Capítulo 37:

48 4 2
                                    


Narra Azul: 

¿Qué es el amor? acaso es ese sentimiento que te aprisiona el pecho, que hace que tu corazón se descontrolé, hace que cambies cuando estas cerca de él, que te chivees y no sabes ni que decir, ¿Es eso acaso? o es cuando una persona te hace feliz en todos los sentidos, cuando puedes decir cosas estúpidas sin temer que esa persona especial va a juzgarte, que puedes ser tú en todo el sentido de la palabra, que puede que te sonrojes cuando él te está observando, que sientas esa mariposas en el estómago cuando sabes que está cerca y ¿Cómo sabes cuando es amor y no una simple costumbre?, dicen algunas personas que "el amor no sé dice se demuestra" pero eso no responde la pregunta ¿Sabes que es amor cuando no te enamoraste del físico de la persona si no la manera en  la que te hace sentir, en lo feliz que eres a su lado?, ¿Cuándo su nombre pasá horas en tú cabeza sin que tú conscientemente lo quieras así?, ¿Cuándo recuerdas su olor y ansias estar cerca para poder sentirlo otra vez?, ¿Cuándo sonríe y tú sin querer le sonríes de nuevo?, ¿Es amor cuando te recuerdas de él y no puedes evitar sonreír?. Sí es algo de eso o todo junto a la vez no sé que es el amor, pero Alejandro me hace sentir bonita, como si fuera una obra de Arte, me hace sentir viva como si en este tiempo lo único que hice fue robar aire, me hace sentir especial, querida, como si no hubiera otra persona con la que quisiera estar.

—Azul esto puede ser muy peligroso no quiero que te pasé nada—susurró implorandome sus ojos me suplicaban que me quedará pero no podía  dejarlo ir.

—Sí es peligroso... ¿Qué es lo que estamos esperando?—pregunté jalandolo de vuelta a ese escalofriante lugar.

Nunca creí que pudiera volverme a enamorar de un chico que es lo contrario de lo que fue mi primer amor, Alejandro es extrovertido, escandaloso, amable, cariñoso, tonto, infantil y cuenta unos chistes terribles  pero así es él inesperado y no podría haberme dado mejor regalo la vida que él.

Alejandro no paraba de mirarme pero seguía atento a nuestro alrededor; los gritos de una chica retumbaron por todas la paredes del lugar y esa chica era Carla, que gritaba con mucho dolor que pararan, aceleramos el paso al escuchar su dolor y llegamos de nuevo al lugar donde  encontramos atada a  Carla pero ahora ya no estaba ahí y no había nada más que un rastro de  sangre  en el suelo que ns guiaba a lo más oscuro del lugar. Seguimos el rastro y cada vez que dábamos un paso el olor a mugre, metal, sangre, humedad y otras cosas que no reconocí se sentían más fuertes, los sonidos de los grillos se escuchaba a la perfección y los quejidos de esa pobre chica eran más constantes, el suelo hacía un ruido extraño con nuestros pasos y nuestros corazones latian aceleradamente por la adrenalina. Al fin llegamos a donde estaba Carla pero antes de entrar detuve a Alejandro lo acerque a mí.

—Besame—susurré.

—¿Qué?—Alejandro estaba confundido.

—Este podría ser nuestro último beso, solo quiero sentir una vez más lo que se siente tenerte cerca, puede pasar cualquier cosa ahí adentro—murmure viéndolo directamente a los ojos.

Y así fue, me dio un beso como nunca antes me habían besado, nuestros corazones juntos, nuestros cuerpos cerca, nuestros labios transmitiendo lo que sentíamos, creo que estoy siendo demasiado cursi pero no puedo evitarlo ahora no.

—Nada mal idiota—bromee para aligerara el ambiente, recibí como respuesta una pequeña sonrisa y un fuerte abrazó, era como si fuera un adiós y temía eso. Empezamos a escuchar que un chico hablaba y las voces de ese lugar realmente se me hacían conocidas pero no lograba recordar a quien pertenecían.


—Creo que nos ah servido de mucho que tu te hicieras pasar por muerto, estuviste a punto d fallarme, pero por suerte lograste entrar en razón muchacho—decía ese hombre con tanto orgullo, tan sólo escuchar su voz me producía un asco enorme.

Nunca dejes de soñar (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora