5° Decisión 💕

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La niña cerró el libro y se quedó pensando en las últimas palabras...
"Su nombre fue el primero que nunca pude borrar de mi cabeza...".

Ella dijo en voz alta-Yo tampoco puedo borrar tu nombre de la mía... Baltazar- dejándose tirar en las frazadas del suelo, prosiguió- pero me das miedo que seas mi dueño y no mi salvador.

No dejaba de pensar en lo problemático que sería seguirle la corriente a este joven, su curiosidad fue objeto de justificación para aceptar su propuesta inicial, pero la desconfianza y el miedo estaba a punto de quebrar ese trato.

Alessa estaba en una encrucijada por saber que hacer, no quería romper su trato pero tampoco volverse un juguete, cuyo libro le hizo aclarar dicha alternativa.

Cerrando sus ojos y acomodando su cuerpo a un costado, pensó- ya mañana veré, es mejor no escuchar mis pensamientos ahora, estoy asustada y eso no me ayuda.

(***)

Al día siguiente, la niña se encontraba apoyada contra el paredón de su habitación mirando la pequeña ventana horizontal, con los ojos marcados por causa de sus pensamientos que no la dejaron dormir.

Pero apenas la luz iluminó sus ojos, ella cayó rendida en el suelo encontrando por fin el sueño robado, quedando profundamente dormida sobre las frazadas.

(***) Unas cuantas horas después

Ella se despertó con todo el costado de su cara llena de saliva, provocando que se levantara rápido a lavarse por el asco que esto le producía.
Notando que la luz del sol se había opacado, salió corriendo de su hogar en búsqueda de comida.

Llegado a un puesto de la capital que iba cuando tenía problemas en la zona de comercialización, compró unas manzanas con las moneda que había ganado de las limosnas de otros días anteriores.

Alessa era muy precavida, si tenía la oportunidad robar y guardaba las monedas ganadas mendigando, lo hacía, más por los problemas que usualmente se presentaban.

Luego se dirigió a la terraza de dicha casa para poder encontrar paz durante su tardado almuerzo.

En todo el tiempo, desde que ella se levantó hasta que se quedó tranquila comiendo sobre ese tejado, no pensó en Baltazar, ni en sus necesarias monedas.

Su sueño le había hecho un favor, le hizo tomar una decisión.

Cortar todo vínculo con Baltazar y devolver sus monedas pero para eso debía hablar con él.

Terminando de comer, se levantó sacudió su vestido, acomodó su capa para tapar su rostro y se dirigió al puerto con un pequeño deseo de no encontrarse con él.

Sus pasos eran lentos, su mirada baja y cuando había llegado por fin a su lugar de encuentro...

No había nadie.

Con un sentimiento de tristeza mezclado con alivio, ella retrocedió dos pasos y giró por donde había venido.

De repente un estruendo se escuchó en dirección a las murallas, y fue cuando la muy traviesa curiosidad volvió a hacerse presente en la niña, generando que no dudará y corriera hacia dicho lugar.

Sus pies se movían con agilidad moviéndose rápidamente entre los pasadizos, Alessa era muy inteligente a la hora de tomar un atajo entre estos, conocía con detalle todos los caminos de ese gran país del viento.

El ruido se volvieron voces, las personas en grupos, y los anchos caminos en estrechos laberintos.

De repente Alessa se detuvo por qué le era imposible pasar entre la multitud, y observó como los bandidos subían por las ventanas hacia los techos, dándole una idea.

Subió al tejado de unas de esas monumentales casas que se volvían más alta al llegará a la muralla, y siguiendo a los ladrones hasta un punto que ya no era necesario seguir caminando por ellas, todos podían ver perfectamente de qué se trataba.

El estruendo fue causado por las enormes puertas de la muralla fronteriza que se habían abierto, entre ellas entraban una fila de veinte soldados alineados en dos filas de diez luego un carruaje con finos detalles de colores mezclados con metales de platino rodeados por mujeres hermosas de pelo largo, adornadas en joyas por todo el cuerpo y con un canasto en sus cabezas donde ellas metían sus manos y tiraban pétalos de flores del mismo color de la vestimenta de ellas, la de los soldados y el carruaje.

Así como ese primero, otros carruajes de diferentes colores lo seguían atrás, no era común ver tal panorama en el reino Céfiro, era algo nuevo tanto para Alessa como para los ciudadanos antiguos del lugar.

Ella se sentó al igual que todos los que estaban en el techo, y miraban como éstos pasaban por la calle principal para llegar al castillo del reino.

Como estaba tan entretenida viendo todos los detalles coloridos, no pudo darse cuenta que alguien se había acercado, para murmurar en su oído.

-Hola mentirosa.

Alessa pegó un salto, por el escalofríos que le había dado escuchar tan cerca esa voz, este le tapó la boca y la hizo para atrás para que permaneciera sentada.

El chico prosiguió- shhhh no grites, hay mucha gente alrededor nuestro.

Este la soltó y se sentó al lado con los pies cruzados.

Alessa tratado de respirar más lentamente, para disimular el susto que se había dado, y prosiguió en voz baja-maldición, Baltazar, no vuelvas a hacer eso.

-Me gustaría decir lo mismo de tus mentiras- dijo riendo el chico.

-Lo siento, llegué tarde.

-La duda ¿capaz?- comentó el joven mirando fijo la escena de los carruajes.

-El miedo también- prosiguió ella con la cabeza baja.

-Pero los enfrentaste, eso ya te hace poder controlar tus emociones.

-Si también tome una decisión.

-Espero que no afecte nuestro trato.

-Lo lamen....

Baltazar justo la interrumpió -mira allá va el rey de mi nación- señalando con el dedo índice a un carruaje rojo con metales negros rodeando los dibujos exóticos que presentaba esté.

Alessa miró impactada por el color rojo brillante que este deslumbraba - Es hermosos..., espera dijiste ¿rey?.

-Si, rey- Baltazar se acerca más a ella, para seguir murmurando- ¿qué no sabías? acá se realizará la reunión de los diez tronos.

-No, no sabía.

-Eso quiere decir que su plan funcionó.

-¿De qué hablas?- preguntó la niña.

-Mira las reuniones internacionales se realizan cada año en un determinado lugar que ellos mismos eligen...-Alessa lo interrumpió- si eso ya lo sé.

-Bueno déjame terminar, ellos tienen una regla y es nunca decir dónde se hará hasta la fecha determinada, para evitar problemas contra alguna rebelión presente en algún reino.

-valla eso no lo sabía- luego la niña pensó si esa regla solamente lo conocían ellos, como es posible que este hombre lo supiera, haciendo surgir una pregunta- y tú ¿cómo sabes eso?.

-Es sencillo saberlo después ver cómo la gente reacciona igual de anonadados, en todas las reuniones.

-Para poder comprender eso debiste de ir a las otras reuniones de los anterior años y ¿cómo alguien sabe donde se realizarán para poder pensar dicha regla?

-Ja pensé que eras una niña tonta con quien jugar, pero al parecer me equivoqué.

-Sabía que no eras de fiar Baltazar, por eso quiero romper mi trato y devolverte esto- dijo la muchacha mientras sacaba de su bolsillo la bolsa de moneda sigilosamente.

-Hey, espera- comentó el chico mirando como la mano de ella tocaba la suya para pasar la bolsa por debajo de ellas.

-No quiero saber nada de vos, adiós- término Alessa levantándose del tejado.

En multimedia el paisaje donde Alessa y Baltazar comieron juntos.💕

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