Cuando entré al departamento estaban Simon y Percival, tomando un batido de chocolate y té. Los saludé con un movimiento de cabeza, mientras caminaba a la cocina y ponía la leche sobre la mesa, el tío Sherlock salió de su habitación con su bata color azul rey de seda. Se recargó en el marco de la puerta y me preguntó:
— ¿Qué tal la escuela?— Ladeó la cabeza y se cruzó de brazos. Caminé por el pasillo, en dirección a mi habitación.
—Regular...—Abrí la puerta con flores pegadas a ella, puse mi mochila dentro y me quité el uniforme, para ponerme unos jeans y una camiseta que tenía arriba de mi silla. Nunca me importó mucho mi vestimenta cuando estoy en casa, supongo que eso lo heredé de mi padre. Salí con paso perezoso y me senté en el sofá que utilizaba mi padre, miré de reojo a Simon, que tomaba su batido de chocolate mientras leía el periódico. ¨Raro¨ pensé por un momento, pero luego recordé que eran parte de la familia del tío Sherlock, así que supuse que eso era totalmente normal viniendo de alguien como ellos. ¨A decir verdad, supongo que yo también pertenezco a la familia Holmes, después de pasar navidades con ellos, los padres de los hermanos Holmes son totalmente mis abuelos...Que mal que no puedo decir lo mismo de los padres de John Watson...¨
— ¿Qué haremos hoy?— Preguntó Percival, mientras ponía su taza de té sobre la mesa, sacudió sus cabellos rojizos y acomodó el cuello de su camiseta. Era sorprenderte pensar que Percival tan solo era un año mayor que yo, y que se viera tan maduro como un treintañero, su manera de vestir, siempre elegante o a la moda, su modo de hablar con tanta confianza, y el tono de su voz, profunda y varonil parecida al hombre castaño con el que vivía. —Supongo que no tienes nada preparado, siempre ha sido así cuando se trata de ti, te encanta todo lo que sea improvisado.— Me miró con gesto altanero, su mirada de color azul y cubierta por esas pestañas claras que bajaban y subían en una curvatura muy coqueta, me hicieron sonrojar.
—Rosie me comentó que le gustaría ir a una librería que estaba en el centro, deberían ir hoy chicos...—La profunda voz del tío Sherlock se escuchó desde la puerta del refrigerador abierta, después su rostro se asomó desde encima de ella. — ¿No lo crees Percival?—Sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa, me había salvado de nuevo, Percival sin responder volteó la cara hacia la puerta, un poco ruborizado, apretó la mandíbula y bajó la mirada. Sólo pude formar la palabra ¨gracias¨ en mis labios pero no salió de ellos, el castaño rebelde solo asintió en respuesta.
Unos pasos se oyeron subir por la escalera, no eran de mi padre, ni de la Sra. Hudson, ni de Mycroft Holmes, eran diferentes.
—Un cliente...—Susurré y miré hacia la puerta. Me levanté y avancé hacia la pared con todos los apuntes de los hombres de Baker Street, hasta ahora, habían sido solo 2 desapariciones, ninguna con relación alguna, tal vez esta sería la tercera.
Una mujer se tez blanca y cabello rizado oscuro se asomó por la puerta, con unas ojeras de días, labios resecos, ropa desordenada y sin duda una angustia inmensa. Por su ropa, pude descifrar que era madre de 2 hijos, dos chicos, era madre divorciada, castaña natural, y contadora. Todo siguió su curso, la mujer se sentó en la silla del centro, el tío Sherlock la escuchó. Simon, Percival y yo salimos del departamento, caminamos por la acera, ese día era algo especial, había podido ver a Elliot, aunque fueron tan solo unos segundos, y ahora una clienta. Que interesante.
—Esta vez fue un chico, ahora podemos descartar que tiene una obsesión con las señoritas, puede que sea tan solo un hombre que este aburrido, ninguna víctima tiene algo en común, mejor dicho, todas tienen algo tal vez si se parezcan, ninguna ha sido encontrada.—Percival era bueno con las palabras como Mycroft Holmes. Podía decir sus deducciones sin tartamudear o repetir algo 2 veces. Todo lo contario a mí. Simon acomodó sus gafas, se pasó la mano por el lacio cabello color miel y lamió sus labios.
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El hilo rojo del Destino ( Johnlock)
FanfictionRosemund puede aparentar no ver cosas que los demás no pueden, el fingir ser normal se ha vuelto una rutina para ella, mientras esta descubriendo su propia personalidad, problemas extras se agregan a sus pensamientos. El comprender las relaciones h...