-Oye, ve tú- dijo el muchacho sacando de sus bolsillos una bolsita llena de monedas- yo te esperaré aquí.
Luego le pasó la bolsita de algodón a la chica, está se dirigió hacia el puesto lentamente pensando en cuántas monedas podía haber en esa pesada bolsita.
De repente una idea pasó por su cabeza, fijando sus ojos por el camino que conducía a su escondite, pensó en la ventaja que tendría de salir corriendo por ellos.
Sin darse cuenta llegó al puesto de comida, giró sus ojos hacia donde estaba el chico esté estaba apoyado en la pared observando hacia otro lado.
Interrumpiendo su decisión una voz femenina comentó- ¡Hey! ¿necesitas algo?- ella la miró y dijo en voz baja- sí... un consejo.
-¿Qué? No te escucho- siguió la comerciante subiendo su voz, y acercando su oído hacía la niña.
-Dame dos- gritó la joven, señalando una bandeja.
-Bien, espérame un momento.
(***)
La niña caminando en dirección al chico con las manos ocupadas con dos bandejas de madera llena de comida, vió como este sonreía al verla y le decía a lo lejos- Vamos apúrate que tengo hambre.
-Ya voy, ya voy- dijo acelerando un poco su caminar. Al llegar a él, levantó uno de sus brazos- ¡Toma!.
Sujetando la bandeja esté le agradeció- Gracias Alessa, ven vayamos allá.- continuó, caminando hacia el lugar que le había indicado.
Esté se sentó apoyando su espalda en un paredón de una de las casa que rodeaban el puerto mirando los barcos que se ubicaban en los muelles, y girando su cabeza le hace un gesto con la mano derecha golpeando el piso como expresando que se sentara a lado de él.
Alessa se acerca y tomando una distancia considerable se sentó, dejando su bandeja entre sus piernas estiradas.
-¿No estás muy lejos?- comentó el chico con la boca llena de comida.
-No puedo comer tranquila con alguien que no conozco.
-Comprendo pero no veo a nadie más al lado nuestro para que tomarás está distancia.- prosiguió riéndose
-Sabes que me refiero a tí.
-Espera pero tú si me conocés, eso es injusto- exclamó corriendose más a la derecha para estar más cerca de la chica.
-Baltazar no te acerques, ¿no conoces sobre el espacio personal?.
-No, como tú tampoco sabes sobre lo de ser agradecida. Vamos no seas desconfiada, aparte no podemos estar hablando a los gritos.
-¿por qué no?, no hay nadie más que nosotros.
-Creo que tienes razón, qué extraño es un puerto debería estar lleno todo el tiempo.
-No sé qué ideas tienes sobre ellos pero es muy errada... En las mañanas sacan su mercancía y en la tarde buscan que comercializar para llevar a otros lugares.
Sin darse cuenta Alessa le tomaba más confianza a Baltazar al contarle sobre las situaciones que lo rodeaban y este lo sabía ya que ese era su objetivo...
-Ya te dije no vivo en este reino, pero gracias por la explicación amable guía.
-A me olvidaba- comentó la chica sacando del bolsillo de su capa, la bolsita de monedas- Esto es tuyo.
Esté negó con la cabeza ya que tenía la boca ocupada, luego que tragó rápidamente, exclamó- No, eso es tuyo.
-¿De qué hablas?- dijo sorprendida.
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El Juego De Dios
FantasíaEsta historia se basará en tres jóvenes, pero más precisamente en ella, una joven de 12 años que creyó conocer todos los lados ocultos del mundo, pero la realidad le mostrará que no todo permanece igual, las personas cambian, el mundo tambien, ya se...