III: "Primera impresión"

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Como era de esperarse la niña no confiaba en él, corrió a esconderse dentro de una oquedad lo suficientemente pequeña cómo para que Sparda no pudiera entrar.  Aunque para él no fuera difícil tajar la roca no pretendía matarla. Quizá algún rescoldo de humanidad se había adherido a él después de todo este tiempo. Un demonio nunca siente compasión dicen los humanos, bueno, este notablemente era la excepción. Puede que por eso su no muy buena relación con su propia raza.

Como sea, Sparda nunca le ha dado demasiada importancia a esto. Es un demonio poderoso como no muchos, pero comienza a sentir un poco de angustia al recordar las palabras de Phantom.

Se agacha para observar por el agujero y dice:
-Puedes salir de ahí, ya se fue-

La pequeña humana hizo caso omiso a las palabras de Sparda, pues el ver que aquél hombre de cabello blanco tenía un arma la obligaba a permanecer alerta y a la defensiva.
Sparda tardó algunos minutos en comprender lo anterior, por lo que decidió rodear el agujero y alejarse un poco. Lo suficiente como para que aquella se decidiera a salir...

Su plan resultó no ser tan efectivo como hubiera esperado, pues la chiquilla terminó durmiéndose, por lo que permaneció allí unas cuantas horas, se vio obligada a salir por algún motivo quizá relacionado con el hambre, sed o frío.

Da igual, aquella se encaminaba con paso trémulo hacía algún sitio. Sparda, la siguió con paso furtivo. Las circunstancias apuntaban a que algunos demonios se encontraban ahí, y era obvio lo que intentarían.

Poco después el albino sintió dolor en su hombro izquierdo, dolor y frío, un frío más intenso que el del ambiente.
En las rodillas, pies y brazos de aquella se hacían evidentes quemaduras y heridas que por lo general un niño no se hace durante alguna de sus desventuras.

Ya había recorrido un buen trecho cuando se le ocurrió devolver la mirada y vio a un Sparda bañado en sangre enfrentándose a un sinfín de ¿Lagartos? blancos. De estos últimos lo atacaban con trozos afilados de hielo. El albino ya se encontraba en notable desventaja numérica. Ese no era el problema. Para cuando la criatura despertó ya había suficiente luz del sol cómo para que las sombras comenzaran a proyectarse. Fue cuando la pequeña humana vio la que le correspondía al caballero oscuro. Una silueta de un ser humanoide alado de aspecto aberrante le demudó el rostro y lívida emprendió la carrera y a gritos requisaban auxilio con su voz Amedrentada.

Quizá Sparda no le hubiera prestado importancia si no se hubiera hecho con el atención de los contrincantes. ¿A donde se dirigían? Un pueblo colina abajo. Muchas personas se verían afectadas. No estaban muy lejos.

El caballero oscuro en un intento desesperado recurre a su "Devil trigger", elimina a cuantos demonios puede y toma a la niña en brazos dejándolos atrás. Esta terminaría desmayándose al verle. Sin importarle corre hacia el pueblucho cuyos habitantes comenzaban a buscar el origen de aquellos alaridos desesperados. Fue entonces cuando decidió volver a su forma original para entregar a la infante.

—¿!Quién eres!?—Inquirió alguno que le apuntaba con el filo de su lanza.

Otra mujer procedió a arrebatarle a la criatura. La situación se tensó más cuando vieron su sombra. Todos lo atacaron como podían.

 Todos lo atacaron como podían

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La danza de Sparda (Devil May Cry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora