- 05.

1.4K 188 21
                                    

Nathaniel POV.

No sabía por qué razón seguí aquél beso. Ni siquiera sabía por qué Castiel me estaba besando. Es decir, estaba ebrio, y probablemente no sabía lo que hacía. Quizá me confundió con una chica... bien, eso no sonó nada bien. La cuestión más importante era el por qué le había seguido el beso. Es decir, Castiel me gusta, lo admito. No es algo nuevo, he tratado de ocultar mis sentimientos hacia él durante tanto tiempo, vamos, ¿realmente era buena idea ir y confesarme a Castiel?

Mis labios se movían con lentitud, mientras los de él lo hacían con torpeza debido al alcohol que tenía encima, hasta que me percaté de la situación, por lo que con mis manos sobre su pecho lo empujé un poco para que se separara de mi.

— Castiel, ¿qué estás haciendo? —pregunté en un susurro, puesto que ante la cercanía que aún manteníamos no era necesario elevar la voz.
— Besándote, ¿no es obvio? —susurró él con un tono divertido, acercándose con intención de volver a juntar nuestros labios. Solté un suspiro girando mi rostro hacia un lado. Él no recordaría nada de lo que estaba sucediendo cuando despertara por la mañana.
— Será mejor que vayas a descansar, has bebido mucho —comenté, dirigiendo de nuevo la mirada hacia él y notando cómo me observaba con el ceño fruncido. Sin embargo, luego de soltar un bufido, se encaminó hacia su habitación. No es necesario decir que tuve que ayudarlo a llegar a la cama, sus tropezones daban risa, pero temía recibir un golpe de su parte si me reía.

Una vez que Castiel se durmió, lo cual no tardó más de un minuto, salí de su habitación para dirigirme a la mía. Quité mi ropa, colocándome solo el pantalón de dormir, y sentándome luego en el borde de la cama. Llevé mis dedos hacia mis labios, rozando los mismos, tratando de volver a imaginar los labios de Castiel sobre los míos. Había sido una sensación única, algo que deseaba sentir desde hacia tanto tiempo. Pero claramente en una situación totalmente diferente, donde el pelirrojo sea consciente de lo que está haciendo.

Solté un suspiro resignado, sabía que tendría que olvidar aquello, hacer como que nada sucedió. Me recosté en la cama, cubriéndome con la sábana para finalmente quedarme dormido.

Castiel POV.

Estaba completamente agradecido de que fuese sábado. No hubiese sido nada bueno el ir al instituto con una resaca horrible. Sentía que mi cabeza estaba a punto de explotar en cualquier segundo.

La puerta de mi habitación se abrió, dejando ver al rubio que, estaba bastante seguro, se había levantado temprano. Traía un vaso de agua y una pastilla en su mano.

— Pensé que aún seguirías dormido, ayer llegaste... bastante mal —murmuró él, aunque pude notar un toque de nerviosismo en su voz— Te traje una pastilla, supuse que te dolería la cabeza.
— Si... gracias —murmuré aún observándolo con atención, tratando de descubrir qué le pasaba. ¿Sería algo referente a su familia?— ¿Sucede algo?
— ¿Qué? No... no —exclamó él con rapidez, dedicándome una notoria falsa sonrisa. Se quedó unos segundos en completo silencio antes de volver a hablar— Tú... ¿no recuerdas nada de ayer cuando llegaste aquí? —Nuevamente mi ceño se frunció mientras negaba con mi cabeza lentamente.
— No. Solo recuerdo estar bebiendo con Lysandro, y desperté ahora aquí. Supongo que él me trajo hasta casa. ¿Por qué?
— Oh... no, nada. Curiosidad nada más.
Se encogió de hombros antes de dirigirse hacia la puerta, deteniendo el paso y girándose hacia mi.
— He preparado el almuerzo, está en la cocina por si tienes hambre.

Dicho aquello último salió finalmente de la habitación, dejándome completamente perdido. ¿Había pasado algo cuando llegué? Quizá lo encontré haciendo algo que no debería. O quizá fui yo quien hice algo que no debería. Joder, Castiel, ¿qué mierda hiciste? Trata de recordar.

— Me ha preguntado si no recordaba nada de cuando llegué a la casa. Lo cual significa que hice algo y no puedo recordar que mierda fue —murmuré molesto hacia Lysandro una vez que estuve en el sofá de su casa. Aún me encontraba algo cansado, pero no podía seguir en aquél lugar con Nathaniel sabiendo que hice algo que probablemente no debería haber hecho.
— Él estaba nervioso cuando te habló. Tú estabas ebrio ayer cuando llegaste, luego de hacerme una confesión. Y luego me reclamas cuando insinúo que no piensas, Castiel —murmuró Lysandro entre un tono serio, pero divertido. Sospechaba que por dentro se estaba riendo a carcajadas de mi— ¿Qué pasa cuando una persona confiesa que le gusta otra, bebe y llega ebrio a la misma casa donde está esa persona? Hace cosas que sobrio jamás las haría.
— No —murmuré con rapidez al ir captando lo que Lysandro trataba de decirme— No, no puede haber sido eso.
— O besaste a Nathaniel o le vomitaste encima haciendo el ridículo, pero creo que si hubiese sido la segunda él hubiese estado molesto y no nervioso.

Nathaniel POV

Los días siguientes trancurrieron con un dejo de ausencia. Castiel estaba distante, apenas me dirigía la palabra en la casa y no levantaba siquiera la mirada hacia mi en los pasillos.

Me dolía haber correspondido aquél beso por el simple hecho de que no sabía si Castiel lo había hecho porque sentía algo o solo porque si. Había anhelado con besar a Castiel desde hace tanto tiempo, pero no de ésta manera. No siendo el único que tenga ese recuerdo.

Los días se fueron haciendo cada vez más difíciles. Trataba de no prestarle atención a lo que sucedía pero aunque todo estuviera silencioso era un silencio ensordecedor. Me taladraba la cabeza y me aguantaba las ganas de ir corriendo a su habitación y gritarle que era un idiota por haberme besado estando ebrio. Pero no tenía agallas para eso.

Un mensaje llegó a la bandeja de mi celular, era Amber. No había sabido de mis padres en todo éste tiempo, solo sabía que Amber se encontraba bien. O al menos es lo que veía en el instituto. Quería reunirse conmigo en el parque; no sabía si era buena idea ir, pero necesitaba verla. Sabía que era una niña mimada, caprichosa y que buscaba ser el centro de atención, pero aún así era mi hermana y la más cuerda de esa familia de locos.

Accedí a reunirme con ella, aún sintiendo en el pecho la ausencia y la indiferencia de Castiel, pero sobre todo sintiendo que algo no estaba bien.

QUÉDATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora