7.

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Seth coge una manzana del frutero y un vaso de agua mientras Kana termina de vestirse en el salón él pasa a la habitación donde esta Valentina y la encuentra con la cabeza metida entre los brazos en una postura forzada y extraña.

Carraspea y ella se coloca bien, sobresaltada.

–Habéis tardado menos que antes... Podíais ser más considerados y hacer menos ruido...

–¿Por qué? –pregunta acercándose a ella.

–Pues porque no está bien que hagáis eso y que yo os escuche. Así atada me resulta muy difícil taparme los oídos.

–¿Por qué no está bien?

Le acerca el vaso con agua y ella bebe con ganas sin rechistar. Estaba muerta de sed y ni lo pensó.

–Eso son cosas que se hacen en la intimidad y no tengo porque escucharlo y mucho menos verlo, además soy menor de edad deberíais tener un poco de consideración.

Seth parece no hacerle caso, agarra la manzana que había dejado a un lado y se le acerca a la boca.

–Come –le ordena con seriedad.

–No –se niega cerrando la boca con fuerza.

–Tienes que comer algo.

–Entonces desátame.

–No voy a hacer eso, no te queda más remedio que comer así.

–no tengo hambre.

–¡Venga ya! Deja de ser tan orgullosa.

–No soy orgullosa, no sé por qué dices eso.

–Pues porque eres capaz de rechazar la comida a pesar de estar muerta de hambre, solo porque yo te la doy.

–No estoy muerta de hambre.

–Anoche no dejaban de sonarte las tripas, llevas mucho sin probar bocado. No seas terca y muerde la manzana de una vez –le ordena perdiendo la paciencia.

–Entonces desátame como antes, así aceptaré la manzana, puedes quedarte a mi lado para  vigilar que no me escape –le propone con voz suave. No quiere alterarse, lo que más desea es largarse, gritarle todo lo que se le ocurre cuando está cerca, pero no lo va a conseguir por las malas, no le queda más remedio que portarse bien y ganarse su confianza. Ese es su plan desesperado. Así cuando confíe en ella será mucho más fácil escapar, solo tendrá que esperar un pequeño momento de despiste.

Seth resopla y le quita la brida que la sujeta a la cama.

–Gracias –dice ella aceptando la manzana que vuelve a ofrecerle. La coge con las dos manos unidas y le da un bocado enorme sintiendo como cruje en su boca deliciosamente jugosa. Su estómago vacío se activa al momento y parece tener un hambre voraz, le da uno, dos, tres y hasta cuatro mordiscos seguidos, masticando de forma acelerada, disfrutando de su dulce sabor como si fuese el manjar más exquisito del mundo.

–Disculpa mis modales, pero creo que tenía más hambre de lo que pensaba –se disculpa entre bocado y bocado. El tipo la mira extrañado, sentado frente a ella en la cama.

–Y... dime... ¿te llamas Seth?

Le sorprende, le habla serena, con total tranquilidad, como si hubiese perdido el miedo de golpe y solo estuviese frente a alguien que acaba de conocer en una cafeteria.

–Es que escuche antes que te llamaban así... y la chica Kana ¿verdad? Y la niña Sombra.

Seth asiente muy serio, sin demostrar su sorpresa.

Flores rarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora