Capítulo 2. "El Almuerzo".

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Llegamos un establecimiento llamado "Piacere", para mi gusto era el mejor sitio para comer pizza en todo Olite, así que ingresamos y yo pedí lo mismo de siempre, una rebanada pizza vegetariana y una soda, y le pregunté a Jack que qué quería, pidió lo mismo, pero su pizza en cambio con mucha carne.

Quedamos sentados frente a frente, y un silencio algo incómodo se hizo presente.

—¿Y qué edad tienes?— pregunté sonriente.

—22 ¿y tú?— respondió después de darle un sorbo a su bebida.

—Casi 20, ¿y qué haces aquí?— tenía las piernas inquietas, estaba algo nerviosa.

—¿Sufres de amnesia o algo así? Venimos a comer— exclamó con una sonrisita divertida en su rostro.

—Claro que no, pero yo no me refería en este lugar, sino aquí en este pueblo y tú solo, sin saber siquiera a dónde ir a comer.

—¿Tiene algo de malo?— me observó algo molesto, y no lo culpo, yo también estaría molesta estando perdida y con hambre.

En ese instante llegó una chica rubia a entregar nuestro pedido, así que interrumpimos la charla para hacer espacio en la mesa, pues teníamos la mayoría de nuestras pertenencias ahí arriba.

—Entonces, ¿me decías?— dijo serio.

—Ah sí, no tiene nada de malo, sólo que no es común ver personas que vengan de otros lados, ya que se rumora que este sitio es raro, que es como un pueblo fantasma, por eso pregunté no porque fuese malo.

Dió un largo suspiro y de nuevo comenzó a hablar —Bueno... La verdad no vine aquí por gusto, me perdí, mis amigos y yo estábamos en medio de una aventura por el mundo, disfrutando de bares y todo eso, tú sabes... hasta que hoy desperté en éste lugar, realmente no comprendo cómo sucedió, ni cómo fue que llegué a este sitio, yo anoche estaba en una fiesta, supongo que es un tipo de broma por parte de ellos, pero ciertamente necesito ayuda, como tu comprenderás... —Hice un paréntesis aclarando mi garganta.

—Sé que necesitas ayuda, y que no conoces a nadie de aquí, y yo prometo darte mi apoyo hasta que encontremos la manera de que regreses a tu hogar, lo único malo del asunto es que no sé dónde puedas quedarte, no creo que mi padre te quiera en casa.— mencioné algo desanimada, ya podía escuchar a mi padre con su sermón de mil horas de que no era bueno estar con chicos.

—¿Y tu madre, qué crees que diga?—preguntó con la boca llena de pizza.

—Ella no toma decisiones en la casa.— Respondí tajante, hace tiempo que detestaba que las personas me preguntaran por ella.

Su sonrisa se desvaneció —¿Por qué no? ¿dije algo que te molestara?— preguntó en tono serio y semblante confundido.

Con la mirada dirigida hacia el suelo, negué con la cabeza, no podía voltear a verlo con los ojos llenos de lágrimas, así que tomé mis cosas y salí corriendo de aquel lugar, como caballo desbocado...

Alone, Together.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora