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Sus ojos no dan crédito, su respiración se acelera y su corazón parece querer escapar. No puede apartar la vista de la última escena que jamás pensó ver alguna vez.

Oscar tiene cogida a Sandra a horcajadas en su cintura, besándole con pasión así como si el mundo fuese a acabarse en un instante.

Valentina quiere apartar la vista, salir corriendo, pero no puede. Es como si quisiese asegurarse de que no es una imaginación, como si pudiese ser una jugarreta de las sombras de la noche en el callejón.

Pero están ahí, los está viendo y no es una pesadilla o una ilusión óptica.

Sandra lleva el vestido subido, puede verle los muslos perfectamente y su hermano los pantalones por los tobillos. La embiste con fuerza una y otra vez, sin reprimirse ni un poquito y ella gime sin importarle que alguien la escuche.

No puede ser...

Consigue darse media vuelta y correr para salir de allí, sin decir nada, con las manos en la boca sin hacer un solo ruido, aunque duda que si lo hiciese lo escuchasen.

Se queda al principio del callejón a esperar. Confusa, perdida en una imagen que no sabe si algún día podrá borrar de su mente.

¿Qué debo hacer?

Se pregunta confundida. No sabe si volver ahí dentro y mandarlos a la mierda a los dos, o entrar en la discoteca y contárselo a Tania directamente o irse de allí con Luis y olvidarse de que existen.

Tan solo unos minutos después, antes de que pueda tomar una decisión, Sandra aparece peinándose un poco con las manos y sacudiendo bien su vestido. Se sorprende al ver a su amiga a un lado justo a la salida del callejón bajo una farola de tenue luz anaranjada. La saluda, pero esta no responde, ni siquiera la mira. Al momento ve aparecer a Oscar limpiándose con la mano el posible carmín de sus labios. La ve enseguida, la mira a los ojos y lo sabe inmediatamente. Se queda parado unos segundos y se acerca a ella sin demostrar una pizca de arrepentimiento.

–Me voy para dentro... –le dice dándole un frio beso en la mejilla. Ella no le contesta, no dice nada y no hace falta, su hermano se aleja sin esperar ninguna reacción de su parte, despidiéndose de Sandra solo con un gesto de cabeza.

–¿Te pasa algo? –le pregunta su amiga sin querer imaginar porque esta tan seria.

–Ahora viene Luis para llevarnos a casa.

–Ah, muy bien.

Las dos se quedan calladas esperando el coche. Nada más verlo se suben y no dicen nada en absoluto en todo el camino. Luis trata de hablar, les dice que el DJ estaba muy inspirado esa noche, pero no le responden, ni le siguen la conversación.

Detiene el coche frente a la casa de Sandra que es la que esta primero al final de la cuesta de la urbanización donde viven. Esta se despide algo seca y se marcha a su casa rápidamente.

Luis vuelve a poner el coche en marcha, va despacio parando frente a la casa de su novia.

–¿Ha pasado algo que deba saber? –le pregunta con curiosidad.

–Nada. Nos vemos mañana.

–Esta bien, hasta mañana entonces.

A veces le gustaría que su chico fuera un poco más insistente, pero suele conformarse con lo que le dice confiando plenamente en ella.

Valentina se dirige hacia su casa, pero cuando el coche de Luis se aleja, da media vuelta y va corriendo a casa de su amiga. Sabe que sus padres estarán durmiendo y no pasará nada porque se retrase, tiene que solucionar esto, quiere una explicación. Coge su móvil y envía el mensaje.

Flores rarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora