9. La otra casa

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Entre al baño para chicas a tiempo, era bueno que casi nadie se encontraba a esa hora, respiré varias veces para calmarme pero las lágrimas estaban por desbordarse por las orillas de mi ojos. Me pregunté como pude ser tan débil, cuando O'Connor me siguió hasta la biblioteca realmente fue incómodo pero cuando me acorraló entre un estante y él fue aterrador. Sus ojos me miraban como si estuviera desnuda y el viera cada parte de mí. Aunque le preguntaba si tenía algún asunto conmigo el solo se limitaba a sonreír y seguir mirándome como si buscara algo en mí. El brillo en sus ojos delataban el gran placer que estaba sintiendo al hostigarme.

Creo que la peor parte fue cuando empezó a tocar mi cabello, pasaba las gemas de sus dedos por mi diadema, luego enrollaba un mechón de cabello en su dedo de manera coqueta.

— ¿Podrías alejarte por favor?— Susurré para que alguien que estuviera cerca no pensara que estábamos haciendo algo sospechoso, ya que la distancia entre nosotros era corta.

—Creo que no puedo, necesito algo. —Sonrió. Por primera vez desde que había llegado lo había oído hablar más allá de sus "Presente" que daba cuando pasaban asistencia. Su voz grave y profunda solo lo hizo ver más imponente ante mis ojos.

— ¿Qué cosa?— Podría empujarlo, pero no sabía si podría salir corriendo, o si él podría perseguirme, no sabía si el solo quería el dinero de mi almuerzo o si quería que le dijera algo personal.

El no respondió mi pregunta, solo paso su mirada de mi boca a mis ojos, para luego soltar el mechón de cabello esponjado que tenía en su dedo y pasar mi mano por mi rostro, por encima de mi mejilla. Sus ojos azules y que antes parecían muertos, cobraron vida en un instante para después atacarme, se abalanzó sobre mí abrazándome bruscamente. No espere a saber que sería lo próximo que haría y lo empujé con todas mis fuerzas, corrí fuera de la biblioteca, por los pasillos caminé a zancadas apresuradas y por fin llegué al sanitario.

¿Qué diablos quería? ¿Por qué hizo eso? ¿Quería tocarme? Sentí como se me revolvía el estómago con el recuerdo de su nariz en mi cuello. Solté un sollozo, realmente sentí miedo.

Me había quedado a repasar algo de física en la biblioteca después de clases, pero si hubiera sabido que pasaría esto, ni loca me quedaba. Las lágrimas cayeron por mis mejillas, sentí la cara arder, me miré en los espejos frente a los lavabos, tomé papel para secarse las manos y limpié mis ojos.

— ¿Estas bien?— Una voz salió de un cubículo. La puerta se entreabrió y una chica se asomó de manera tímida. Lo conocía, se trata de la mismísima Rachel Gritffin, una adolescente muy popular, era la mejor amiga de Lily Park.

—Yo...—Limpie mis ojos rápidamente y asentí. — Estoy bien. No es nada. — Tiré el papel al depósito de basura, tomé mi mochila y me disponía a salir.

—Hey, hey. ¿Watson?—Salió por completo del cubículo y se me acercó. Tenía los ojos algo hinchados y rojos, ella también estaba llorando ahí dentro. —Watson, ¿verdad?— Tomó mi antebrazo.

—Sí, eres Rachel. —Afirmé, ella asintió y me sonrió. Se lavó las manos, noté que tenía su mochila colgada a los hombros. ¿Cuánto llevaba ahí? Se veía que era agradable, pero no era el tipo de persona con la cual me juntara en los recesos, ella atraía mucha atención, y era lo último que necesitaba.

— ¿Mis ojos se ven muy hinchados?—Me preguntó mientras me miraba a través del espejo.

—En lo absoluto. —Mentí, parecía que unas abejas le habían picado los párpados.

—Mentirosa, —Sacó de su mochila un pequeño estuche con maquillaje en polvo dentro, aplicó un poco en sus párpados inferiores y en las esquinas de sus ojos. —Se ven menos rojizos así. Vamos, salgamos de aquí. — Asentí y caminamos juntas por los pasillos, agradecí que fuera un poco tarde, nadie nos vería juntas.—Fue Lily, creo que a estas alturas ya debes saber cómo dicen que es su carácter.—Soltó una risilla de pesadez. Luego suspiró.

El hilo rojo del Destino ( Johnlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora