- 07.

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Castiel POV.

Mi sexto sentido jamás falla. Aunque acorde a Lysandro no tengo ningún sexto sentido y simplemente hago lo primero que viene a mi cabeza, lo cual siempre termina siendo una estupidez. Pero fuera de eso, mi sexto sentido me decía que debía seguir a la rubita.
Tomé la chaqueta que había dejado unos minutos antes y salí de casa en dirección al parque, otra vez. El sol ya había bajado bastante, por lo que las farolas estaban encendidas y la gente apenas se encontraba en la calle.
El parque era muy extenso, por lo cual probablemente debería de comenzar a buscar a Nathaniel casi como un espía, puesto que no debería verme. Pero para mi suerte se encontraba tan solo a una corta distancia de la entrada del parque. Me acerqué al primer árbol que divisé cerca de ellos, lo suficiente como para mantener el ojo sobre Nathaniel y, claramente, escuchar lo que hablaban.

— ¿CASTIEL TE HA BESADO? —me sobresalté al escuchar aquél grito de Amber. Mis sospechas estaban confirmadas. Había besado a Nathaniel aquella noche. ¿Él lo había correspondido? — ¿Por qué te trata indiferente si no lo recuerda? ¿Aún no le has confesado que te gusta desde, no sé, desde que son niños? — Confirmo mis sospechas también de que soy un estúpido. Estaba tan seguro de que no había cometido ninguna estupidez últimamente, pero tratarlo con indiferencia fue la estupidez más grande. Sentía atracción por él, me gustaba, lo quería. Pero demonios, me costaba montones admitirlo.

Dejé de pensar en aquello cuando sentí aquella voz que me dejó completamente petrificado. Aquella voz que siempre deseé que Nathaniel jamás volviera a escuchar luego de haberse ido de aquél infierno. Pero ahí estaba.

— Pero miren nada más. Uno aparece aquí con unas breves disculpas esperando que su hijo regrese a la casa, pero lo reciben con noticias —su voz era grave, áspera, como cual borracho luego de beberse litros y litros de cerveza. Era desagradable— Así que ahora resulta que tengo un hijo marica. ¿Cuánto tiempo pensabas ocultármelo, hijo? Espero que no mucho, sabes que de lo contrario te irá muy mal. Aunque ya lo tienes muy mal.
— Papá, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Amber con la voz un tanto temblorosa. Sabía que tener a su padre cerca de su hermano no implicaba nada bueno. Menos cuando él se encontraba enfadado. No era capaz de golpearlo fuera de su casa, no sabiendo que podía haber testigos allí.
— Solo vine a saludar a mi hijo, a ver cómo estaba, y a que vuelva a casa.
— No volveré a ese lugar y lo sabes. Tú mismo lo dijiste, que no regrese —la voz de Nathaniel sonaba temblorosa también, podía percibirse el miedo. Necesitaba hacer algo, necesitaba ayudarlo.
— Vas a volver a casa porque te lo ordeno y lo vas a hacer ahora mismo. ¿O acaso tu novio va a venir a darme una paliza? —su estruendosa risa retumbó en todo el lugar, una risa llena de maldad.
— No sé si una paliza pero puedo intentarlo con mucho gusto— murmuré saliendo de atrás de aquél árbol. Nathaniel me observó con suma sorpresa y confusión en su rostro, al igual que Amber. Pero la expresión de aquél tipo no cambiaba.
— Por favor, no voy a perder el tiempo con un niño. ¿O niña debería decir? —volvió a reír fuertemente y mis puños se apretaron con fuerza— Amber, ve al auto. ¡YA!

Nathaniel POV

Amber se sobresaltó ante el grito de nuestro padre, sin embargo se levantó con rapidez y un tanto apenada, dirigiéndose al auto que se encontraba esperando en la calle. La entendía. Sabía que si no obedecía lo que él decía los golpes recibidos serían para ella. No tenía piedad alguna.
Mi mirada se volvió a fijar en Castiel. ¿Qué estaba haciendo él ahí? Sabía que le había dejado una nota, pero no había razón para que estuviese escondido entre los árboles.

— Y tú, pequeño maricón, vas a venir conmigo, te vas a subir al jodido auto y vas a volver a la maldita casa AHORA —sentí el fuerte apretón en mi brazo, haciendo que me levantara de la banca. Castiel se abalanzó sobre él y logró darle un puñetazo en el rostro. Pero no sirvió de nada, no soltó mi brazo, no cayó al suelo, no hizo absolutamente nada más que devolverle el golpe a Castiel.

En breves segundos su rostro se encontraba del mismo color que su cabello debido a la sangre que salía de su nariz. Forcejeé con mi padre mientras intentaba llevarme hacia el auto pero sabía que era imposible, tenía muchísima más fuerza que yo. Castiel se levantaba poco a poco, el golpe lo había dejado algo aturdido y temía que se desmayase en aquél momento, puesto que se encontraba blanco como un papel.
La desesperación se apoderó de mi cuando finalmente llegamos al auto. Veía a Castiel comenzar a acelerar el paso, pero en un abrir y cerrar de ojos mi padre me empujó hacia dentro del auto donde Amber se encontraba, cerrando la puerta y marchando a toda velocidad.

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