Un principio.

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Hola a todos amigos lectores!
Aqui doy comienzo a esta historia que llevaba rondando por mi cabeza ya un buen tiempo y que me he puesto a escribir animada,como no, por mi mejor amiga, la cual no ha dejado de insistir e insistir hasta convencerme de publicar algo, aunque sean tus memorias, decia... Así que aquí estoy escribiendo.

Espero que os guste este cliché de los miles que hay por wattpat y no os aburrais en exceso. Acepto criticas, eso sí, siempre constructivas ;)

pdt a modo de advertencia:

Queda prohibido el plagio, el copiar total o parcialmente esta obra, que con lo que me ha costado decidirme a escribirla no se os ocurra copiarla o sufrireis el peor de los tormentos! jijiijijij (risa malvada) ahí queda dicho.

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Correr desesperada por el bosque rezando para salvar la vida es algo en lo que jamás había pensado, ni tan siquiera en sus más horribles pesadillas y esta es la segunda vez que se encuentra en una situación así.

Su vida antes era perfecta, única e increíble y en tan solo un instante de mala suerte todo cambió por completo.
Echaba de menos muchas cosas, echaba de menos la tranquilidad y la protección de su hogar. Echaba de menos a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos y sobre todo a su novio. Todo parecía ya tan lejano que temía no poder volver a alcanzarlo nunca.

Le costaba respirar, le dolían los pies por culpa de las horribles deportivas de mercadillo, se le clavaban todas y cada una de las piedras del camino y quería parar, detenerse a descansar, respirar de nuevo sin miedo a ser atrapada.
Si conseguía llegar a la carretera podría pedir ayuda, quizás alguien podría ayudarla, lo confesaría todo a la policía, la protegerían, volvería a su vida.

Tropieza aparatosamente con unas piedras y se cae al suelo de frente golpeándose la cara y las manos. Le duele demasiado, quiere llorar, encogerse y desaparecer.
"Nadie va a salvarte"
Se dice a sí misma, acto seguido se pone en pie armándose de valor porque sabe que no puede parar a lamentarse, eso lo habría hecho la antigua Valentina, pero no Alana, ella no se asusta, no teme nada y lucha, lucha por su vida como él le ha enseñado. Todos los golpes y caídas que se llevó no serán en vano, todas las heridas que tuvieron que sanar habrán servido de algo.
Vuelve a correr con todas sus fuerzas, con las que le quedan y las que le da un repentino subidón de adrenalina. El bosque no parece tener fin, salta por encima de piedras, sortea las ramas bajas de los árboles que lo confrontan. Baja por una pequeña pendiente de tierra y cae a una charca. Se empapa con el agua, los pies se le hunden en el espeso lodo y se fija que a un lado hay como una pequeña cueva, se acerca y la observa, está bastante oculta por unos matorrales, podría ser un buen escondrijo para descansar un poco. Se mete dentro y enseguida nota que no es muy grande, apenas cabrían dos personas, pero es suficiente para ella. Se sienta en el suelo y rodea sus piernas con los brazos.
Trata de recuperar el aliento, escucha las voces lejanas de sus perseguidores, cada vez están mas cerca y reza para que ahí escondida no la encuentren porque ya no se siente con fuerzas para salir y seguir corriendo, no tiene un rumbo, no sabe cómo ir a la ciudad, como salir del espeso bosque.
Cada vez escucha las voces más cerca, ya casi están a su lado y tiembla de miedo, asustada, muerta de frio. Cuando están sobre ella aguanta la respiración.
"No puede estar lejos"
Y rápidamente se alejan, no la han encontrado, no se han percatado de que estaba rezagada en la pequeña cueva. Cree que es seguro y decide salir para tratar de seguir con su huida.
Así lo hace, trepa como puede por la pendiente de tierra y cuando está arriba echa a correr con todas sus energías. Mientras corre no deja de preguntarse si no habrá tomado el mismo camino que sus perseguidores, ahí escondida no pudo ni intuir por donde se marchaban.
-¡Alto ahí!
Se le detiene el corazón del susto. Deja de correr al instante, la voz viene de atrás y no se da la vuelta pero aguarda su final con resignación, ya se acaba todo y de pronto ya no le importa, en algún momento de toda esa locura lo había deseado solo por desesperación y como su único medio de escape, por eso aunque había luchado ahora ya no tenía las fuerzas suficientes para seguir, siente lastima por la niña que ha dejado sola para buscar ayuda, pero no puede hacer nada. Se pone de rodillas mientras le apuntan en la cabeza con un arma. Se rinde.

Flores rarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora