Capítulo 5. No quiero perderte.

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/cuatro de octubre de dos mil doce /

Algo me perturbaba, y en ese momento no sabía que era. Algo, algo estaba mal con él. Esa vez, no era su vista, es algo más. Era algo difícil de explicar.
Desde que comenzamos a vivir juntos había días que le miraba orinar y no era orina lo que salía de él, en cambio, era sangre. No me malentienda, teníamos mucha confianza que entrar al baño al mismo tiempo no era problema, sin embargo, aquella vez fue error mío entrar tan inesperadamente, que le asusté. Aunque, más me asusté. Aquello me preocupaba, perdía el apetito constantemente, vomitaba sangre, estaba débil la mayor parte del tiempo, y su piel se ponía más pálida que como era de costumbre, no era capaz de decirle lo que sucedía, aunque él me preguntaba que si era algo normal todo lo que le pasaba. Respondí que probablemente como seguía creciendo sus cambios eran distintos. No tenía el valor, yo no quería perderle. En ese momento, tenía miedo.

—Bang, ¿por qué estás tan serio?, ¿sucede algo?

Me preguntó, yo mientras peinaba su cabello.

—¿Eh?, No es nada, ¡Oye, ¿recuerdas que nuestro aniversario fue ayer y no tuve un regalo para ti, tengo uno ahora.

—¿Qué es?

Me levanté del sofá y fui hasta una repisa. Saqué de un cajón una esclava color plata, junto a un anillo del mismo color, los lleve hasta él y le coloque cada uno en donde correspondía.

—Quisiera que pudieras ver, el regalo de aniversario es realmente bonito.

—Perdóname.

—Perdóname a mí, no debí hacer ese comentario. Sabes que te amo así, como seas, como estés, no me importa si incluso no tienes un pie o un brazo, si con el paso del tiempo ya no puedes hablar o escuchar mis "te amo", no importa si es que te da una enfermedad y debas estar en cama, solo me importa estar contigo, a tu lado, cuidándote y protegiéndote. Te amo tal y como eres, Jun Hong. Recuerda eso, por favor.

Atinó a abrazarme dándome un beso en los labios, le correspondí. Como siempre, llevó sus manos hasta mi cuello y así entrelazándolas. Ambos envueltos en aquel delicioso sabor, salivas mezclándose y lenguas que luchaban de forma interminable, hasta ser yo, quien como siempre o la mayoría de las veces le ganaba en aquella batalla. Miré a mi alrededor, sosteniéndole de la cadera, sus besos dejaron de ser tan tontos y brutos para convertirse en uno de los mejores besadores. Le levanté y susurre a su oído el cuanto le quería, cuanto y hasta donde le amaba, lo que era capaz de hacer por él y hasta donde iría. De nuevo fue mío, por segunda vez, lo tenía a mi mereced, él estaba totalmente dispuesto. Le recosté en la cama, y comencé a desnudarle, llenarlo de besos el cuerpo entero, dejando caricias y suspiros por él. Era realmente una tentación. Después de esa noche, dormimos abrazados uno del otro. Por la mañana acaricié su rostro, parecía dormido, no lo estaba. Lo sabía, ya le conocía. Me sonrió a las caricias, pero dentro de pocos segundos pude notarle incómodo, algo extraño . . .

—Te amo, lo sabes, ¿cierto? . . .

Cuando dije aquello, salió corriendo directo al cuarto de baño, corrí seguido de él, no tenía idea de lo que le sucedía.

Incluso si TÚ no estás [Re-subido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora