Bruce se acercó a la habitación en la cual un bebé lloraba tan fuerte que podía oírlo desde el otro lado de la puerta, incluso más allá del rugir del fuego. Se precipitó al interior, cerrando la abertura a sus espaldas y pasando por alto los gritos. Envolviendo al bebé en una manta ignífuga, lo tomó en sus brazos preparándose para enfrentar el fuego que estaba devorando aquella casa adosada de la ciudad de Carlisle, Pennsylvania.
Hubiera preferido ciertamente, escapar por la ventana de la habitación, pero esta se hallaba en el segundo piso y esa parte de la casa no era accesible desde el exterior ya que los edificios estaban demasiado juntos. Se preguntó por qué habrían elegido como dormitorio infantil, una habitación cuya única ventana daba a una pared de ladrillos, pero no tenía tiempo para detenerse en esa reflexión. De un empujón, abrió la puerta. Las llamas que a su llegada lamían el pasillo, ahora ya casi habían alcanzado la puerta de la habitación y el calor era insoportable a pesar de la protección del uniforme contra incendios. Tenía que descender a la planta inferior y alcanzar la puerta principal, era su única oportunidad.
A juzgar por el bramar del incendio, Bruce comprendió que solo a duras penas lograría salir del edificio y no perdió más tiempo; percibía el eco de su respiración retumbándole en la cabeza. El bebé había dejado de llorar y Bruce esperaba que solo fuese porque estaba exhausto por el ajetreo, ya que no tenía tiempo de verificarlo. Cada neurona en su cabeza le gritaba que se diera prisa y saliera de esa trampa mortal, y lo hiciera lo antes posible; el sudor le resbalaba por la cara y empapaba su ropa. Finalmente, alcanzó el rellano, las paredes se quemaban hasta el pie de las escaleras y el bramido del fuego se estaba haciendo cada vez más intenso. Apenas podía oír sus pensamientos mientras bajaba, aun así intentó preparase mentalmente para saber qué hacer una vez que llegara al final.
Bajo sus pies, un escalón cedió pero Bruce fue capaz de evitar la caída y llegó a la planta baja. Movió un pie y desde algún lugar de la casa le llegó el estrépito de un derrumbe mientras el fuego continuaba aumentando en intensidad, rugiendo como el motor de un avión supersónico.
A su alrededor no veía otra las cosa más que llamas y negro humo.
Sabía que tenía una sola oportunidad. Recordó haber visto el salón comedor al entrar y se dirigió a la carrera en esa dirección esquivando los muebles incinerados. Lo habría casi logrado si parte del suelo no hubiera cedido bajo sus pies. Alcanzó a ver el chorro del hidrante que entraba en la casa a través de la puerta principal, y pudo escuchar el silbido del agua que goteaba desde el techo, pero el fuego era demasiado intenso por lo que, en los segundos inmediatamente sucesivos, ya no serviría para nada. A sus espaldas continuaban los derrumbes, el mobiliario se quebrantaba y las vigas comenzaron a ceder; la casa entera se estremecía emitiendo un profundo gemido y el fuego había convertido todo en un horno abrasador. El edificio se caía, pedazo por pedazo, a su alrededor; Bruce sabía esto y sabía que no le quedaban más que unos pocos segundos. Dio otro paso y cuando había casi alcanzado la puerta, el suelo se hundió bajo sus pies. Dio un salto hacia el frente. Casi lo logra, pero se dio cuenta de que se resbalaba hacia adelante. Se giró de espaldas para no aplastar al niño debajo de sí y no tener que lanzarlo a través de la puerta de ingreso abierta. Pero desapareció de sus brazos y la última cosa de la que fue consciente era que estaba cayendo en un abismo de fuego.
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FUEGO REDENOR
Hayran KurguEsta historia es una version Clark x Bruce, de una novela que me ha encantado y no podia dejar de imaginarmela desde la perpestiva de estos heroes. Espero y les guste