Chanyeol nunca se había sentido tan emocionado, ni tan idiota a la vez.
Estaba intentando cortejar al chico que desde los trece años le robaba el aliento y le dejaba de piedra, pero para ello, primero debía ser un poco cercano a él. Conocía de memoria esa forma tan fría de rechazar de Kyungsoo, y no tanto por haberlo vivido, más por haberlo visto.
Kyungsoo no era grosero, pero era esa falta de sentimientos al decir “Lo siento, no me gustas” con una inclinación antes de partir, lo que destrozaba corazones.
De todas formas, Chanyeol se había adelantado varios años. Se había declarado sin respuesta por huír. Luego la segunda vez que se declaró, logró que el pequeño huyera avergonzado, sin respuesta otra vez.
Eso le daba altas esperanzas a Chanyeol, y un alto dolor de cabeza a Kyungsoo.
Estaban por mitad de año, con las pruebas finales acercándose, estrés demás por la entrega apresurada de trabajos de último minuto que a los profesores les parecía buena idea. La escuela estaba claramente sumida en la desesperación.
Incluso Chanyeol se sentía algo abatido, pues aún si podía verlo entre clases, acercarse a Kyungsoo cuando tocaba el timbre era una pérdida de tiempo y energías. El pelinegro estaba más susceptible a golpear a quien le quitara concentración.
O ese era el punto de vista de Chanyeol, pues ya había recibido severos manotazos por parte del ojón, además de varias miradas asesinas que esta vez no tenían excusa, pues llevaba sus lentes y el alto siempre estaba cerca.
Resultaba más bien, que el albino era la fuente más grande de distracción para el pelinegro. No podía negarlo, pero no iba a decirlo en voz alta. Podía ignorar con facilidad a Baekhyun, Minseok, Tao, e incluso cuando el presidente de la clase le llamaba, podía hacer de su voz algo tan mínimo que se perdía en la “Papelera de reciclaje” en su cerebro.
Al único ser que no podía ignorar, además de su madre enojada, era él. Con su maldita voz grave y altura excesiva. Chanyeol a esas alturas había cambiado la voz de manera perfecta, y él no podía estar más de acuerdo, pero de nada le favorecía el que esa voz resonara en su cabeza cada vez que este le llamaba. Quizás por eso todo su esfuerzo se convertía en “ignorar a Chanyeol”, en vez de “desaparecer su voz, sigue trabajando” como hace con los demás.
Bufa molesto por décima vez y ahora siquiera Baekhyun emite palabra, solo mira en su celular alguna cosa de su interés, cuando nota que Chanyeol se acerca, extremadamente silencioso y discreto, le mira confuso.
Chanyeol solo se lleva el índice la los labios en señal muda de «No me delates», y mientras Kyungsoo se frustra por algo que nadie comprende, cubriendo su rostro por escasos segundos, el albino cuela una barrita energética y un jugo de naranja en su mesa, siguiendo su camino hasta la puerta sin voltear.
Kyungsoo mira hacia su mesa luego de unos segundos relajando su ceño fruncido, analiza la mirada que le da Baekhyun y asiente con la cabeza cuando Baek le pregunta si tomará un pequeño descanso.
—Chanyeol es un maldito adivino...—Bajo la mirada confusa de su amigo, señala el jugo y la barrita con su cabeza, tomando la segunda entre sus manos. —Digamos que pasó a dejarte esto y se fue. Lindo gesto. Por cierto ¿Me das la barrita?
—¿Qué?
—Que si me das la barrita, Dodo —Pregunta, mirando en sus ojos con una sonrisa que cataloga como juguetona. No tiene ganas de enojarse, así que le ignora, como siempre.
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Kyunggie el Dragón
FanficKyungsoo acaba siendo denominado como la princesa por rescatar en el juego de sus amigos, pero él quiere ser el dragón. Cuando el Gigante aterrador llega y golpea con su balón en llamas al príncipe Baekhyun, Kyungsoo se transforma en el dragón dispu...