Bolso al suelo, llaves a la mesa, suspiro en la sala.
TaeMin mueve su largo cabello rubio hacia un lado y sonríe cansinamente a aquellos ojos que le observaban extrañados y que él no esperaba encontrarse ahí, en medio de su casa. Seguramente su hermano le había avisado de esta pequeña sesión de estudio que habría, pero él claramente la había olvidado y ahora había quedado ahí como el mayor bobo extraño de la historia y que se ve obligado a saludar de manera incómoda.
Eleva una mano con algo de vergüenza, mirando a aquellos cuatro rostros aparte del de su hermano y sonríe, vergonzosamente, antes de que TaeSun se acerque y le de una palmadita en la espalda, muy poco necesaria.
— Se me hizo difícil ir a buscarte, lo siento.
TaeMin niega con la cabeza y vuelve a tomar aquel pesado bolso, para irse rápidamente de ahí, antes de que la vergüenza ante aquellos cuatro chicos, fuese mayor.
— No te preocupes. No es tu obligación —cruza su bolso por su hombro y vuelve a suspirar, sintiéndose más cansado al ver que uno de los chicos más allá, abría una lata de cerveza—. ¿Se quedarán en casa? ¿No están nuestros papás?
— No, y sí. Pediremos comida y beberemos algo. Vendrán unos compañeros más. Únete, no será aburrido y podrás comer.
Qué gran plan.
TaeMin asiente sin asumir que tenga alguna otra opción, mientras miraba de reojo al resto de los compañeros de su hermano que seguían con los ojos fijos en él. Casi todos ya conocidos, a excepción de uno que parecía ser el más mirón de todos. Alto, delgado, con cara de nerd.
Lo usual.
El rubio sube un par de peldaños y mira a su hermano que parecía esperar una respuesta más convincente, que solo termina por ser reemplazada por su cabeza asintiendo y un suspiro cansado. Más cansado que antes.
— Sí. Me ducharé y vengo. Suena genial.
*
TaeMin tenía cinco años cuando entró a la Escuela Nacional de Ballet. Cinco años en donde su estatura aún no alcanzaba el metro de altura y en donde su pronunciación no era la correcta para decir algo más aparte de que necesitaba entrar a bailar ballet aunque apenas supiera decir la palabra ballet o apenas supiera decir porqué quería bailar eso.
Porque solo quería y ya.
(Y como su madre tenía un problema de excesivo consentimiento con él, tampoco fue un gran problema aquella petición).
El rubio ahora se sienta a un borde de la tina de su baño, escuchando como la música en el piso de abajo ya comenzaba a subir y como las risas entre más compañeros que parecían llegar, se hacían oír en la casa. TaeSun siempre se aprovechaba del más mínimo momento en que se quedaban solos, así que estaba acostumbrado a eso. Ni siquiera le ofendía, sino que le daba igual mientras no se metieran en su metro cuadrado.
Suelta un quejido despacio cuando se saca las vendas de sus pies, sumergiendo sus dedos en agua tibia y agradeciendo aquello que le hace relajarse y destensar cada músculo de sus pies. La sangre comienza a disolverse en el agua tibia y también sus molestias que habían estado durante la tarde, a causa del frío. Sus dedos por lo general dolían más y sus tobillos llegaban a entumecerse, pero la sola idea de dejar de ensayar para descansar y tomar reposo, era algo que alejaba de inmediato y que ni siquiera quería pensar.
(Y mucho menos pronunciar).
TaeMin desenreda con suavidad su largo cabello rubio y se sienta ahora con todo su cuerpo desnudo dentro de esa tina que le acoge cada día luego de un largo día de ensayo. Su cuerpo se relaja apenas entra en contacto con el agua y sus labios sueltan un suspiro placentero, mientras el timbre de su casa sonaba y sonaba y la gente llegaba y llegaba.
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· Venus as a Boy ·
FanfictionMinHo nunca había escuchado la palabra transgénero en su vida, pero cuando conoce a TaeMin, no solo es su percepción la que cambia, sino que también, su propio novio.