Capítulo 4. "Controversia".

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Al fin llegamos a casa, por fortuna, mi padre no estaba pero al ver el reloj me percaté de que desgraciadamente llegaría en unos minutos, él siempre era muy puntual para llegar a todos lados, en especial al hogar, siempre llegaba a la misma hora, ni un minuto más ni un minuto menos, así que conduje rápidamente a Jack a mi habitación pues no quería que mi padre lo viera.

—Pasa— dije con una sonrisa amistosa, señalando mi alcoba.

Él ingresó y de inmediato se sentó en el sofá amarillo bario, que estaba a un costado de la puerta.

—Tienes un cuarto muy pintoresco, me gusta— dijo mientras estaba observando el tapiz de puntos de colores pastel en la pared donde estaba posicionada la cabecera de la cama.

—¿En serio te gusta? A mí realmente no, yo lo odio en especial la alfombra, porque...— me detuve al escuchar que la puerta de la entrada se abrió, salí de mi cuarto enseguida para recibir a mi padre como todos los días y que no sospechara —ahora vuelvo, no te muevas— le dije en voz baja a lo que él asintió.

—Hola papá— dije mientras bajaba lentamente las escaleras.

—Hola— respondió sin voltear a verme, desde ese momento supe que algo andaba mal.

—¿Cómo te fue?— le pregunté posicionandome detrás de él.

—¿Tienes algo que contarme?— interrogó más serio que de costumbre y con el seño fruncido.

—No, ¿por qué?— traté de responder lo más tranquila posible.

—¿Entonces las vecinas mienten?— se acercó a mi.

—¿Por qué lo dices, qué te han dicho ahora?— pregunté enfadada y rodé los ojos a otra dirección.

—No metiste a ningún muchacho a ésta casa ¿verdad?— tomó mi rostro con su mano derecha y su mirada era intimidante.

—Claro que no, ¿por qué haría eso, si ya sé las reglas?— me deshice de su agarre.

—Entonces no te importará que revise la casa, ¿cierto?— y comenzó a caminar para examinar el lugar.

—Claro que no, bien dicen que el que nada debe, nada teme— dije un poco nerviosa, pero traté de tranquilizarme casi al instante.

—Bueno... Tú quédate aquí, no quiero que te muevas de ese sillón— señaló el mueble para luego revisar la casa.

Al cabo de unos minutos, se encaminó al segundo piso y lo primero que escuché en cuanto entró a mi habitación fue:

—¿Tú qué haces aquí, quién eres?—Escuché a mi padre gritando bastante molesto, así que subí rápidamente.

—¿Usted es el padre de Lluvia?— preguntó Jack muy tranquilo al otro lado de la habitación, a mi parecer no le había impresionado la llegada intempestiva de mi padre a mi habitación, fue como si lo hubiese estado esperando.

—Sí, ¿tú quién eres y qué haces en mi casa?— respondió un poco más tranquilo.

—Mucho gusto señor, mi nombre es Jack— le extendió la mano algo que mi padre ignoró. —y como ya lo habrá notado no soy de aquí, así que su linda hija quiere ayudarme a regresar a mi hogar— se posicionó a un costado de mi padre.

—¿Y por qué mi hija?— preguntó serio.

—Porque me la encontré cuando ella iba de camino a la escuela y ella fue la única que me ofreció su ayuda— respondió con una sonrisilla retadora.

—¡Sal de aquí!— Respondió mi padre un poco exaltado al observar su gesto.

Fue en ese momento cuando recordé mejor el porqué odiaba mi habitación, así que ingresé y me puse frente a él y con la voz más neutra que pude dije:

—Tranquilos los dos por favor, nadie se va a ir de aquí ¿ok?— Situé mis manos frente a ellos una del lado de Jack y la otra frente a mi padre, los dos se sentaron, mi padre en el sofá de la entrada y Jack sobre mi cama.

—¿Por qué, qué es de ti este descarado?— interrogó mi padre con desprecio.

—Es ahora un amigo y necesito ayudarlo a que regrese a su hogar, porque si no lo ayudamos jamás volverá a casa  y tendrá que quedarse con nosotros— respondí decidida. 

Mi padre alzó la ceja derecha, se levantó y dió vuelta para salir de la habitación pero antes de ello mencionó molesto

—Está bien, sólo que se aleje de mí, no quiero verlo nunca más, así que tú verás donde lo dejas— cerro la puerta de manera energética.

—Woow, tu padre es intimidante— soltó una carcajada.

—No te rías— le dí un golpe amistoso en el hombro —podría patearte el trasero— reí y tomé asiento pensativa.

—¿Por qué crees que no le haya agradado a tu papá?— cuestionó sentándose a mi lado

—Es obvio— giré los ojos y aclaré mi garganta —ve al espejo.

—¿Qué tiene?— preguntó confundido viendo su reflejo en el espejo que ocupaba completamente una de las paredes del vestidor y poniendo una de sus manos en su nuca.

—¡Eres horrible!— comencé a reír al observar su cara de asombro.

—¿Lo dices en serio?— empezó a reír.

—No— reí y me coloqué a su lado frente al espejo —pero creo que ha de ser por tu atuendo y porque te tenía escondido, claro.

-¿Qué hay con mi ropa?

-Vamos, ya sabes cómo son los padres, así que al menos para el mío una chaqueta de piel negra, una camiseta de resaque tinta, pantalón negro roto de una rodilla y unos convers tintos, no es vestir de forma decente, y yo realmente creo que eso es una tontería, mi padre no sabe lo que es vestir con estilo-Sonreí.

-¿Por eso te vistes así?-me miró detenidamente

-¿Cómo? Yo me visto normal y con mucho estilo-le guiñe el ojo y sonreí

-Claro, con mucho estilo-respondió sarcástico-vestir con estilo, no es traer un overol negro que en la bolsa que tiene enfrente tiene un parche de una florecita rosa, una blusa de manga larga rosa pastel y unas botas del mismo color... Creo que lo de no saber vestir con estilo, se hereda—comenzó a reír

-¡Oye, deja mi atuendo, señor del súper estilo!-solté una pequeña risista

Él siguió riendo pero segundos después no-y veo que te gusta mucho ese color ¿verdad?-comenzó a dar vueltas por todo el lugar y observó mi cabello

-¿Cuál color?

-Este-dijo mientras me mostraba mis anteojos, los cuales eran del mismo color de mi cabello, mi blusa y botas que traía puestas.

-¿Cómo lo sabes?-reí fingiendo asombro

-Por que todo lo que veo aquí es de ese color, por cierto ¿por qué no los usas?-exclamó señalando los anteojos

-Por que ya no los necesito-comenzé a sacar mis cosas de la mochila

-¿Podría verte con ellos?

-No-respondí sin ganas

-¿Por qué? Seguro te ves muy bonita

-No todos lo creen-respondí en un susurro

-¿Tú tampoco lo crees?-preguntó serio

-No lo sé-salí de la habitación para dirigirme al baño de la planta baja.

Alone, Together.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora