Capítulo 8

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Molly's POV*

Caminábamos entre arbustos y matorrales, junto a altos árboles y pequeños insectos, éramos unos ciento cincuenta niños, aproximadamente. Se había hecho de noche, las estrellas brillaban en el cielo con intensidad, y la luna resplandecía, casi completa. Una brisa enfriaba el ambiente, había comenzado hacía unos minutos, pero yo ya tenía frío.

Estábamos siguiendo a un hombre muy alto, debía medir tres metros, por lo menos, y tendría unos treinta y tantos años. Su barba castaña le llegaba hasta el pecho, y llevaba el pelo cortado por los hombros. Sus ojos marrones me recordaban la leña de la chimenea de casa de mi abuela.

A pesar de su gran estatura, era muy amable, cosa que sabía gracias a que llevaba media hora preguntándole cosas y aún no me había mandado callar.

—¿Qué asignaturas tendré primero? —pregunté, con emoción.

—Eso depende de tu casa, pequeña —respondió él, mirándome de reojo.

—Oh, claro... ¿Y cuál es el horario de la biblioteca?

—Pues... —hizo una pausa, en la que, supongo que pensó la respuesta—. Cierra a las ocho de la tarde...

—¿Tan pronto? —pregunté decepcionada.

El hombre rió, una risa grave que me recordó al mito muggle de ¿papá Noah? ¿Papá Noe? Algo así.

Me revolvió el pelo—. ¿Cómo te llamas, pequeña curiosa?

Sonreí—. Molly Prewett, señor.

El hombre volvió a reír—. ¿Señor? Por favor, llámame Hagrid, todos me llaman así...

—Está bien, Hagrid... —respondí.

La mirada de Hagrid se detuvo sobre mí—. Un momento... ¿Prewett, dices? ¿Cómo Gideon y Fabian?

—Son mis hermanos... —respondí, tímidamente, sólo Merlín sabía lo que le habían hecho al pobre Hagrid.

—Esos dos traviesos... Les he pillado varias veces intentando entrar al Bosque Prohibido, no tienen remedio... —Hagrid sonrió, lo que me calmó bastante, no parecía enfadado con ellos.

—No, definitivamente no lo tienen...

Hagrid sonrió mientras se volvía hacia el resto del grupo, para regañar a algún que otro graciosillo el cual decía que cuando suspendes un examen en Hogwarts un dragón te comería...Si eso fuera verdad, mis hermanos habrían sido devorados un par de veces ya...

Continuamos caminando unos minutos más, en los cuales hablé con Diantha, Lizbette y Blake sobre las casas de Hogwarts.

Blake no sabía gran cosa de las casas de Hogwarts, supuse que era hijo de muggles, aunque cuando le pregunté se encogió de hombros y cambió de tema. Quizá le preocupaba que no nos tomaramos bien que no fuera sangre pura, o quizá a sus padres les había pasado algo como a los de Diantha. Decidí no preguntar.

Por fin llegamos frente a un lago enorme, olía a humedad y en el agua se veían reflejadas las estrellas. Cuando Diantha me dio un codazo, fue cuando me di cuenta de que varias barcas iluminadas con farolillos se dirigían hacia nosotros.

—Tenéis que subir en grupos de cuatro personas, ni una más —Hagrid nos miró atentamente—, ni una menos, ¿está claro?

Todos respondimos a destiempo, algunos con un "sí", otros con un "sí, señor", algunos respondieron "como el veritaserum"... Yo, por mi parte, dije "sí, Hagrid", para después subir a una barca junto a Lizbette, Diantha, y Blake, quienes me estaban esperando.

El Comienzo || Saga Molly PrewettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora