FUEGO REDENOR

Final

Clark no podía estar tranquilo, no importaba lo que hiciera. Durante las últimas tres noches había hecho todo lo posible por relajarse, pero había acabado levantándose dos y hasta tres veces en la noche. Sabía que estaba volviendo loco a Bruce.

Bruce: Voy a atarte a la cama y a amordazarte. —gruñó antes de pasar su brazo por el pecho de Clark y atraerlo hacia él—. Has hecho todo lo humanamente posible por hacer que esto funcione, así que por favor relájate y duérmete. No serás de mucha utilidad si estás hecho polvo. Y no puedo follarte otra vez porque me has dejado exhausto, y Mr. Happy está muerto.

Clark: Lo siento —murmuró, pero Bruce sólo lo mantuvo apretado.

Bruce: Duérmete —masculló de nuevo, y Clark cerró los ojos, durmiéndose finalmente, sólo para despertarse tan pronto como el sol empezó a brillar por las ventanas de la habitación. Bruce estaba profundamente dormido a su lado, roncando suavemente. Clark trató de separarse, pero Bruce lo apretó con más fuerza, rodando junto a él sin despertarse, así que Clark se quedó tumbado junto a él durante un buen rato, pensando y tratando de mantener los nervios a raya.

Cuando Bruce se calentó y se dio la vuelta, Clark apartó las mantas cuidadosamente y se levantó de la cama despacio. Se puso unos pantalones cortos y luego bajó las escaleras tan silenciosamente como pudo. Después de encender la cafetera, Clark se sentó en la mesa y esperó a que el rico aroma a café inundara la habitación. Se sirvió el café en una taza y cuando el recipiente estuvo lleno se sentó de nuevo, repasando en su cabeza todas las cosas que tenía que hacer.

Bruce: Clark —dijo desde donde estaba de pie, desnudo bajo el umbral de la puerta—. Enciende la radio.

Sintiéndose con la cabeza todavía un poco nublada, él se acercó y encendió la radio que Bruce tenía en la esquina de la cocina. Sonaba una emisora de rock, y Bruce entró en la habitación. Su blanco trasero desnudo encendió a cuando se inclinó en la encimera para cambiar la emisora.

Clark: ¿Qué estás escuchando?

Bruce: Shhh —dijo y subió el volumen de la radio.

—Esta mañana, en acontecimientos locales —dijo una voz femenina—, parece que la Compañía de Bomberos J.L de Carlisle va a celebrar una cena de Pollo y Cachas. Están recaudando dinero para hacer reparaciones en la estación, y al parecer los propios bomberos harán de camareros. También puedes hacerte una foto con un bombero macizo. Sé que yo seré la primera de la cola. Así que, señoras, si alguna vez habéis deseado ser atendidas por bomberos sin camiseta, esta es vuestra oportunidad. —Sonaba como una adolescente excitada—. Llamad al xxx-xxx-xxxx para comprar las entradas, o podéis adquirirlas en el Centro de Convenciones de Carlisle. La cena comienza a las seis, y dejan de servir a las diez, así que pasen por allí y echen un vistazo a los mejores cuerpazos del centro de Pennsylvania. Seguro que yo lo haré. —La locutora pasó a la siguiente historia, y Clark se quedó mirando a Bruce con los ojos muy abiertos mientras lentamente se sintió sonreír.

Bruce: Si eso no vende entradas, no sé qué lo hará —dijo con una sonrisa, y Clark se puso en pie, dejando su taza atrás mientras rodeaba a un bombero desnudo y extremadamente sexy entre sus brazos.

Clark: Esa locutora estaría muy celosa ahora mismo —bromeó antes de besarlo fuertemente.

Bruce: Sí, apuesto a que daría cualquier cosa por estar en mi lugar ahora mismo —dijo, y Clark se mofó un poco.

Clark: Yo soy el que tiene la mano en el culo desnudo de un bombero ahora mismo. —cortó la respuesta de Bruce con un beso y sintió reaccionar el cuerpo de su amante, su pene grueso, largo, deslizándosele por la cadera. Cerró los ojos mientras los labios firmes de Bruce luchaban contra los suyos por el dominio. Piel con piel, las manos sobre los músculos temblorosos, Clark se dejó guiar de vuelta al piso de arriba. Tan pronto como llegaron al dormitorio, la alarma de Bruce empezó a sonar a todo volumen, y Clark soltó un quejido, sin querer mirar el reloj pero sabiendo que ya se estaba haciendo tarde.