Capítulo 2

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~Lágrima~

A veces pienso que todo sería mejor si aquel día hubiera muerto en el rio...

Tenía 6 años, unos meses antes de comenzar a vivir sola, salí con mi padre y mi madre de paseo a una cabaña que habían comprado en el bosque hace ya tanto tiempo. La cabaña se encontraba en medio de un claro en lo alto del bosque, habían escogido el lugar puesto a que a lo lejos podían observarse las hermosas montañas cubiertas de nieve en la punta, mi madre adoraba aquel tipo de lugares.
Aproximádamente a un kilómetro cuesta abajo desde ahí, había un gran lago a donde desembocaba el rio, del cual mi padre y yo conseguíamos la cena; pescábamos salmones y truchas que después pondríamos a cocinar en la fogata.
En aquella ocación me adelanté a ir al rio, me gustaba mucho verlo de lejos, mas no de cerca, desde siempre me ha dado miedo el agua. Cuando llegué a la orilla comenzé a escucharlas, a ellas, esas molestss voces. Los susurros venían de entre los árboles de atrás. El cielo se oscureció de pronto, grandes nubes negras lo cubrian, el viento hacía crujir las ramas de los árboles.
No corras... ya vamos, un poco más cerca, cerca de tí simpre estamos..
Me quedé petríficada viendo hacia el bosque, las voces se materializaron en sombras enormes y negras, se distorsionaban como humo pero podían distinguírseles unos horrendos ojos blancos con venas grises y bocas enormes y sonrientes llenas de colmillos blancos, de los cuales escurría un líquido viscoso y negro.
No me percaté de que había estado caminando hacia atras hasta que sentí el agua cubriendo mis pies. De pronto sentí como el agua del lago se movía violentamente y en un parpadeo alguien o algo me jalaba y sumergía hacia la parte mas honda.
Las sombras me seguían y trataban de atraparme mientras yo seguía undiéndome mas y más.
Después de eso supongo me desmayé. Cuando recuperé la conciencia me encontraba dentro del carro con ropa limpia. Afuera se escuchaba a mis padre discutiendo y guardando las cosas rápidamente en el carro.
Desde entonces los siguientes meses fueron... extraños. Mis padres contrataron seguridad para casi toda una ciudad, no me dejaban salir de casa sin que alguien me acompañara, todo ese tiempo no asistí a la escuela y tampoco los veía mucho. Las pocas veces que llegué a estar con ellos durante esos días parecían angustiados todo el tiempo, paranóicos, casí esquizofrénicos.
Después llegó el día de la gran discusión, ambos comenzaron a gritarse desde temprano el uno al otro que mi "casi suicidio" (el incidente en el lago) era culpa del otro, mi madre daba vueltas frustrada por la sala mientras mi padre se giraba hacia donde ella se moviera. Terminaron su escena cuando ambos decretaron, por así decirlo, que todo lo que me pasaba era mi culpa, que era una niña caprichosa y malcriada que trataba de atormentarlos por alguna razón.

Por la noche empacaron todo lo necesario para mi supervivencia en este departamento.
Once años desde entonces; "Tu castigo.." - dijeron aquel día.- "Hasta que aprendas a comportarte como una hija digna de nosotros"-.

Digna... Habiendo tenido justo hoy uno de mis "incidentes.."
-¡Ja, ja, ja, ja! parece que núnca volveré a casa-. Me digo con voz apagada.-Como si eso les importara... Ni siquiera a mí importa.-

Entonces, aún rendida y aturdida en el suelo, una solitaria lágrima cae por mi mejilla.

-En verdad no me importa..-

Nuestros monstruos bajo la lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora