Capítulo 6

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Tras horas de espera Albert comenzaba a preocuparse, las mujeres no regresaban y Rubí ya le hacía falta, su presencia era como un regalo de Dios y su compañía era el milagro que necesitaba para sobrevivir el día a día. Sentado con una botella de whisky en la mesa principal esperaba a las mujeres del burdel...
De repente la entrada se abrió y allí apareció Azul llena de telas de varios colores y una cesta con retazos de telas que nadie sabia para que eran.
-Al fin apareces niña... ¿Donde se encuentra tu madre?- exigió saber Albert
- No lo sé papá, solo sigo órdenes nada más... Mamá dijo que comprara telas para confeccionar vestidos para todas las joyas, incluso uno rojo para mamá...- respondió Azul mientras le mostraba a su padre las telas que había elegido
- ¿Para que quieren vestidos nuevos?- inquirió Albert.
-Para que va a ser papá... para reunir dinero para saldar las deudas y mamá se dispuso a volver a su trabajo. Ese que tenía antes de tenerme.- contestó Azul.
Albert sintió pena y vergüenza por sus actos, pues las mujeres del burdel e incluso su familia hacian hasta lo imposible por recaudar el dinero y él que se suponía que debía protegerlas estaba a punto de vender el lugar a William.
-Sabes que me preocupo por ustedes- dijo Albert- yo comprendo su sufrimiento hija pero no puedo hacer nada por retener la casa, por mantenerla a salvo debo venderla y pronto porque si el tiempo pasa y no podemos encontrar un comprador nos van a quitar el lugar...

-Creo tener la solución a nuestro problema- dijo Albert- Fui a ver a William y le pedí más tiempo, se negó a darmelo. Sin embargo me dio una oferta por el lugar y las chicas, obviamente acepté la oferta...
-¿Cómo pudiste? Crees que las mujeres de este lugar son de tu propiedad, pero te informo que no es así. Lamentablemente mujeres como ellas no son de nadie y a la vez responden a todos o al que le plazca. No entiendo como has podido hacer tremenda idiotez- soltó Azul con enojo
-!AZUL¡- gritó Albert- no se que crees jovencita pero no eres más que una niña ilusa te hemos criado para...
-Para ser una niña sin cerebro como las niñas de la clase alta, para que me case con un conde, un duque; un marques, un principe o un rey... dejame decirte que de ilusa no tengo un pelo soy mucho más inteligente de lo que crees.-contestó Azul y con lágrimas en los ojos dijo- me duele saber que me criaban para algo tan simple y me daban ilusiones de llegar a ser lo que yo quisiera, no te olvides que tus palabras eran para animarme a ser libre y no para depender de un hombre.
-Lo siento hija... llegó a disculparse Albert pero jamás pensó en el paso del tiempo... mientras terminaba de disculparse la puerta principal del burdel se habría y dejaba ver el alba. En la entrada varias mujeres semidesnudas y maquilladas con sonrisas luminosas estaban ingresando al lugar con algunas muchachas que habian decidido seguirlas.
Albert no podia creer lo que veia, Azul y las muchachas de limpieza estaban cociendo hermosos vestidos de gala que dejaban ver más de lo normal. Cada mujer en labor todas con el mismo objetivo no cerrar su hogar... que decirles, Azul lo miraba con tristeza y él notaba un grado de decepción, una mirada la cual no podia responder. Buscaba como decirle a las demás su plan pero la falta de valor y las dudas no lo dejaron. De nuevo las puertas se abrieron y la silueta que se presentaba era la de un hombre con un sombrero y llevaba papeles y dinero. Era Williams  con los elementos que habian acordado para saldar las deudas de Albert.

Azul-ZafiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora