Capitulo 3

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~Ojos Grises~

Al límite de los suburbios.
Tenemos a nuestra pequeña Roshell, ya calmado entrando a su departamento.

Mientras tanto en el Centro, dentro de una de las tantas mansiones que se pueden encontrar por la zona, en la más grande y ostentosa de todas, observamos a los Harris tomando el desayuno.
Karen Harris, sin importar la hora del dia siempre luciendo hermosa, pareciendo que los años no pasan por ella, incluso en aquella bata de baño que lleva puesta y el cabellos sin arreglar.
Mientras que Richard, sentado al otro extremo de la mesa observando a su esposa, un hombre fornido de tez clara, cabello castaño, corto y ojos avellana. Todo en él deslumbra perfección, control, éxito y belleza.
Esta exitosa pareja, envidiada y admirada por todos, tiene la vida mas caótica y peligrosa que podrías imaginar.

-Hoy se cumplen 11 años desde entonces Richard-.
Habla Karen con su serena y potente voz, equilibrada a la perfección para denotar clase, feminidad y fortaleza.

-Y 17 desde que ella llegó a nustras vidas-. Responde Richard con seriedad, con aquella voz ronca y elegante que tanto lo caracteriza.

-Núnca la vemos. Sabes que estas fechas son más peligrosas que cualquier otra, ese dia esta muy cerca, deberiamos..-

-¡NO!- La interrumpe Richard con firmesa, posando sus ojos sobre ella.
-Roshell es fuerte, logrará controlarlo.-

-¡¿Y si no lo logra?!-. Espeta Karen exaltada y frustrada por la terquedad que ha mantenido su marido durante los once años que se han mantenido separados de la joven.
-¡Ella podría terminar igual que..!

-¡No lo menciones! Ni se te ocurra pensarlo..- Señalando a la mujer que ahora se encuentra frente a él reprochándole sus errores. Richard, cansado, preocupado y estrasado posa la mano en su frente.

-Debemos decirle Rich-. Habla Karen con voz dulce, colocándose incada frente a su marido y tomando su rostro entre sus manos. -Por favor. No quiero que..-. Los ojos se le cristalizan a la hermosa mujer castaña, quien suplica a su marido entrar en razón.

-Yo tampoco quiero que nada le pase, pero sabes que no tenemos permitido decirle nada, ni apoyarla. Solo podemos esperar a que lo logre.- Con voz triste y derrotada, Richard abraza a su mujer. Ambos incados y sollozando en el suleo, impotentes por completo, sin nada que puedan hacer para advertirle a la chica sobre lo que se avecina.

-No es justo...- Sollosa Karen.
-Núnca lo ha sido-. Responde Richard.
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-"Feliz feliz cumpleños a mí..."-. Se dice Rochell mientras desayuna el panqué que compró el día anterior.
Son las 3:00 am.
Después de lo sucedido en el bosque tomó una ducha para quitarse el sudor y los temblores provocados por el susto de muerte que se llevó y el frio que la invadió después de haberse quedado sentada en el suelo 10 min.
Siendo el dia de tu cumpleaños no te dan ganas de salir, ni hacer nada, solamente quisieras quedarte en casa a celebrar con las personas que mas amas.
Para Rochell, su cumpleaños era el peor dia de la vida. Este siempre caía el día en cual comenzaba el nuevo ciclo escolar, ademas de que era un recordatorio de igual forma, del día en el que sus padre la dejaron sola por completo en aquel apartamento.

Las clases comenzaban hasta las 5:00am. Tenía dos horas para hacer cualquier cosa.
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-Sheriz, ¿Siendo tan bonita, por qué terminaste trabajando como señora de intendencia?- La tierna mujer que se encuetra frente a mí es Sheriz Burgen, mujer divorciada, madre de 2 ternuras de niños (Minddy y Jake), y encargada de la limpieza del intituto al que asisto.

Decidí aprovechar mis dos horas libres con la mejor persona de este mundo antes de comenzar este laaargo dia.

-JAJAJA Mi niña, siempre halagándo a esta vieja-. Me responde. -En realidad solamente acepté porque la directora me ofreció no cobrarme la colegiatura de mis hijos mientras trabajara en el instituto.- Termina con una sonrisa. Amaba verla sonreir, por alguna razón siempre me tranquilizaba estar con ella.

-Pero no se te hace muy... cómo decirlo ¿Frustrante, horrible, cansa....-. Su escandalosa risa interrumpe lo que estaba diciendo.
-Se que no te agradan en absoluto tus compañeros, pero no es para tanto exagerada-. Me sonrie nuevamente, mientras pellizca mi cachete.
Estábamos sentadas en el aula donde, justo en hora y media tendría mi primer clase del año.
-¡Son todos de lo peor! ¡Todos estos años he tenido que soportar sus burlas, rumores, bromas! Y todo por mi maldita "condición especial." Para todos aquí soy un fenómeno..-.
La primera vez que tube un incidente en la escuela, marcó el inicio de los peores años de mi vida. Las personas siempre denigrarán lo que es diferente, pero, yo no era solamente diferente para ellos, simplemente seria mejor que no existiera segun su criterio, debería estar encerrada lejos para no "contagiarlos, hechizarlos o enfermarlos." Tods olvidaron que solamente era una persona mas al igual que ellos; no soy un monstruo...

Sentí los brazos de Sheriz alrededor mio, me aferré a ella lo más que pude. Se perfectamente que ella entiende por completo como me siento, despues de todo, fue ella la única que se acercó a ayudarme aquel lejano día en el cual todos comenzaron a odiarme.
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Faltan 10 minutos para que comience la clase. Despues de haber llorado y moqueado sobre ella, limpió mis lágrimas y me dijo que vendría a verme en el descanso. Tenía que irse para poder terminar de arreglar la oficina de la directora como todas las mañanas.
Me levante de donde habia estado sentada en un principio y me fui al frente del salón.
La mayoría siempre se va hasta el fondo, y entre esa mayoría se encuentran los reyes de los idiotas del salón.
Me coloqué los audifones, y comencé a componer otra canción.
Cuando era pequeña mi madre me habia enseñado a tocar el piano y a leer música. Tenía bastante tiempo que no tocaba el piano pero seguí estudiando las partituras y un día comencé a hacer mis propias melodias; algún dia me encantaría poder dedicarme a la música y lograr desencadenar un sin fin de emociones en aquellos que la escuchen.

Roshell estaba tan concentrada en sus pensamientas y en la música, que no se percató que el salón se habia llenado y mucho menos había notado al extraño de ojos grises que se encontraba sentado a su lado, observándola componer.

Nuestros monstruos bajo la lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora