8° Su desalmada creación 💕

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Percatandose de lo que le estaba sucediendo, la castaña aún insistía en subir y salir de lo que había llamado algún día su hogar.

Logrando su objetivo, traspaso la ventana y sujetándose de las orillas trato de poder soportar su peso pero esta vez no le iba a ser tan fácil, su conciencia y su fuerza ya no eran las mismas, se estaban desvaneciendo y lo único que pudo hacer fue dejarse caer al vacío.

La manta donde traía todos sus vestidos, hicieron que el golpe le fuera leve amortiguando la caída, pero el sonido del impacto provocó que la escucharan, sintiendo como los pasos se apresuraban a llegar donde ella estaba.

La niña mientras se arrastraba hacia uno de los pasillos más cercanos del callejón, noto un sector invadido por los residuos de las personas que vivían allí. Llevándola a suspirar por lo que estaba a punto de realizar...

(***)

Tres hombres fueron a dónde la muchacha había caído.

Uno de ellos pasando por el pasillo, pudo notar sangre en el suelo, que iba formando un camino hacia la basura, llevándolo a sujetar cada bolsa y tirarla hacia un costado libre de las demás. Luego uno de sus compañeros al ver su acciones, le pregunto -¿Está allí?.

El primer sujeto le respondió- eso creo, hay un rastro de sangre en el suelo y termina aquí.

Él fue y comenzó a ayudar a su compañero a apartar toda la basura. Al llegar a las últimas bolsas, vieron el suelo, sin resultados de la pequeña, con el maldecir de uno, siguieron corriendo por lugares separados buscandola.

La pequeña Alessa, estaba metida en una bolsa de basura apartada de todos las demás, ¿quién registraría y/o levantaría una bolsa que se encuentra en un costado separada de la mayoría?.

Saliendo de ella, recogió su bolso que lo había dejado con el resto de la basura y corrió en sentido contrario, sin destino alguno, sin hogar, sin ayuda, solo pudo recordar un lugar para refugiarse... El puerto.

Llegado al puerto, aún la luna siendo la que dominará los cielos, las luces del muelle producto de las lámparas de mecha, era lo único que podía protegerla de la tenebrosidad de la noche.

Se acurruco en el paredón donde una vez había sostenido una bandeja repleta de comida y un bello joven la acompañaba, para poder superar ese sentimiento de soledad y temor que estaba a punto de llevarla a la depresión.

Su cuerpo temblaba por el frío de las ventiscas que el mar traía a la costa, sus ojos no querían permanecer abiertos, poco a poco se iban cerrando, por desgracia ya era un hecho que no soportaría estar lo que quedaba de la noche despierta.

(***)

La niña al abrir sus ojos, sintió mucho ardor ocasionado por los rayos de sol que resplandecía en sus pupilas carmesí, prosiguiendo a saborear su boca como demostrando que su saliva era escasa y surgiendo una necesidad de querer agua en ella. Entre ello su frente se encontraba húmeda con gotitas bajando por el contorno de su cabello pero cuando quiso pasar su brazo por el para removerlas, le fue imposible de realizar.

Con temor se puso de costado y noto que no eran solos sus manos las que no podía mover si no también sus piernas, y para finalizar su mal despertar, unos barrotes rodeaban el carro que la trasladaba.

Luego vio un hombre pasar por el lado opuestos de esos barrotes, y sin dudar Alessa gritó- ¿Qué piensas hacer conmigo ?.

Él rostro del señor se encontraba cubierta, pero con el sonido de su voz la muchacha pudo reconocer que se trataba de un vetusto.

- Tranquila mocosa, solo buscamos un buen hogar para tí, y con ello ganar una recompensa por nuestra buena intención, solo es eso.

- ¿Un buen hogar? Maldición no me vengas con sarcasmo, dime ¿dónde diablos me llevan?.

- Vaya sí que eres maleducada, capaz unos cuantos golpes acomoden esa mala forma de expresarte hacia los demás- comentó el hombre golpeando los barrotes con un bastón que traía en su mano derecha.

- ¡Maldito viejo infeliz!- dijo con enojo la pequeña, girando boca arriba, resignada hacia la idea de permanecer tranquila en dicha situación.

Y con una lágrima que se desvanecía entre el cabello, solo soñaba con un milagro, algo inexistente en su mundo pero que aún así brindaba un apoyo emocional para evitar la desesperación de la realidad.

(***)

Su traslado sobre esa carreta en unas cuantas horas, se había finalizado al llegar a un pueblo entre los límites de los reinos.

Dicho pueblo estaba formado por casas de una estructura simple de barro y paja. Sus habitantes con piel oscura y vestimenta demasiada escasa mostraban una bienvenida gratificante a los caminantes, pero su ojos nunca giraron a observar a la niña dentro de la carreta. No existía, era solo un cuerpo, un objeto sin sentido que traían esos hombres.

Alessa no le importó, sabía que por más que gritara ellos la ignorarian.

Sin percatarse del niño que la observaba. La infante miraba el actuar de la gente hacia sus captores, sintió escalofríos en un momento y al girar para identificar quien la incomodaba, vio al muchacho a los ojos notando la repulsión de este hacia ella y gritando - ¡Un nigromante!.

De repente todos fijaron sus miradas en Alessa.

Ella se arrastró hacia la parte atrás del carro para apoyarse en los barrotes y poder sentarse a observar el ambiente incómodo en el que se encontraba.

Los hombres levantando los brazos y haciendo una señal que expresaba que se calmaran, les informaron a la multitud- Oigan, esta pequeña es un sacrificio para los reyes de esta era, les beneficiaria no hacerle daño antes lo pactado por ellos.

Alessa al escuchar esas palabras comenzó a tener pánico, ya no le sería tan fácil escapar, no iba a ser como en el libro donde la situación de Elica era de una esclava, si no un sacrificio que no necesita ser alimentado, ni liberado antes llegada la hora de su muerte.

Sin saber, al igual que todos, el destino que le impartiría dios, sólo logró pensar en maldecirlo a él y a su desalmada creación...

En multimedia Alessa en el puerto del Reino Céfiro. 💕

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