Capítulo 1

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Molly POV's

Los rayos de sol me daban directamente en la cara, los pájaros llevaban un rato cantando, así que me incorporé lentamente y me froté los ojos. Tuve que parpadear un par de veces antes de que mis ojos se acostumbraran a la luz.

Miré el reloj de pared que había en la esquina de la habitación. Eran las siete y media, decidí volver a dormirme, pero, cuando mi cabeza estaba apunto de tocar la almohada, reparé en el calendario que había en la pared. Era lunes 31 de agosto de 1959.

¡31 de agosto!

Me levanté de un salto y salí corriendo de la habitación, corrí por toda la casa hasta llegar frente a un pasillo sin salida y miré hacia el techo, habían cerrado la trampilla. Maldije por lo bajo.

Recorrí todo el pasillo con la mirada, cuadros, fotos, pared, pared, pared y más pared. Cerré los ojos y traté de pensar, "Venga Molly... Algo para abrir la trampilla... Veamos... Concéntrate...¿Qué es lo que sé de la trampilla? A ver... La trampilla está hecha de madera, es marrón, si la abres cae una escalera..." Una voz, mi conciencia seguramente, me dijo que todo eso era inútil... Que lo que tenía que saber era como se abría... "¿Cómo se abre la trampilla?" Pues hacia arriba obvi... ¡Claro hacia arriba! ¡Hay que empujar!

Busqué algo que fuera útil, hasta que mis ojos se posaron sobre uno de los bastones de mi abuelo... Pensar en él era... Bueno, no sabría decirlo exactamente...  Me provocaba una extraña sensación... Sentía como se me cerraba el estómago y una opresión en el pecho, los ojos me ardían, como cada vez que me pasa antes de llorar. Parpadeé un par de veces, no iba a llorar, no ahora.

Cogí el bastón, era marrón claro, de madera con la parte de abajo de metal, la parte de arriba terminaba en una curva.

Lo levanté todo lo que pude, pero no llegaba al techo, me puse de puntillas, ya llegaba al techo. Ahora solo me faltaba conseguir abrir la trampilla. Me mordí el labio inferior.

¿Cómo podría hacerlo?

Entonces un recuerdo vino a mi mente.

(•••)

Una niña pelirroja estaba sentada en un sofá junto a una mujer, pelirroja también, ambas tenían el mismo color de ojos, marrón brillante. Sobre ellas había un par de mantas, y, en el regazo de la mujer, había un libro abierto, en el libro había muchas fotografías.

—¿Cascanueces? —preguntó la niña, su voz era dulce, y en sus ojos había un destello de curiosidad.

La mujer asintió mientras sonreía, llevaba su pelirroja melena recogida en un moño italiano, su cara tenía algunas arrugas, a pesar de todo era hermosa.

La niña frunció el ceño, sin entender. Tendría alrededor de siete años, el pelo le caía por la espalda, lo tenía rizado y enmarañado, y bastante largo, por debajo de los hombros, tenía alguna que otra peca por la nariz, su cara era redonda, sus mejillas eran rosas, y su boca era pequeña.

—Pero... No se puede llamar Cascanueces...

—¿Y por qué no? —le preguntó la mujer dulcemente.

—Porque... —la niña no tenía argumento—. No es... Lógico... —dijo al final, no sabía el significado exacto de esa palabra, pero se hacía una idea, había oído a su abuela usarla un par de veces.

—No es lógico... —repitió la mujer y luego suspiró—. Molly... No todo en la vida debe tener su lógica... ¿Sabes lo que significa lógica?

Molly negó con la cabeza.

La mujer dejó el álbum abierto sobre la mesita de té, se levantó y se dirigió hacia una estantería, al llegar cogió un libro bastante gordo. En la portada había una sola palabra, era complicada, pero Molly supo entenderla "Diccionario". La mujer pasó las páginas hasta llegar a la mitad más o menos.

El Comienzo || Saga Molly PrewettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora