TERCERA PRUEBA

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SEGUNDA PARTE

Trato de usar mis poderes, nuevamente se ven aplacados sin razón alguna, el dolor en mi hombro cada vez se vuelve más soportable, siento un cosquilleo en la esa zona y siento cómo me arde mientras la sangre color escarlata no deja de emanar deliberadamente, pero no es tiempo de quejas... debo de encontrar una solución deprisa.


–Vamos Eric ¡Corre más rápido! –musita Alan, a unos metros delante de su compañero.

–No puedo –dice entre jadeos– igual ya nos falta poco para llegar, no veo el por qué tanto afán –termina Eric tragando varias bocanadas de aire para tratar de seguirle el paso a su amigo.

–Bueno, es aquí –proclama Alan mirando hacia un recinto bastante lujoso.

La calle está completamente vacía, casi no hay casas alrededor del lujoso recinto, a lo lejos de la calle hay unos cuantos árboles que a cualquier humano común y corriente se asustaría con solo llegar a esa calle, el camino está mojado por el rocío de la noche, y oscuro, siendo iluminada por una luz débil proveniente de unas cuantas lámparas que alumbran la carretera.

El portón que da hacia la entrada es muy grande, aproximadamente de unos 7 metros de altura, es enrejado lo cual permite ver la mansión que se esconde detrás de aquella rejilla, arriba de esta hay unas letras "ό που το σκοτάδι αφθονεί, το φως δεν περιμένει" (Donde la oscuridad abunda, la luz no se hace esperar)

– ¿Quién osa buscarme a estas horas? –exclama una voz proveniente de un hombre que sale a grandes zancadas de la mansión.

–Nos envió Dalio, para que platicáramos acerca de un tema muy delicado, ya sabes de que te hablo –responde Alan en susurros, sin dejar de tener ese tono firme de su voz que lo caracteriza, estaba siendo cauteloso, para que nadie lo escuchara.

– ¿Dalio? –pregunta, pasmado por la respuesta del chico de cabello rojizo. – ¿Dalio Mcler?

–Ese mismo –esta vez responde Eric afanado.

El joven mago, abre la puerta de la reja inmediatamente con un sutil movimiento de manos, los dos chicos entraron al recinto, no sin antes notar cuanta magia emanaba el lugar.

Los 3 jóvenes pasaron en tropel por el pequeño sendero iluminado por unas farolas en medio de este mismo, el pequeño camino da con la entrada de la casa, Taler el joven brujo abrió la puerta para que la mirada curiosa de sus dos acompañantes se posara en una pequeña sala, decorada con objetos antiguos y peculiares, entre ellos Alan pudo ver una copia de La Gioconda, un jarrón azul y varias armas de guerra.

–Y bien ¿Cuál es el asunto tan importante por el cual han interrumpieron mi bello ritual de media noche? –pregunta Taler con un tono de voz agrio y a la vez curioso.

Taler es un brujo de unos 35 años, su cabello es corto, es de color negro profundo, es muy robusto, aunque de una estatura promedio, en la mejilla derecha tiene un símbolo tatuado, la figura ennegrecida sobresale en forma de punta en la parte superior las cuales se conectan en el centro con una especie de semi-triangulo, el punta que atina hacia abajo tiene una expresión extraña, es una especie de vetas negras transparentes, a los lados es aún más extraño hay dos cuernos saliendo del tatuaje, es bello ya a la vez extraño.

Renacer el despertar de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora