Capítulo 22 "Ketchup sick"

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Se queda callado y eso me saca de quicio así que con fuerza lo zarandeo y él ríe al parecer a alguien le gusta jugar a molestarme pero va a ver

—Deja de jugar conmigo y sincérate de una vez

—Sigue tu propio consejo y cuando lo hagas yo lo haré también… ahora vete a bañar para que pueda llevarte a tu casa

— ¿Tienes cosas que hacer…? Yo… siento haberte hecho levantar a las tres de la mañana

— No es cómo si hubiera estado dormido y pues la verdad tengo que ir con los chicos a FM. 97 en…— revisó su reloj de pulso —45 minutos así que es mejor que nos movamos si no quieres que se enteren de que estuviste aquí

Nos paramos y cada quien fue al cuarto correspondiente, me di una ducha rápida que casi ni sentí, saco ropa del armario y veo que todo me queda un poco grande, al final me pongo una camisa suelta y unos jeans con cinturón, salgo a encontrarme a Harry quien está en la sala con su celular en mano, le digo que estoy lista y me mira con ternura, se para de su silla y camina hacia mi luego de la nada me aprieta en sus brazos a lo que parece ser un abrazo así que sintiendo que necesitaba eso lo abrazo con fuerza y cierro mis ojos pensando que quizá esto es lo que necesitaba para seguir, no es uno de Zayn pero Harry es mi amigo y uno de verdad que me apoya y me ayuda, me suelta después de unos minutos y sonrío ante su iniciativa

—Bueno, ahora vamos y volvamos a lo que hacíamos— dice y sé que es un modo de despedirse por ahora

—Ok— respondo mirándolo con una media sonrisa sin mostrar mis dientes.

Hay veces en las que pienso que lo que hago vale la pena.

***

La vida te da miles de caminos por los que puedes caminar, están las calles rocosas que son las más largas y más difíciles o están las calles pavimentadas que te facilitan el trabajo, las arenosas que si se mojan no dejan que sigas andando, entre otras. El que elije cual camino escoger eres tú mismo porque nadie más va a hacer el camino por ti, tú decides que tan difícil o que tan fácil te haces el trabajo pero sobretodo eres el que mide hasta qué punto llegar o a qué lado ir. En pocas palabras eres el único culpable de lo que te sucede así que por más que busques ese alguien nunca va a aparecer porque el que toma las decisiones es el mismo que las hace.

Así me sucede a mí pues escogí el peor camino y por ello me toca asumir las consecuencias de lo que pueda pasar como ahora, no sé exactamente que hacer; por un lado quiero salir corriendo y llegar lo más legos posible pero sé que eso solo traería más problemas y por el otro está entrar y enfrentar a un Marcos furioso que me va a pedir explicaciones y la primera me parece la más apetecible en este momento pero no es como que me fuera y nunca lo volviera a ver esto es la vida real y no un cuento que termina en “vivieron felices para siempre” ni de niña me creí esa estupidez ahora mucho menos pero bueno volviendo al tema creo que lo mejor es entrar a la casa en vez de quedarme parada como tonta en el portón mirando hacia el camino por el que el auto de Harry salió.

Timbro unas dos veces cuando la puerta se abre, el mayordomo me sonríe cómplice, lo miro con duda porque no entiendo su gesto pero el mismo me aclara

—El señor Marcos salió temprano, le dije que usted se fue al colegio y no quería despertarlo así que me dijo que le diera un recado— me sonríe de nuevo y le agradezco desde el fondo de mi corazón que me haya tapado— dice que quiere verla en la tarde con un vestido para llevarla a comer… por cierto las cocineras están haciendo pastas con salsa de tomate y supongo que usted no lo sabe y quizá “coma” un poco ahorita— hace comillas con sus dedos y río por ello, segundos después capto lo que quiere decir

¿Se supone que finges que comiste eso? Siempre los mayordomos se enteran de todo

—De verdad te lo agradezco— le respondo con un giño de complicidad y el hace una sonrisa 

—Yo solo hago mi trabajo, ahorita mismo pido un plato y pues… usted se lo da a la señorita Nathalia, bueno lo pone en su mesa que no demora en llegar y nadie sabrá nada— susurra cerca de mí y mis ojos brillan ante su idea

—Gracias— le agradezco de nuevo y él se retira, la puerta se abre y veo a una Nathalia entrar con prisa sin siquiera darse cuenta de mi presencia

/ ¡GRACIAS! Me encanta cuando les da por ignorarme/  

Subo a mi habitación, a los minutos llega Rob con una para mi nada deliciosa pasta con salsa de tomate, me pica el ojo y sale por la puerta, cojo el plato y le doy una mirada, pienso en comerlo pero sé que no quiero ir al hospital, no puedo ahora que estoy tan bien así que abro mi puerta y reviso que ninguna empleada se dé cuenta del cambio porque aunque me caen bien algunas son boqui sueltas y no quiero más problemas, entro al cuarto de Nathalia y lo observo por un rato, recuerdo mi última vez aquí y me siento melodramática, recuerdo el plato de comida en mis manos y lo dejo en la mesa de noche, salgo rápidamente sin que alguien logre verme y vuelvo a mi cuarto.

Cuando menos me doy cuenta Nath entra en mi cuarto y deja el plato totalmente vacío encima de mi peinador, la miro por un segundo y ella solo sonríe y se va. Miro el plato sorprendida porque en el fondo sé cuánto odia la salsa además de que es casi imposible que lo haya botado a algún lugar ya que cualquier empleado podría haber visto aquello o recogerlo y contarle a alguien y así Marcos o Joe se enteraran y nos armaran una grande; un poco agradecida recojo el plato y lo llevo a la cocina

¡Que empiece la actuación!

—Dime que tú no te comiste eso— dijo Dianne, una de las cocineras con los ojos abiertos, hago mi mejor cara de enferma y suspiro

— ¿Qué tenía esa pasta? — pregunte sosteniendo mi estómago como si un fuerte dolor se formara allí dentro

— ¡Oh dios! Cuanto lo siento, tenía salsa pero creí que ese plato iba para la otra señorita, ¿Quiere que llame al doctor? — pregunto bastante preocupada y me sentí un poco más por mentirle pero luego recordé que ella me odia así que la culpa se fue

—No, tengo unas pastillas para ello… no tienes que preocuparte— hice un gesto de dolor y mire hacia el plato

—Hablare con Rob sobre esto— dijo otra de las cocineras (no me culpen, no me sé los nombres de todas)

—No, está todo bien, no es la primera…— iba a terminar pero en el momento se me ocurrió fingir que iba a vomitar así que puse mi mano en mi boca, inflo mis cachetes y salgo corriendo a toda prisa, al llegar a mi habitación cierro la puerta y entro al baño cerrando la puerta y me siento pegando mi espalda a la puerta.

— ¿Está todo bien? — pregunta una voz y supongo que es una de las empleadas así que finjo que estoy devolviendo la supuesta pasta

Lo que ya debe de ser muy sencillo para ti ¿no? AHORA no es que vomites de verdad

—Si— respondo después de soltar en retrete lleno de solo agua y me felicito a mí misma por hacerlo tan creíble

— ¿No quiere que llame a un doctor? — pregunta de nuevo la voz que reconozco por mujer

Decido salir del baño y vuelvo a mi actuación

—Solo voy a dormir un rato a ver si me pasa— respondo en susurro con mis nada lindas ojeras a flote y mi cara de “estoy-muriendo-lentamente”

—Le traje un agua para que se tome su pastilla— dice la mujer con cara tierna tendiéndome un vaso de vidrio lleno de agua, le agradezco y se va.

Tomo el vaso de agua que la mujer dejo en mi mesa de noche y bebo un poco, tomo las pastillas del cajón y saco una del paquete, vuelvo al baño y la trituro hasta volverla polvo y así la vierto en el inodoro y lo descargo; vuelvo a mi habitación y me recuesto en mi cama con mi celular debajo de mi almohada (en verdad no quiero que Marcos entre, lo coja y observe todo lo que tengo en el) a los minutos siento como el sueño se apodera de mí y quedo totalmente fundida.

ME ALEGRO QUE LES ESTÉ GUSTANDO Y ESPERO TERMINARLA PARA ANTES DE VACACIONES Y ASÍ PUBLICAR LA SEGUNDA PARTE DESPUÉS DE LAS MISMAS.

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A to Z -One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora