espero, o tal vez te haga una nueva contraoferta.
Al escuchar esto Albert subió a su caballo y salió al trote, para darle la noticia a su familia.
Llegó a su hogar, pues era un burdel y podian decir de él lo que quisieran sólo él sabia lo que realmente representaba ese lugar, y lleno de felicidad llamo a su niña y a su mujer... ¡Azul! ¡Rubí! Por el amor de Dios donde se encuentran estas dos- dijo Albert asomandose a las habitaciones. Pero no había nadie, ni siquiera una de las joyas estaban en el burdel. Algo raro pasaba en el lugar pero no sabía que...
Su amada no estaba, sus empleadas y amigas tampoco; hasta su niña intrépida y audaz faltaba. Que haría sin ellas, que sería de él sin sus joyas...

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Azul-Zafiro
RandomAzul King es una muchacha heredera de las deudas de sus familiares y decide comenzar a trabajar en el negocio familiar ya que ha sido solicitada por la clientela de sus padres. Azul cree que su destino esta sellado y no desea luchar por un cambio ya...