iv.

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Un mes y medio saliendo con TaeMin y un mes y medio alejándose de TaeSun.

No era como si hubiese querido que eso pasara, pero era algo bastante poco evitable. Sobre todo si TaeSun ya no se comportaba de la misma forma con él a como hacía antes, y si él tampoco ponía empeño en que eso pasase. Tampoco era como si se odiaran, pero simplemente se toleraban a tal manera en que ambos sabían (sin decirlo) que ya no eran los mismos amigos de antes.

O que simplemente ya no eran amigos.

— ¿Hoy unas cervezas?

MinHo levanta la mirada para observar a su amigo que había interrumpido ese silencioso almuerzo en el grupo, y niega con la cabeza, ganándose un inmediato bufido.

— ¿Otra vez, Choi?

— Ya me comprometí. No puedo hoy.

Y esos sonidos infantiles y adolescentes, salen por la boca de sus cuatro acompañantes, menos de TaeSun, porque él simplemente le mira y come. Prefiere evitar las burlas cuando sabe que claramente, es su hermano el que está en medio de esa conversación también.

— Como te ha cambiado ese culito que te tiene baboso, eh.

TaeSun bufa y esta vez MinHo lo hace con él.

— No te metas con Tae —come un poco de arroz y masca rápido, mirando enojado a su amigo—. No pienses pendejadas, solo iremos a comer y ya.

— ¿A comerse entre ustedes?

— Lo dudo. TaeMin no se entrega así como así. Tengo fe en mi hermano.

TaeMin, hermano, masculino.

Tres palabras que resuenan en el cerebro de MinHo, pero que le hacen callarse y asumir algo en lo que no tiene que entrometerse porque Tae se lo pidió así. Le pidió tiempo para saber cómo hablar con su familia y comprensión con TaeSun porque a veces era terco. Muy terco.

(Y muy tonto, si se lo preguntaban a él).

MinHo sigue mirando su plato de arroz y carne y come con cuidado y absoluto silencio, hasta que su amigo —el muy hijo de puta—, insiste en meter el dedo en la llaga, casi como si se tratase de una diversión. De una diversión en la que TaeSun y él eran partícipes porque le hacían el almuerzo más ameno y menos aburrido.

— ¿Pretendes llevártelo virgen hasta el matrimonio, Choi? ¿Es en serio?

Ni siquiera alcanza a defenderse y a enojarse para que parase su maldita mierda de querer hablar de Tae, cuando la voz de TaeSun interrumpe de una forma que no debió hacer y de una manera que ni siquiera debía conocer.

Por respeto, por comprensión y por tolerancia.

Y sobre todo, por amor.

— Pues, te toca esperar bastante porque de aquí a que sea legal y que te puedas casar con mi hermano, quizás solo existas como cenizas o peor.

Risas, risas, risas.

TaeSun ríe, sus amigos ríen, la mesa ríe.

Pero MinHo no lo hace. MinHo termina de tragar su arroz que acababa de poner en su boca y se levanta lentamente, empujando la bandeja y provocando un brusco sonido que hizo llamar la atención de todos.

MinHo tenía paciencia. MinHo tenía respeto y MinHo tenía modales.

Pero lo que MinHo no tenía, era tolerancia cuando consigo mismo, no eran capaces de ser tolerantes.

— Qué genial que te cause gracia que tu Tae ni yo podamos casarnos, TaeSun. Qué genial tu valoración y apoyo hacia una relación como la nuestra. Un apoyo que realmente puedes tomar y metértelo con un puño por el culo, puto heterosexual de mierda.

· Venus as a Boy ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora